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3 feb 2012

Presentamos a continuación tres textos de la gran poeta y narradora argentina Luisa Futoransky, quien estuvo de paso por Ecuador hace unos meses. 

Tres poemas como anticrónicas de viajes, donde la voz asume lugares y personajes de una forma siempre atrevida e inteligente. Poesía que pareciera jugar con el límite de lo que es lo real y lo que el individuo asimila como la realidad dibujada en sus vueltas geográficas. En los asentamientos nómadas de sus fotografías donde la memoria busca a toda costa ser memoria. 


NARCISA LÁINEZ 

Una línea de hace 17 años dice: ayer, en Tarazona, fui caminando al pozo de los Aines.
Me contaron que era un judío que contra los preceptos de su dios trabajaba los sábados, otros dijeron que lo acontecido fue justo porque no quería trabajar en sábado. Por una u otra razón o todo lo contrario cayó dentro, con su recua. Para que el castigo no se olvide, abajo todo quedó verde, siemprevivo. 
Un geógrafo afirmó que se trata de una cavidad kárstica. Un doctorando dijo que es un pozo de riego medieval. Los jardineros señalan que en el fondo prolifera el extraño helecho llamado “lengua de ciervo”. El propietario actual insiste en que los turistas no le jodan los olivos. 
De Tarazona conservé dos palabras para el arcón del poema: cierzo y Moncayo. Pero que a lo mejor son una. 
Y que en el campanario de la iglesia anidan cigüeñas. 

En hebreo ayn es ojo y manantial y en árabe también. En algunas leyendas el judío se convierte en moro. Otras, más castellanas, refieren que una muchacha, la Inés, se cayó en el pozo, dando así origen al Pozo de la Inés
Aunque lo diga la línea, como estar estar, pongo mi mano en el fuego que nunca llegué ahí. Algunas veces la saco nívea; otras, chamuscada hasta la matriz.


LOUVRE, HOY:



Título:
La bruja de Laponia observando con delectación desde una roca, capa al viento y puños cerrados, el naufragio de un navío a causa de la tormenta que ella misma ha provocado.
Cada uno respetando su rol; el mástil incrustado de salpicaduras
-presumo sanguinolentas-, y aullidos de los marineros.
Cielo y mar sin escapatoria, renegridos. Volutas del oleaje, malvadas.
La bruja en su roca, de perfil, más bien una esfinge.
Nadie puede ayudar a nadie, nosotros tampoco.
George ROMNEY, fecit, aguada de 1775.
El sabrá por qué.



SAN SILVESTRE

Desquiciada, la bailarina se fue por las ramas. Una escala de trenza, seda y nube la condujo al paralelo de hoyos y algas. Dicen que así es la vida de sirena.
A la arpista le crecieron tersas alas de fuego en las pinturas del Louvre y la dejaron de perfil en el ángulo izquierdo de las legiones angélicas.
La amorosa pereció en bulevares más desiertos y helados que los de Novosibirsk. La apasionada en un hospicio, la esbelta se evaporó de la lámpara de Aladino para nunca más volver. Todas las que no soy la noche de San Silvestre.
Pero aún desean.

La lluvia de tanta ceniza ciega el horizonte del día después.

Moraleja, si cabe:
Los animales que no alcanzaron a entrar en el Arca (de Noé) se alojaron en nuestro inconsciente: erinias, quimeras, dragones, salamandras, por ejemplo.
Esta noche soy o parezco
Pollito Fénix


Luisa Futoransky nació en Buenos Aires en 1939. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: Partir, digo, El diván de la puerta dorada, La sanguina, La parca, Enfrente, Cortezas y fulgores, De dónde son las palabras, Ortigas; una antología de su poesía fue publicada en 2002 por el Fondo Nacional de las Artes, Argentina; novela: Son cuentos chinos, De Pe a Pa, Urracas, El Formosa; ensayo: Pelos, Lunas de miel y tiene inédito: Crónica de supersticiones urbanas. Sus libros han sido traducidos al francés y al inglés. Ha sido distinguida por Francia con la orden de Chevalier des Arts et Lettres y ha obtenido las becas Guggenheim y del Centre Nationale des Lettres. Por su obra ha recibido, entre otros, el Premio de poesía Barcarola (España), en tres oportunidades el premio Fondo Nacional de las Artes (Argentina) y Bienal Lorenzutti (Argentina). Reside en París.