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26 abr 2012

(Texto introductorio de las Memorias de Desembarco Poético 2012)


Sobre la arena el pie: el agua se retira, la espuma hace dibujos, ilusiones, le raya un rostro de tiempo a este presente hasta volverlo blanco. Pólvora mojada. Agua en algodón como materia en suspenso. Vida suelta. Eso es un poema: un instante. Una ráfaga de espuma que se desintegra mientras alguien vibra. 

La poesía desembarca: ¿y por qué desembarca? ¿De qué lugar ha venido la poesía? ¿Hacia dónde viaja? ¿Viaja la poesía? Quien escribe sabe, entiende, que hay que anclar la carne en algún lado de la hoja. Hay que detenerla por algún borde y que el resto resbale y se desborde hacia el vacío. Poner la carne en juego ante la maravilla de la ola bien asestada. Soltar los poemas como barcos de papel que no regresen.  

El otro es quien escucha (¿escucha el otro?) siempre. Quien lee nunca lee. Quien lee, escribe. Construye con su memoria y con su vida estos versos que el que escribe deja aquí además a costo de su viaje sobre una hoja. Yo te ofrezco esta hoja para que del mismo modo en que yo me pierdo para hallarte, tú (lector, doble de mí) me halles al fondo de este poema y me subas de los cabellos a la parte superior de la vida que quiere ser actuada. Ahora pertenecemos al mismo soplo: ambos estamos leyendo. 

La poesía que da en el clavo, lava la brutalidad de la vida, salva el día alimentándonos de nuestro propio animal. Y eso es Dios y el Cuerpo y el Espejo. 

Sobre esta arena un pie, otra mirada y el grito del que sabe que escribir no significa nada y significa todo. Hoy es un buen día para cambiar de isla. 

Ernesto Carrión
Editor 

24 abr 2012



FECHA: 25 de ABRIL 2012
LUGAR: Lobby del MAAC, Centro Cultural Simón Bolívar, Malecón y Loja
HORA: 18h00

Palabras de apertura

Charla sobre los Derechos de Autor,
dictada por el Director Nacional de Derechos de Autor del IEPI, Ab. Carlos Cabezas

Presentación del Libro de MEMORIAS del Encuentro-Compilación de Poesía Ecuatoriana

Intervención Musical: Ernesto Guerra (Arpista)

Lectura Poética:
Carlos Eduardo Jaramillo
Ma Fernanda Espinosa
Sonia Manzano
Roy Sigüenza
Marcelo Báez
Fernando Cazón Vera
Ernesto Carrión
Ángel Emilio Hidalgo
Carmen Váscones
Siomara España
Wladimir Zambrano
Andrea Crespo
Andrés Lale
Marcela Noriega
Gabriela Vargas
Azael Álvarez

Intervención Musical: Ernesto Guerra (Arpista)

Brindis

23 abr 2012


La narrativa ecuatoriana se enriquece. Cuenta con dos libros de reciente aparición sobre los cuales los escritores Marcelo Báez, autor de Lienzos y camafeos, y Viviana Cordero, autora de Voces, conversarán con la crítica Cecilia Ansaldo Briones. 

La estación LibroAbierto, centro cultural invita a sus amigos y público en general a pasar un buen rato dialogando sobre esta y demás obra de los escritores mencionados.




FECHA: JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012 

HORA: 19H00 

LUGAR: Malecón de la Cdla. Entreríos, frente al Edificio Relax.


Teléfonos: 602-2010, (09) 948-5215 estacionlibroabierto@gmail.com.

19 abr 2012

La Revista de Cultura y Poesía Casa de las Iguanas anuncia el nacimiento de su sello editorial RASTRO DE LA IGUANA EDICIONES, desde la ciudad de Guayaquil. 
Sello que realizará publicaciones de forma impresa y digital; y que abarcará principalmente material generado en las actividades realizadas por nuestra revista.
De igual modo publicaremos libros y antologías poéticas que colaboren con el trazado de un mapa contemporáneo de la poesía escrita en nuestra lengua.

A continuación compartimos las portadas de nuestras primeras publicaciones:

Desembarco Poético
Memorias
Poesía Ecuatoriana

Autores:
Varios

Edición Impresa
73 Pgs.











Ninguna Parte
Poesía Colombiana
Antología

Autores: 
Varios

Selección y Prólogo: 
Felipe García Quintero

Edición Digital
112 Pgs.






18 abr 2012



Por Paul Guillén 


1.- Me contaron que en el homenaje a José Watanabe que se realizó en el Británico de Miraflores, en Lima-Perú, en el 2008, no sé si tú o Luis Pacho dijeron que la mejor poesía peruana reciente se estaba escribiendo en Puno. Tanto tú como Boris Espezua -aunque tú naciste en Moquegua estás ligado a la literatura puneña- son los últimos ganadores del COPÉ, hecho que vendría a confirmar esa frase. ¿Qué opinas al respecto? 


La poesía puneña es una de las pocas que goza de una tradición poética que tiene nombres muy importantes no solo en el contexto peruano, sino también hispanoamericano, creo que basta con citar a Carlos Oquendo de Amat y Alejandro Peralta y, de alguna manera, la poesía de Gamaliel Churata, para corroborar esta afirmación. Pero después, esta tradición ha seguido conservando la estirpe de poetas puneños que tiene nombres muy importantes como Vladimir Herrera, Omar Aramayo, Efraín Miranda, Percy Zaga, Alfredo Herrera (Premio Copé Oro, 1995), Boris Espezúa (Premio Copé Oro, 2009). Luego estarían poetas de las últimas generaciones, entre ellos puedo mencionar a Luis Pacho, Simón Rodríguez y Luis Rodríguez Castillo (Premio Copé Bronce, 2004), hasta podríamos decir que hay una saga de Premios Copé con este nuevo que me acaban de entregar a mí. Es verdad también que en Puno existe una fuerte movida literaria. Se publican revistas caso Consejero del lobo, La rama torcida, El Katari, Hado tártaro, Cavernario, Letras del lago y DeBonsái, donde la mayor cantidad de espacio se le brinda a la poesía. También se publican plaquettes de poesía y existen talleres de creación literaria. Quizá la movida más emergente se hizo en los años 90. Hubo recitales, coloquios, encuentros de escritores nacionales e internacionales, concursos de poesía, etc. De ese periodo encuentro varios nombres que hasta hoy han publicado uno o dos libros, lo curioso es que esos libros se han publicado recién por estos años, antes sus textos se podían leer en revistas, periódicos y antologías; hoy son poemarios con ediciones que nada tienen que envidiar a lo que hacen las «monstruosas» editoriales de Lima, creo que ese rol lo está cumpliendo aquí en Puno el Grupo Editorial Hijos de la Lluvia, dirigido por nuestro amigo Walter L. Bedregal. Entonces estamos hablando de poetas y de poesía que merece estudios, que merece atención y que fácilmente podría figurar en cualquier rigurosa antología nacional o hispanoamericana. Tal vez lo que ocurre es que siempre se ha visto este trabajo desde cierto centralismo limeño. Y, obviamente, la mirada a periferias no es la que debe ser. Siempre se ha hablado de cánones que han opacado este fulgor literario puneño o de cualquier otra provincia que, vista desde una perspectiva imparcial, fácilmente tendría su sitial en la literatura peruana. Pero estamos seguros que los mejores críticos son la historia y el tiempo que se encargarán de mostrar la calidad de la poesía que se viene escribiendo por aquí. Ahora mismo creo que estamos empezando a levantar polvareda con jurados que han comenzado a decir que hay poesía por estos lares. Finalmente diré que esa aseveración de que «la mejor poesía peruana reciente se estaba escribiendo en Puno», la hizo nuestro amigo Walter Luis Bedregal Paz, precisamente cuando hablábamos de poesía puneña en Lima, por el homenaje a Watanabe y presentando la antología de poesía puneña Aquí no falta nadie, con 21 poetas de este lado del Perú.


2.- Sabemos de tu labor como ensayista y antologador. Una prueba de eso es que en la página chilena Letras.s5 tienes un archivo con algunos ensayos y que eres el antologador de Hijos de puta. 15 poetas latinoamericanos. ¿Qué puedes comentarnos sobre estas labores? 

Es verdad, he estado muy interesado en realizar una serie de lecturas de la reciente poesía latinoamericana. Prueba de ello están ahí los comentarios que hago de los textos leídos sobre poesía. Es una labor que me encanta hacer, un ejercicio que me permite revisar poéticas, conocer una serie de aspectos ligados estrictamente a la poesía contemporánea. La muestra Hijos de puta. 15 poetas latinoamericanos ha sido un ejercicio muy intenso y además gratificante, me ha permitido reunir casi 100 libros de poesía latinoamericana reciente de donde hemos seleccionado 15 autores y los poemas que ahora pueden leer en la muestra. Creo que ese tipo de labores las hace todo aquel que de algún modo se siente feliz realizando ese tipo de trabajo, sin ningún dinero de por medio, sólo con la señal y la ruta de la poesía. Hijos de puta. 15 poetas latinoamericanos ha empezado a circular hace dos meses y, tenemos buenas noticias de los lectores que están degustando de este libro, entre ellos los más reconocidos críticos. Seguramente que ya llegará a más lectores. Creo que esto de escribir ensayos y reunir textos y leerlos es muy alimentador para la creación y la formación de cualquier escritor. A mí, particularmente, me regocija y me renueva el hacer estas cosas, aparte de que me permite ampliar mi red de amistades.


3.- Tu poemario Leve ceniza obtuvo la Primera Mención Honrosa en el Concurso Nacional de Poesía «Víctor Humareda», Lampa, Perú, 2010, en tu blog hemos podido leer la sección final de ese libro que se titula «Rituales», empiezas con un epígrafe de Edmond Jabes y trabajas el poema en prosa y el contenido de los poemas es metapoético. ¿Qué podrías decirnos sobre este libro? 

Bueno, en primer lugar, diré que Leve ceniza es un libro que se ganó ese nombre porque era un texto que yo iba a quemar. Nunca pensé en publicarlo, ya que esos textos, que en realidad son un solo poema extenso, no me convencían, lo modifiqué, les cambié la voz del sujeto poético, quité muchos fragmentos, aumenté otros varios, hice muchas cosas con ese poema para darle cierta organicidad; sin embargo y en realidad le tenía cierta ojeriza y, realmente no iba a salir, entonces por esos días convocaron al Concurso Nacional de Poesía «Víctor Humareda» y decidí que debería pasar, al menos, esa prueba, y creo que pasó, mereció la Primera Mención Honrosa, luego se publicó y ahí lo tienen. En segundo lugar, debo decir que es verdad, las tres secciones que integran y hacen el libro son metapoéticas. Hago reflexiones sobre la poesía, sobre el asunto de la poesía, especialmente en la primera y última parte. En parte eso lo aprendí de los grandes maestros, caso Edmond Jabes y varios poetas contemporáneos que de alguna manera realizan ese tipo de ejercicio. Es verdad también que Leve ceniza en algún momento formó parte de un libro mayor. Que estuvo en la parte inicial de El libro de las sombras (Premio Copé Oro, 2011).


4.- Has escrito los poemarios Jardines del silencio (1998), Yarume, primera edad del silencio (2004), Oscura ceremonia (2010), Leve ceniza (2010) y Terminal terrestre (2011). Recordamos la lectura de Yarume y algunos otros poemas en la antología Aquí no falta nadie de Walter Bedregal, podemos decir que tu poesía tenía una doble preocupación tanto por la utilización de elementos de la naturaleza, un aspecto mítico y mágico, y una preocupación por el lenguaje, te alejabas de lo coloquial. ¿Podrías describirnos los vectores por los que ha transitado tu poesía? 

Bueno, mi poesía, como las varias que se escriben en esta época, ha tenido todo un tránsito que se justifica porque el poeta necesita buscar un estilo, una voz, un espacio, un lugar desde el cual pueda decir lo que siente. Antes de Jardines del silencio escribí varios textos que más iban en otra onda, más formal pienso yo, pero supongo que no estaban tan graves, porque recuerdo que con esos poemas gané uno de mis primeros premios aquí en Puno. Pero después, gracias a las lecturas, empecé a escribir con otras influencias, y entonces mi poesía fue otra, creo que desde Jardines del silencio comencé a escribir algo más lúdico, un juego de palabras. Después vino el poema extenso con Yarume, primera edad del silencio, ese libro obtuvo una primera mención honrosa en el Concurso Nacional de poesía en Huancayo, 1997, es un solo poema extenso, dividido en tres secciones. Ahí por ejemplo todavía advertía en el verso algo más que música, era esa magia envolvente del ritmo corto. Creo que desde Oscura ceremonia y Terminal terrestre ya empiezo a cambiar varias cosas, excepto mi preocupación por el lenguaje. Los que conocen mi poesía, reconocen mi voz por el lenguaje. Creo que es parte del estilo que el tiempo te procura. Desde estos libros emprendo mi discurso en prosa y sigo trabajando un solo poema a la manera de ciertos textos que leí en la época de mi formación. Es cierto, me alejo un tanto de cierto coloquialismo y comienzo con cierta narratividad, el poema debe contar algo, hay una fuerte preocupación por hacer una poesía que rescate algo, en mi caso recuperar voces de la oralidad. El libro de las sombras es la máxima prueba de esto, en él podrán hallar mucho de la oralidad moqueguana-puneña. Hay historias, mitos, leyendas y hasta podrán encontrar formas de curar una variada clase de males con cosas que nos provee a naturaleza, hay también descripciones de espacios muy regionales que aluden a los lugares donde nací. En fin, diré que mi poesía, esta última que vengo escribiendo, tiene que ver también con la miticidad y lo mágico. Estoy recuperando muchas cosas de la oralidad para trasladarlas a la poesía y bueno, esto es un proceso. Recuerdo que al inicio hasta escribía sonetos, claro, no con la maestría de los clásicos italianos o españoles, mis sonetos eran apenas un indicio, una parte que pudo vislumbrar y terminar en la onda de los sonetos de Lorenzo Helguero, claro que nunca me atreví a publicarlos, algunos los conservo en algún sitio olvidado y otros, la mayoría, se han encargado de abonar los jardines de geranios que cultiva mi madre. Esa línea de alguna manera signa los vectores de mi poesía.


5.- En la nota de prensa del reciente Premio COPÉ de poesía dice: "El poemario ganador fue elegido por la complejidad en la construcción de su estructura, así como por la potencia de su prosa poética. El poemario El libro de las sombras presenta una serie de imágenes contundentes que se desarrollan a lo largo de un conjunto de 'episodios' entrelazados de manera integrada. El uso de epígrafes es pertinente y orienta al lector en el sentido de la obra, creando de esa manera un interesante contrapunto con los poemas". ¿Cómo ubicarías en el conjunto de tu obra poética a este nuevo libro? 

Asumo que El libro de las sombras tiene lo que ha mencionado el jurado calificador de esta XV Bienal de Poesía. Marco Martos, luego de la ceremonia de Premiación, me comentaba no solo de la potencia de la prosa poética, sino también de los rasgos envolventes del lenguaje y el tema que tiene que ver con relatos fantásticos rescatados de una rica tradición de la oralidad moqueguana-puneña. Yo añadiría, que como varias poéticas contemporáneas, en este libro también hay indicios de una hibridez, no solo discursiva y temática, sino también estilística. El libro de las sombras es un eslabón, una parte de un libro que recién atraviesa las lecturas y pruebas finas, El libro de las sombras vendría a ser sólo el inicio o la parte introductoria del libro final que ahora corrijo. Tiene, como en la mejor poesía de Seamus Heaney, un remember de la infancia, de la casa familiar, de los abuelos, de las cosas que nunca se van a olvidar. Ojalá pronto pueda ser publicado, mientras tanto le he puesto un nombre sencillo: «Estoy leyendo tu nombre tiznado encima del cielo». Hasta este libro que viene a ser una especie de saga o de novela poética, creo que ya sé por dónde va mi voz. Hay ciertas características que van demarcando mi espacio y me siento bien ahí, claro que seguiré buscando perfeccionar todo esto, y eso, obviamente se dará con el tiempo, yo pienso que recién estoy comenzando.


6.- Ahora quisiera preguntarte sobre la importancia de ganar el premio COPÉ que para el contexto peruano es casi como ganar el premio nacional de poesía que desde hace tiempo no existe. ¿Cuáles son tus reflexiones después de enterarte de este galardón? 

Primero que actualmente en Perú y Latinoamérica en general, se escribe bastante poesía. Un claro ejemplo es este concurso COPÉ, los participantes en este evento sumaron casi mil, lo que implica que la poesía goza de buena salud, contrariamente a lo que algunos han dicho por ahí, en el sentido de que la poesía no tiene cultores y que ya no se practica y que ya no se lee y que sólo son poetas los que de algún modo leen y comentan y reseñan. Hay buena poesía, poniendo en tela de juicio y hasta negando lo que hasta hace poco afirmaba Eduardo Moga en un infausto comentario sobre poesía hispanoamericana a propósito de la muestra Poesía ante la incertidumbre. Creo que las cosas no son como las que señala Moga. Segundo, efectivamente, a la luz de este tipo de eventos, único en el país, los involucrados en el tema cultural que manejan carteras desde el Estado, hace rato deberían de haber instaurado el Premio Nacional de Poesía o literatura. Creo que esos espacios son los que faltan, esos motivos son los que incrementan la lectura, la escritura misma de la poesía y de la narrativa. Bueno, finalmente, este galardón me ha traído muchas satisfacciones, en primer lugar el hecho de volver a encontrarme con amigos poetas, el hecho de leer poesía, estuve en varios recitales, ahora mismo tengo pendientes varias entrevistas y recitales, por estos días viajo a Moquegua, el pueblo donde nací, allá estaré leyendo poesía y compartiendo con los amigos que me han invitado. Galardones como este creo que te ponen en vitrina. Es verdad que la poesía puede resultar un objeto o un camino hacia la consagración, pero eso no es lo más importante. Eso queda en lo periférico. Pienso que la poesía es la más alta expresión de lo vital en el hombre; la libertad, el amor y lo maravilloso o extraño como sus manifestaciones esenciales; el sentido totalizador y universal de la reminiscencia y la capacidad del poeta para esclarecer las zonas más oscuras del ser, por ejemplo la muerte, tema que discurre parsimoniosamente en El libro de las sombras.


7.- Otra de tus labores que nos gustaría destacar es que también eres narrador, has publicado los cuentarios Aunque parezca mentira (2008), y Es que hacías tanta falta (2009). ¿En qué tipo de narrativa te ubicarías? ¿Ves a tu faceta de narrador reñida de la de poeta o ensayista o se complementan? 

La mía es una narrativa que goza con lo fantástico. Hay una tendencia hacia la narrativa fantástica, claro, los libros que escribí son más bien textos breves, excepto Es que hacías tanta falta que es un relato relativamente extenso, todo lo demás tiene que ver con los microcuentos, por estos días sale a luz Bosque de luciérnagas, es un libro de microcuentos que el año pasado obtuvo el Primer Premio Horacio de cuento convocado por la Derrama Magisterial, ahí por ejemplo podrán encontrar microcuentos muy, pero muy breves. Ahora estoy escribiendo varios libros de microcuentos, varios textos de poesía, veo que todo esto me permite realizar un ejercicio que se complementa, he estado borrando la frontera de los géneros y me he sentido más cómodo a la hora de hacer poesía o narrativa, incluso a la hora de escribir reseñas o artículos o ensayos. Creo que poco a poco todos estos espacios se han ido necesitando y complementando. Al final han salido de allí los textos que ya se conocerán.



8.- Por último, nos gustaría que nos cuentes en qué nuevos proyectos literarios vienes trabajando. 

Bueno, sí, estoy culminado varias cosas a la vez, poesía, narrativa y ensayos. Tengo 7 libros entre narrativa y poesía. He aprendido a escribir a la vez no solo narrativa y poesía, un ejercicio bastante complaciente y divertido para mí es la elaboración de reseñas, artículos y ensayos. Creo que a veces son ejercicios muy importantes para la escritura creativa porque te permiten leer e investigar, estar en contacto con la viva poesía. En unos meses más publicaremos Sala de máquinas, un libro de artículos y ensayos sobre la última poesía latinoamericana, además de una antología de microcuentos que ya anuncié: El Lavapiés de la hormiga, circulará en Internet. También sale el libro que publicará la Derrama y para la feria del libro de julio sale El libro de las sombras que publicará Petroperú. Por otro lado, estamos organizando un evento literario en Juliaca y en otras provincias donde muy gentilmente los alcaldes nos han ofrecido espacios y presupuestos para organizar concursos, para publicar libros y para realizar encuentros literarios que ya se anunciarán por estos días. Estamos reorganizando el Grupo Editorial Hijos de la lluvia, se vienen nuevas publicaciones y colecciones de poesía, debo mencionar que me gusta cumplir las veces de editor junto a los amigos como Walter L. Bedregal Paz. Ah, también hemos pensado reactivar talleres de escritura creativa -en realidad los amigos nos piden hacer esos talleres para hablar de poesía, para beber algo refrescante y para conocer damas guapas y para que descubramos por ahí un buen verso y nos detengamos un toque-, además de otras sorpresas que de seguro las llegarán a saber en su debido momento. Creo que estamos abarcando muchas cosas, pero son asuntos que nos gustan, ya veremos qué pasa.

17 abr 2012


14 abr 2012

DESEMBARCO POÉTICO

Este Primer Desembarco Poético se realiza con la colaboración de Manzana Bomb! Cultura Popular Contemporánea, Ministerio de Educación, Dadaif Cartonera, IEIPI y Revista de Poesía y Cultura Casa de las Iguanas, con el fin de conmemorar el Día del Libro y los Derechos de Autor.

El 25 de Abril se reunirá a un grupo selecto de Poetas que darán lectura a su trabajo literario en una velada que ofrecerá a la comunidad un espacio de acercamiento a la poesía y a sus autores, y que servirá para asentar esta fecha esperando así poder seguir celebrando la poesía con eventos similares en años venideros.

Invitados y programación: Desembarco Poético (plemar 1)

13 abr 2012

Por Ernesto González Barnert




Empiezo a quemarropa: este es uno de los mejores poemarios del 2011 aparecidos en Chile. En otro año con superávit de publicaciones que no resisten análisis, llenas de poesía huera, cortesanas a la migaja del Eº en sus lógicas y temas, políticamente correctas, se agradece un libro que nos recuerda lo contrario, es decir, lo que se llama vida. Por consiguiente, no lleva más carga de la que pueden sus hombros como aconseja Horacio. Lo que conlleva que este libro se deje leer tanto por el lector más avezado como por el más inexperto, con igual gracia, le sea atingente. Un poemario que domina la lengua de la tribu, siguiendo a Parra, no para mostrar su habilidad o choreza, sino para hacerla hablar con sabiduría. Un libro que penetra en lo familiar para entrar en lo sublime:

       Mi madre corta el pan en la cocina.
       La madre de mi madre ya no corta el pan.
       Quizás eso sea todo.

       ¿Por qué no mato a la chinita que se posó en mi hombro como maté a la hormiga que subía por mi        pierna?

       Hay tardes en que ni la leche condensada me quita la pena.

       Ganas de renunciar y poner un puesto de cuchuflís con harto manjar. Hacer feliz a la gente y comerme los que sobren.

       ¿Piensas que ya te olvidé? Todas las tardes el viento
       hace sonar los metales que colgaste en mi terraza.


Como ven, muy lejos de esos libros donde impera un lenguaje fatigado, rimbombante, cuya fórmula anquilosada concita los aplausos de un público de alumnos y profesores acostumbrado a llegar tarde y meter ruido en la sala. Una poesía que –como en los buenos libros- nos muestra por qué los hombres son de tal o cual manera. 

Ahora bien, agarrándolo desde el título, creo que Materias de libre competencia y regulación se explica, en cierto modo y sin ser concluyente, como un libro que da cuenta de una vida y su reverso, inmerso en el curso de las cosas, en aprendizaje y expansión, a propósito de las únicas materias que interesan (y nos interesan), las únicas que valen la pena en lo que se llama vida. Naturalmente, de libre competencia y regulación. Libre competencia en cuanto no es poesía con apellido. Regulación, en cuanto a su respirar, de varia elección según el tema o camaleónica según el autor retratado. Pero siempre en su propia posición. En especial, cuando el tema es de orden familiar, tiene el tino de no disimular ni trivializar nada y, sin embargo, es noble. 

       ¿Has visto a tus papás durmiendo siesta? Los míos
       comparten cama hace 40 años
       y acaban de cambiarse
       a un departamento más chico.
       Otra vez están solos
       y esta fue seguramente la última mudanza.
       No se separaron cuando pudieron hacerlo
       como los papás de todos mis amigos.
       Conozco el resentimiento
       de los que siguen juntos, el amor
       al hijo por sobre todas las cosas.
       Me cuesta entenderlos, yo no tengo fe.
       Pero de tanto insistir acumularon algo
       que no conozco, algo
       que les permite perdonarse y seguir.
       Ahora duermen hacia el mismo lado
       con la tele prendida.
Viene a mi memoria una lectura en LDDS donde participó Andrés y en la que el Sr. Gregorio Angelcos mientras recitaba señaló a viva voz “esto no es poesía”. Supongo que esperaba rimas, la afectación de las grandes palabras abusadas por la poesía, el material fatigado con que todavía muchos se hacen una reputación de vate y consiguen en los malos lectores un público o beca, lo que es fácil al oído, lo visto. En fin, me hizo recordar la burla de Goethe a los que no lo entendieron en su tiempo: “cuando se dice a la gente sin reservas ni rémoras de qué se está hablando, piensan que no hay nada atrás.” Por lo demás, esa noche Andrés fue el más aplaudido. 

       Hacer tan feliz a una mujer que por un día olvide a su hijo.


       Una chica que vendía placer consoló a un grupo de amigos, sin dinero para pagar el servicio completo: “para qué quieren acabar si lo más rico es estar caliente”.


       ¿Te acuerdas cómo nos burlábamos de él?
       Ahora lo dejas entrar en tu cama
       para burlarte de nosotros.

       Sueño que voy en una micro, hablo con una desconocida y terminamos abrazados. Bajamos, pasamos por fuera de un derrumbe y luego se transforma en redada policial, hay que escapar. Al correr por la calle me intercepta una bruja y dice: “Si vuelves a hablar en público, perderás la voz para siempre”. 

       [C en Londres]

       Ese perrito que te siguió el jueves,
       cuando viniste a verme a las 3 de la mañana.
       Ese perrito manchado que te cuidó,
       que te dolió tanto dejar afuera de mi edificio
       porque aquí no se admiten mascotas.
       Ese perro desconocido
       que se quedó para verte apretar el 6 en el ascensor
       y desaparecer.
       Ése ahora soy yo.


Sin duda, ya no es el poeta de Poco me importa (Autoedición, 2009) o el de la plaquette La caja oblicua (Ed. Alquimia, 2011). Aunque mucho de su espíritu inicial aquí continúa, pero digamos que lo hace en su mayor expresión y dominio, con más ironía y radicalidad bufonesca. Con esa madurez del que aceptó su lugar en el mundo, está en el centro de su sueño, navegando como Palinuro en el mar. Y como tal dispuesto en la última pasada a abandonar la gloria. Aquí no tenemos uno más, sino uno entre nosotros. Que capta que sus confines son la propia vida y que lo que le interesa es la verdad, es decir, que la vida y obra sean coherentes, escribir desde ahí. No una poesía ajena a la vida o estúpidamente contra ella como exigía P. Larkin. 

       Cerrillos

       Mi tío Nano debió morir
       mucho antes. No era de los que quieren
       vivir hasta los 100, fumaba
       ya casi sin pulmones, a escondidas
       cuando se lo habían prohibido hace años.
       No tengo recuerdos de él joven
       lo conocí con esa voz raspada, ronca
       preguntándome siempre por minitas.
       Le iba bien con ellas, cuentan
       sus hermanas. Me cohibía,
       no sabía muy bien qué decirle
      era demasiado joven. No supe
      conversar con él.
      La mañana en que murió
      tenía al lado en la cama a mi pareja
      de ese entonces. Le conté y enseguida
      empecé a besarla, me puse tras ella
      y lo hicimos con fuerza, como creo que a él
      le hubiera gustado.
      Nosotros, vivos y exhaustos
      imaginamos que habría estado feliz de enterarse
     de nuestra reacción ante la noticia.
      Él ya no se enteró de nada. Sólo quedaba
      el abrazo de su hijo, confundido
      en una capilla de Cerrillos.

Como ven en los poemas de mayor calado lo concreto trae en la punta de la lengua a lo abstracto y no al revés como en los poetas chapuceros. Sabe tocar la honda y el arpa. O mejor, como esos antiguos médicos de pueblo, intenta captar esa totalidad, aunque sea de manera imperfecta. Pero nunca intentando transmitir más de lo que se quiere decir o más de lo que siente –a eso se refiere Horacio con la carga apropiada a sus hombros-. Y, claro, sin perder el humor, la complicidad o sentimientos como la desidia, la apatía, el desdén, la tristeza, la lujuria, la filia por los amigos. Sin duda, en el verso de Florit, en el más literario, el oído capta su relación con el lenguaje cotidiano. Tal como señala Lawrence en su introducción a los 9 poemas: “todo lo que puede decirse, para empezar o terminar, es que el verso libre es, o debería ser, la expresión directa del hombre completo en su instante.” Y Andrés cumple a cabalidad esa impronta. 

Por otra parte, en los poemas o textos breves, predomina un estilo ligero e incisivo y cuando es profundo nunca pierde distinción y claridad. Como Alfred Kerr: trazar apuntes es tensar los músculos. Es decir, la capacidad de concentrar, seleccionar y disponer, y condensar no solo una imagen de sí sino de cualquier existencia y que esa existencia se estremezca en una fulguración. 

       Ese temor atávico de que te empujen —o de volverte
       loco y empujar a alguien— a la línea del metro. Por
       ejemplo a Jaime Quezada que está con su típica
       chaqueta café claro y sus lentes oscuros y sus
       canas un poco más allá.


       El inconfundible sonido del camión de basura a
       una cuadra de aquí. Se lleva todo lo que botamos
       por separado. Ahí, vecinos, somos uno.


       Quiltro café claro:
       quién como tú durmiendo a pleno sol
       a la entrada de un bazar sin clientes.


       En Moneda llegando a Cumming,
       un rayado acertadísimo: “Maquieira al Nacional”.


       Él hace magia blanca pero quiere que lo respeten
       los que hacen magia negra.


       Todo se mueve: los autos, las palomas, las ramas
       de los plátanos, la gente. El perro que estaba
       echado al revés junto al almacén, con un pequeño
       charco rojo debajo, no.

Creo que el poder del verso prosaico de Florit “surge de la armonía indefinible entre lo que se dice y lo que es” como dice Valery. Y, por supuesto, de ocuparse de la realidad con filia y naturalidad, precisión y cercanía, es decir, el súmmum de la poética grecolatina. 

       No me gustan los mapas
       ni preguntarle a la gente que pasa
       por la calle que busco.

       Afanarse en llegar: de estultos.


       Yo te decía la verdad pero la verdad cambió.


       Ernesto:
       Me he sorprendido imitando tu tono.
       Pero tú ya no te imites.


              a José Miguel Ruiz

      “Más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
       soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

       Y qué bueno es reencontrarse con Machado
       como con un viejo maestro
       que ahora, en vez de hacernos clases,
       nos acepta una cerveza.


       Gorosito es el poeta. Acosta, el lector.

A propósito, nunca olvida el consejo de Schopenhauer en Sobre la escritura y el estilo: “Y, sin embargo, no hay nada más fácil que escribir de manera que nadie nos entienda”. O como lo diría Lope de Vega: “Escribir es muy difícil, sobre todo hacerlo de forma sencilla”. En fin, creo que concuerda con ese gran poeta que es Rafael Cadenas en lo que aspira un poeta: “la soberanía de lo sencillo, lo natural, lo que está ahí, todo lo cual es, al mismo tiempo, el misterio”… “lejos del poema como cosa de arte.” En contraposición a “la poesía moderna que tiende a convertirse en un corpus hermético. Se hace para un círculo de iniciados; por los poetas para los poetas”. En los poemas que siguen, por ejemplo, le habla al hijo que no tiene. Y en el segundo no solo hace un poema contra el profesor de técnico manual sino que un poema en el corazón de su familia chilena, de la educación chilena, de la infancia. Y claro, mucho más.

       This Be the Verse

       Cuando acumulo las cuentas pagadas en una carpeta
       que hace rato no da abasto, y pierdo papeles
       pienso en el hijo que elegí no tener.
       A él le regalaría, cuando se fuera a vivir solo
       varias carpetas para que no sucumba en el desorden.
       Le daría cinco juegos de sábanas
       para que no use siempre esas mismas
       que le va a costar un mundo lavar.
       Lo llevaría a comprar ropa cada seis meses
       para que no se aburra de sí mismo
       al verse en la mañana, antes de ir a trabajar
       como uniformado para una derrota diaria.
       Me preocuparía de que tenga calcetines y lo obligaría
       a botar los que se van rompiendo o quedando
       guachos, él no los coleccionaría
       en un cementerio de lana con cadáveres
       de todos los colores esparcidos por su cuarto.
       Si no lograra convencerlo de llevar una tele a su casa
       le grabaría muchas películas y series, a cambio
       de que las tenga tan ordenadas y a la mano
       como sus libros.
       Comería de todo enfrente de él
       para que no herede mis mañas.
       Lo acompañaría a ver departamentos
       y me fijaría muy bien
       si hay mucho auto estacionado,
       para que las alarmas no lo molesten en su desvelo.
       Que tampoco haya tanto perro. Aún así
       le regalaría tapones para los oídos,
       diccionarios etimológicos, libros sobre la vida animal,
       Tendría auto y tiempo
       para llevarlo por el día a la playa
       cada vez que me lo pidiera. Me emborracharía con él
       en la semana, hasta muy tarde e iría a trabajar
       aunque no haya dormido nada. Así tendría moral
       para tirarle todos los vasos de agua necesarios
       si no hace lo mismo.
       Corregiría sus poemas con más rigor
       que a mis mejores amigos
       y también le regalaría una planta no muy exigente
       que jamás le recordaría regar.
       Y si con los años lograra cuidar un gato
       que estuviera en su sillón cada vez que voy a visitarlo
       me sentiría el padre más pleno de este mundo.



       Contra el profesor de técnico manual

       Mamá me sobreprotegió todo lo que pudo
       y me expuso al ridículo. A ti,
       que eres de los que no entienden que haya hombres
       que no sepan armar una repisa.
       Disfrutabas poniéndole un 2
       a los que no traían materiales
       y más de una vez disfrutaste a costa mía.
       De nada servía pelear, eras
       asquerosamente omnipotente en ese taller.

       Tan alto y seguro de ti mismo,
       parecido a papá en sus mejores años.
       Seguro que como él también hacías deporte,
       habrás tumbado a más de diez
       como a mí me tumbaron diez veces por cobarde.

       A mis amigos les iba bien en tu curso,
       ahora son padres. Yo me martillaba el dedo
       por escapar al patio antes del timbre.
       Si sólo hubiera pegado un clavo. Todo
       salía contrahecho en ese galpón,
       nada tenía sentido. Entonces me reía,
       en vez de defenderme me reía y tuve que
       congraciarme con los que sabían pelear. Aprendí
       a pegarle a los que no sabían devolver el golpe.
       En ese pasado salvaje
       no había libros, no había poemas,
       sólo un constante miedo
       al ataque a mansalva. A la risotada
       del curso entero luego de cantar a toda voz
       tres liaos pal florit cu
       florit cu
       —liao!

       el hit de mi mejor amigo
       cuando nos quedábamos solos en la sala.

       Estos son mis materiales:
       los clavos que me tuve que sacar.
       Me habría gustado ser estoico,
       afirmado en alguna verdad interior.
       Pero no había dónde afirmarse.
       Sólo el tiempo me libró de la juventud
       a la que gente como tú quisiera volver.
Al llegar aquí pienso que también la poesía de Andrés Florit le recuerda al Sistema, es decir, a quienes lo manejan, que no pueden olvidar que hay personas con rostro y no cifras anónimas y que el homo laborens es también el homo ludens[1]. Por supuesto está conciente de esos otros escritores, interesados en los factores sociológicos, en la trama, en la concienciación política, pero a él los que más le importan son los que se involucran con el lenguaje, con la verdad desde su propia posición. Una posición en la que a su vez el poeta es –como apunta Martín Amis- una persona literaria, una persona de la calle... totalmente normal, y una persona inocente, como un niño. Y que intuye –desde ese punto de vista triple-, que la felicidad como escribe Chejov no existe, lo que existe es el deseo de ir hacia ella. 

       Hacer una cola de una hora diez minutos en
       Servipag para quedar a cinco turnos y que se
       caiga el sistema. Irse feliz porque en esa hora
       no hubiera leído si no hubiese estado ahí.


       Working Class Hero

       Mis héroes no vinieron a congraciarse
       con la clase trabajadora.
       Imposible confundirlos con candidatos a diputado
       o al Premio Nacional.
       Sabemos los beneficios de declararse en quiebra,
       ser rebelde como quien compra
       los jeans rotos de fábrica.
       Mis héroes siguen su propia liebre.
       Y si al público le gusta, mejor
       pero no se lo ganan disfrazándose de ovejas.
       Si son lobos atacan.
       Y si son gatos se largan.
       Mis héroes no se sienten héroes
       ni lo son: saben divertirse,
       no le tienen miedo al pop
       y dan la vida sin refregárselo a nadie en la cara.
       Nunca están satisfechos
       y yo tampoco.

Por eso y todo lo demás, en un momento de virilidad y conciencia, de bondad y perdón, es por su capacidad de darnos esa felicidad, de llegar al corazón de los aficionados, que celebramos este poemario. Todas las obras de arte que sobreviven deben tomar algo prestado del espíritu de su época. Y Andrés sí que lo hizo en este libro de más de 250 textos. Y lo hace con las proporciones adecuadas, sumadas a la sencillez de expresión y la seriedad del pensamiento. Una obra vernácula con todo el dominio invisible del hombre de letras, el mandarín, siguiendo una reflexión de Cyril Connolly. Que sabe que la única manera de conservar nuestro territorio no es darnos por vencidos y comenzar a escribir para nosotros mismos, sino tratar de escribir libros que sean relevantes. Y Andrés Florit lo hace a la altura del hombre, nuestra única escala. Un poemario, en definitiva, donde hay de todo: aguafuertes, sátira, concentración, amor, oficio, líneas desesperadas, amistad, música de alcantarillas, jet lag. Un libro donde hay carne y alma. 


Ernesto González Barnert (Temuco, 1978). Ha publicado La coartada de los dragones por el camino pequeño (Ed. Pewma, 2000), Higiene (Ed. del Temple, 2007), el CD de anticipo Trabajos de luz sobre el agua (Ed. Alquimia, 2007), Arte tábano (Manual Ediciones, 2010) y el objeto-libro Tallados (Cubo de Poesía Anatrópica, 2010) y Trabajos de luz sobre el agua (Del Aire Editores, 2012). Obtuvo el Premio Nacional Eduardo Anguita (2009) y el Premio de Honor Pablo Neruda de la U. de Valparaíso (2007). Fue Becario de la Fundación Neruda y de los talleres de poesía Biblioteca Nacional-Fundación Mustakis, Centro Cultural de España y SECH. En dos ocasiones recibió el Fondo del Libro de Chile para el muestrario Poesía Amorosa Actual –edición braille- (2009) y la serie de televisión Obturaciones (2011). Fue parte del taller Santa Rosa 57. Entre las últimas antologías que recogen su obra destaca: Cajita de música, Poetas de España y América del siglo XXI (AEP, Madrid, 2011). Es Licenciado en Cine Documental por la UAHC. 


[1] Andrés suscribiría esta reflexión de Claudio Magris: “La literatura defiende lo individual, lo concreto, las cosas, los colores, los sentidos y lo sensible contra lo falsamente universal que agarrota y nivela a los hombres y contra la abstracción que los esteriliza. Frente a la historia, que pretende encarnar y realizar lo universal, la literatura contrapone lo que se queda en los márgenes del devenir histórico, dando voz y memoria a lo que ha sido rechazado, reprimido, destruido y borrado por la marcha del progreso. La literatura defiende la excepción y el desecho contra la norma y las reglas; recuerda que la totalidad se ha resquebrajado y que ninguna restauración puede fingir la reconstrucción de una imagen armoniosa y unitaria de la realidad, que sería falsa.”

10 abr 2012

Por Renato Sandoval Bacigalupo

Así como, según Octavio Paz, aprender a hablar es aprender a traducir, de igual modo traducir es leer o, en todo caso, es la mejor manera de hacerlo. El traductor es el lector ideal que recorre de ida y vuelta el camino, no pocas veces esforzado, que en un primer momento hizo el autor. De alguna manera, es un doble autor o el doble del autor o, por lo menos, alguien que ha vivido el doble de quien lo impulsó a salir a tal camino. 


*** 

La única traducción fiel es la reescritura de una obra en su idioma original. Todo lo demás es literatura. 

*** 

La afirmación anterior es una falacia: si ni siquiera el texto es igual a sí mismo con cada lectura que se hace de él, ¿cómo entonces confiar en él, en su aparente identidad y permanencia? En realidad, todo en él es autosuficiencia, vana soberbia, suprema hipocresía. 

*** 

Sin traducción todo sería soledad, locura, áspero silencio. 

*** 

Para mis amigos poetas, todo; para mis enemigos, la traducción. 

*** 

Si, como Saramago dice, los escritores hacen la literatura nacional y los traductores la literatura universal, entonces, ¿quién hace la literatura “a secas”? 

*** 

“Es imposible traducir la poesía”, refunfuñaba Voltaire- “¿Acaso se puede traducir la música?”, retrucaba él mismo, triunfante. En ese mismo sentido, ¿tampoco se podría traducir la danza, el cine, la escultura o al propio Voltaire? 

*** 

Traducir es tratar de transportar palabras, ideas, imágenes de una orilla a la otra; en el camino, como granos de arena que se deslizan entre los dedos, se llega con las manos vacías a la otra ribera. He ahí la más perfecta traducción. 

*** 

Lo mejor que le puede pasar a un poeta es lograr que lo traduzcan al mayor número de lenguas posibles. Así llegaría a decir mucho mejor y de manera más interesante lo que en su propia lengua solo es alarde, presunción, majadería o puro galimatías. 

*** 

El mejor poeta suele ser aquel que, amorosa o tramposamente, retraduce a los clásicos antiguos o contemporáneos a su propia lengua. Una vez más la variación infinita de unas cuantas metáforas. 

*** 

Me ufano de haber leído (para ser sincero, no en el original) a Pound, Eliot, Rimbaud, Rilke y de haber aprendido de ellos; sin embargo, no me percato de que en realidad (des)aprendí a hacerlo gracias a Munárriz, Silva-Santisteban, Sologuren y Sandoval. 

*** 

La lengua perfecta: ucronía y utopía de una frustrada realidad. 

*** 

Si no fueran por las miles de lenguas que aún perviven, mi gato ya no sería cat, chat, Katze, kat, kattdjur, cica, kissa, misi, phisi; a lo mejor tampoco sería gato. 

*** 

Pero si a mi gato lo llamara cat, chat, Katze, kat, kattdjur, cica, kissa, misi, phisi, ¿yo me reconocería a mí mismo como man, homme, Mann, mand, gåbb, ferfi, mies, runa, chacha? ¿O él a mí? 

*** 

Cada traducción es un paso más hacia el abismo que existe entre los hombres. En el fondo, si lo hay, de dicho abismo reposa la lengua aún sin nombre. 

*** 

Cada mañana me digo en una lengua lo contrario de lo que me digo por la tarde en otra. Por la noche, el sueño es solo angustia, pues sé que al día siguiente me espera la negación de lo dicho el día anterior. Solo entonces una plegaria innominada parece brotar de mis labios. 

*** 

Como un niño en una feria, feliz y excitado subo y bajo sin cesar del vertiginoso carrusel de las lenguas. Al final, salgo de ellas mareado, empachado, con arcadas, decidido a volver a casa para meterme enseguida a la cama y quedarme dormido mamando la leche materna. 

*** 

La traducción es un acto de fe, aunque básicamente es una herejía, un sacrilegio, una profanación. Solo por ella conoceremos el infierno que arde en el alma de los otros. 

*** 

El original que produce la traducción es tan intrincado e inestable como lo que se pretenderá acarrear a otra lengua. El texto precisa emigrar de sí mismo para desanudarse y tratar de permanecer. En su fuga de sí misma está su sueño de salvación. 

*** 

Traducir: cruzar una y otra vez la frontera como buen contrabandista de significados, hasta que llega la crítica o el silencio, esa policía de manos sucias que nos acogota y tuerce el cuello con toda la arbitrariedad o la indiferencia del caso. 


La riqueza de una lengua está en función de su contacto con las demás, que a veces la complementan por no decir que se le oponen. La traducción es el armisticio de una batalla incruenta donde sin embargo hay más muertos que heridos. 


Garotinha, ¡cómo que no hay traducción exacta para saudade! ¿Y ahora qué me hago para hablarte de este abismo que me atraviesa sin anestesia? 


Si yo tengo nostalgia de ti y tú saudade de mí, ¿será más bien que mutuamente no nos hacemos igual falta y que todo lo nuestro es una burda patraña? 


Por lo mismo, no hay verdadero amor entre dos personas que tienen lenguas maternas diferentes. Desde el inicio de la relación se instala la ilusión o la mentira del “enriquecedor” encuentro entre dos mundos, que de común solo tienen la imposibilidad de amar a alguien del propio mundo con el que potencialmente habría grandes posibilidades de llegarse a entender y, quizás también, amar. 


Solo que lo contrario tampoco ocurre, lo que quiere decir que a lo mejor el problema no está en la diversidad de códigos lingüísticos sino en la infinita miseria o en el desamparo de los corazones, por decir lo menos. 


Hoy, con toda la buena voluntad del mundo, traduje y retraduje un texto clásico que hablaba de la trascendencia del ser humano y sobre el cual se han escrito bibliotecas enteras. Haciendo un esfuerzo, acaso indebido, de síntesis, el texto original de unas mil palabras terminó, en mi traducción, siendo de apenas un par. ¿Error mío, error del autor, o más bien error de la humanidad y de su “creador”? 


El bueno de Walter Benjamin decía que la traducción sirve para poner de relieve la íntima relación que guardan dos idiomas entre sí. No sé si creerle: yo tengo varios dentro de mí y lo único que me producen son dudas, conflictos, desvelos y una indeclinable y esquizofrénica melancolía. 


El original es un fetiche, la traducción, una bajeza propia de salvajes. Los civilizados tienen originales, los salvajes, traducciones. 


Si se concede, no obstante, que todo mensaje entendido es traducción, entonces mientras más entendamos, más cavernícolas seremos o, lo que es lo mismo, a mayor incompresión, más civilización. 


Mi perro Nicolás me mira, ¿angustiadamente?, cuando le hablo. Creo percatarme de ello y entonces yo me angustio: no sé si está así porque no me entiende en lo absoluto o porque sé que nadie como Nicolás sabe de mi fragilidad, cobardía y completa dependencia de él. 


Una traducción aceptable, aunque con limitaciones, comunica aceptablemente; una mala traducción comunica demasiado. En su total explicitud está su yerro y su fracaso. 


De lo anterior y bien visto, una buena traducción tendría que ser mejor (sic) o más rica o matizada que el original: ¿no es lógico pensar que si la cuerda de una lengua X vibra como debe ser, la de una cuerda adicional Y vibraría doblemente? 


Siempre se ha dicho que la traducción indirecta de una lengua empobrece o falsea el original. En realidad, no se aprecia el que a este se le dé más matices y variaciones, aunque no siempre se sea fiel a la consigna de partida. Si, por ejemplo, se tradujera sucesivamente un mito cosmogónico de Bután a través de cien lenguas, lo que al final sucedería es que, cartesianamente, todo sería claro y distinto para todos, al tiempo que la sabiduría y la paz reinaría en nosotros. 


El traductor tiene una misión imposible: entender como nadie el texto de partida, a fin de que todos y cada uno de los demás que lo lean en su versión lo entiendan “cabal y originalmente”, de una manera que ni el autor ni el traductor lo habrían nunca sospechado. 


En la mejor traducción cualquier palabra es un mero accidente y, por lo tanto, del todo prescindible o reemplazable. 


Al principio se hizo el Verbo, y el Verbo fue Traducción. 


Si, como dice Paz, las naciones son prisioneras de las lenguas que hablan, ¿de qué prisión hablamos cuando hablamos en otras lenguas? 


Poco más de cinco mil lenguas quedan en el mundo. ¿Por qué tantas o tan pocas si no queda nada o más bien mucho por decir? 


Se piensa que la traducción suprime la diferencias entre una lengua y otra. En realidad las hace aún más diferentes entre sí, pues lo que se ha dicho en una, se ha dicho también en otra, la cual se reafirma a sí misma por justamente eso. 


Todos los textos son originales porque cada traducción que de ellos se haga es la misma, de igual modo que cada texto es traducción de sí mismo y, por lo tanto, una mera autocopia. 


La traducción: narcisismo del texto. 


Nace un texto: nostalgia de su repetición. 


No hay textos de partida ni textos de llegada; lo que hay son textos, textos, más textos, nada. 


Medianoche; debo dormir. Nicolás en su cama y yo en la mía. Todo otro amor es solo ausencia, cansancio, carestía. ¡Dime algo, Nicolás, por tu alma y por la mía! 


Hoy, pero también ayer y anteayer pedí perdón en todas las lenguas que supuestamente sé. Todo es inútil. No hay palabras que reparen lo dañado. Y, sin embargo, ahí sigue la cretina esperanza. 


¿Cuánto de mí es porque yo lo digo o deja de ser porque no lo digo o porque simplemente callo? 


Rimas y ritmos nocturnos: Roe su hueso Nicolás, roo mi alma en la noche; todos en paz. 


Retomando, por ejemplo, la saudade, no me deja de sorprender que al parecer yo sufra simultáneamente de nostalgia, Sehnsucht, nostalgie, hemlängtan, haikeus, honvágy y miles de sentimientos parecidos. Y eso que yo tan solo echaba de menos a mi perro. 


En Internet y en varios diccionarios quechua-español busco una traducción tentativa para esa condenada “nostalgia”. Ni por asomo aparece una. En consecuencia, todo parece indicar que ni el Inca Garcilaso ni Arguedas extrañaron verdaderamente su terruño. Y a mí que ellos dos me habían convencido de todo lo contrario. 


Dime cualquier cosa, te la diré mejor, te la diré peor, te diré lo contrario, te diré otra cosa, no te diré nada. 


Llamo a Nicolás, viene; lo llamo y viene; lo llamo para que venga. Frases en yuxtaposición, parataxis e hipotaxis, respectivamente, según los gramáticos. Nunca pensé que podría ser capaz de realizar construcciones lingüísticas de nombres tan exquisitos. Yo solo quería acariciar a mi perro, que ahora viene a mí moviendo la cola. 


Dicen que las lenguas sin tradición escrita encontraron la justificación de la escritura en el prestigio del texto extranjero. En esta noche sin calma, ¿cómo justificar mi yo, que no se enuncia, ni se dice, ni mucho menos se escribe en ninguna lengua? 


Nada mejor para probar las bondades de una lengua que llevarla a una situación límite: preguntarle cuál es el opuesto de tres o para qué decir algo si ya no estás tú? 


¿Cuál sería la traducción exacta -bueno, si se quiere, aproximada- de silencio? 


Hoy he dicho sí, pero también no. ¿Por qué siento que es lo mismo? 


Hoy, también hoy, te he amado como nunca y como a nadie. ¿Pero a quién se lo dije? 


Es cierto que el que escribe un poema sabe empezarlo si bien ignora cómo acabará. El que lo traduce, por su parte, sabe cómo comienza y termina, pero no tiene la menor idea de cómo hará para llegar desde el principio hasta el final. 


¿Por qué las verdades son siempre tan fáciles de enunciar, pero imposibles de probar? ¿Acaso porque se solazan en sí mismas y, aprovechándose de nuestra torpe inocencia, se rehúsan a aceptar su propia inviabilidad? 


Una noche más después de muchas otras. ¿Y si ahora por fin surgiera esa palabra que por fin lo transformaría todo, haciendo del horror ventura, y de la pena olvido? Solo por esperar esa palabra aceptaré esta noche. 


Las mañanas discurren claras y ligeras como cuando en la infancia me decía que todo era posible. Pero cuando el sol se pone y pende en la noche la horca de la luna, el vino se enturbia en mi garganta y mi sangre dobla una y otra vez el réquiem de una nueva mañana prometida. 


Cientos de miles, acaso millones de palabras con sus infinitas variantes en las cinco mil lenguas que aún existen en el mundo, y ni una sola, en verdad ni una sola, dice mi nombre ni el tuyo. 


Odio la verdad que supuestamente albergan las frases sabias y célebres; sobre todo porque para que terminen de ser para mí ciertas y útiles tendré que morir una y otra vez hasta que, de tanto dolor, no me dé cuenta de su intensa y exasperante fragancia. 


Hoy Nicolás no ha encontrado el hueso que anoche había enterrado al lado del naranjo. Con enorme alegría acepta el nuevo hueso que saco de la gaveta, pero enseguida duda, se dirige al jardín, lo entierra junto al naranjo y enseguida una profunda melancolía lo invade. Lo mismo he hecho yo tantas veces con mis aficiones más queridas. ¿Será por eso que Nicolás ahora me mira cuando le rehúyo la mirada? 


Hoy es hoy otra vez y las palabras se suceden a velocidad vertiginosa en mi mente. Estoy vivo, exclamo, luego de haber superado la inconciencia de la noche, de la cual no tengo ningún recuerdo. Con las horas, no obstante, la sucesión de tantas palabras es solo asfixiante tumulto, angustia y desconcierto, por lo que no veo cuándo se acabe el día para sumergirme, una vez más, en el amnios del sueño y en la penumbra más pueril y más arcana. 

Hace casi dos décadas que, para bien o para mal, me dedico a la enseñanza, y cómo me cuesta hasta ahora escuchar que me digan “maestro” (o “profe”) y referirme a ellos como “mis” alumnos. Si soy maestro, solo lo soy en ignorancia y en extravío; si son mis alumnos, solo lo son por orfandad, por ignorancia o, simplemente, por inexplicable e ingenua fe.


Renato Sandoval Bacigalupo (Lima, 1957). Estudió Lingüística y Literaturas Hispánicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú y completó estudios doctorales en Filología Románica en la Universidad de Helsinki de Finlandia. Ha publicado, en poesía, Singladuras, Pértigas, Luces de talud, Nostos, El revés y la fuga y Suzuki Blues, los tres últimos recogidos en Trípode (2010). Tiene en prensa: Cámara esférica: 24 x 1.Poemas suyos han sido traducidos al francés, alemán, italiano, danés y finlandés. En ensayo, El centinela de fuego, libro dedicado al poeta simbolista José María Eguren, y Ptyx: Eielson en el caracol. En el campo de la traducción, son conocidas, entre otras, sus versiones de Pavese, Quasimodo, Tabucchi, Arnaut Daniel, Tieck, Rilke, Kafka, Södergran, Ågren, Haavikko, Saarikoski, Dinesen, Boberg, Drummond de Andrade, Lêdo Ivo, Paulo Leminski, Sylvia Plath, así como un par de piezas de teatro escritas en francés por César Vallejo y una antología de cuentos de Quebec (Canadá) bajo el título La mano de dios. En 1988 obtuvo el primer premio de “El cuento de las mil palabras”, del semanario Caretas. Dirige la editorial Nido de Cuervos y las revistas Evohé y Fórnix. En la Pontificia Universidad Católica del Perú dicta, alternadamente, Literatura Alemana, Literatura Nórdica y Literatura Francesa Medieval. También enseña en la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas de la Universidad Ricardo Palma. Es director del Festival Internacional de Poesía de Lima (FIPLIMA).