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25 dic 2006


"LA POESÍA ES SU PROPIO DEVENIR": ENTREVISTA A MAURIZIO MEDO

Por Ángel Emilio Hidalgo

Maurizio Medo es uno de los más representativos poetas peruanos y latinoamericanos de la actualidad. Ensayista y antologador, en el 2004 obtuvo el Premio Eguren de poesía. Está próxima a aparecer la edición peruana de su libro "Manicomio".

Raúl Zurita dice que los poetas son “exiliados de la lengua”, contradiciendo la máxima de Octavio Paz de que “la única patria es el lenguaje”. ¿Coincides con este aserto? ¿Acaso ese espíritu de desarraigo se hace presente en tu poesía cuando evocas la memoria de los inmigrantes italianos?

En mi caso, y particularmente en El hábito elemental, lo que ocurre es que dos lenguas, el español y el italiano, devienen hasta encontrarse dentro de una sola sustancia, de un solo magma, en este caso la poesía. Al encontrarse generarán expresiones que no pertenecen a ninguna de ellas en particular pero que empiezan a existir en tanto se les nombra. Yo crecí con estos dos idiomas en paralelo, el italiano y el español. Los entendí desde que tengo uso de razón, pero no “pertenecí” a ninguno de ellos. En ese sentido los poemas de El hábito elemental más que habitar un lenguaje se articulan para generar nuevas formas de expresión. Lo que traté fue de ser fidedigno a los sonidos de la(s) evocación(es) y al mismo tiempo convertirlo en impresiones lingüísticas. El lenguaje, que ahí es fruto de un hibridismo, de una síncresis, va más allá entroncándose con otro que no existe, uno sensorial. Esto genera una suerte de jerga – Luis Fernando Chueca la denomina como “médica”. De alguna manera esta jerga podría representar la lengua de un habitante del exilio.

En tu ensayo y antología sobre la poesía latinoamericana: “En un país imaginario”,de próxima aparición, hablas del intento más o menos consciente de algunos poetas del continente por establecer diálogos con el pasado, especialmente con las primeras vanguardias del siglo anterior. ¿Eres consciente de que en tu poética reconstituyes algunas de esas tradiciones?

¿Podemos hablar de alguna poética que se sustraiga al diálogo con su tradición? En mi poética, y en otras como la del chileno Héctor Hernández Montecinos o la del mexicano Rodrigo Flórez (por nombrar sólo a dos estupendos poetas de tu generación), se da una rotura con el concepto de autor, de un autor. Entonces la escritura es una experiencia absolutamente consciente en donde sabes que puedes estar repitiendo la misma metáfora de quienes te antecedieron pero otorgándole nuevas significaciones. Es lo que Zurita, refiriéndose a Hernández Montecinos, denomina como "Poética de la lectura". La experiencia de la escritura será válida para el individuo en tanto éste sea una representación tribal y colectiva.


La poesía de Róger Santiváñez, uno de los autores más destacados de tu generación, puede ser leída en términos de una gran dislocación del lenguaje y los sentidos, un abandono del “buen decir” literario, una actitud de marcado escepticismo y un acercamiento al habla y la sensibilidad marginal en el Perú de los 80. ¿Hasta qué punto ese ethos poético fue compartido por ti y los escritores de tu promoción?

Róger Santiváñez, qué duda, desde la publicación de Symbol (1992), uno de los pocos escritos “en peruano”, es un autor para tomar en cuenta. Lo que me alucina de su poética es como reinterpreta las diversas tonalidades del callejeo (Rosa Roja de mi pukto corazón álzate calata) para arrastrarlas hacia la glosolalia neobarrosa (wayno awayta aguanta tu angustia observa la luna) y de ahí a una escritura que bordea la mística (Vía sacra es esta hendidura/ Que toco roco de tu película) Lo que quiero decir es que la aventura poética de Santiváñez emprende una vía ascensional. Esta es va desde el habla lumpen hacia un sentido religioso. Su escritura simboliza la purificación del hombre a través del lenguaje y por sobre el lenguaje. Es decir a través de la poesía. Conocí a Róger en ¿1987? y desde ahí nos sabemos compañeros de ruta, ajenos a experiencias como Kloaka o Asaltoalcielo . Recientemente ambos compartimos el Premio de Poesía José María Eguren 2004. Esto ante todo. Ahora no sé hasta qué punto Róger y yo podamos compartir también un espíritu generacional (lo que tampoco me quita el sueño) En ese sentido podría identificarme más con alguien como Paco Benavides.
Ahora, bien, te señalaba que Róger Santiváñez emprendió una escritura ascensional (de lo marginal a lo sacral). Mi caso es su opuesto. Desde lo metafísico voy descendiendo hacia los territorios de la exclusión poética (por ejemplo en Manicomio) hacia la articulación de un habla a través de formas marginales (La trovata). Hablo de una marginalidad en la expresión (donde el guaraní puede coexistir con el resve y el habla de los chalacos y expresiones mapuches) Definitivamente estos desplazamientos, uno de ascenso y el otro de descenso, poseen esas zonas intermedias que permiten nos encontremos tanto en el descentramiento como en la corrupción de los conceptos tradicionales de lenguaje (prueba de ello está en mi poema Santivañez: Noches melopéikas/ de puro vaho sideral/ acosados por el ansia de la Poetry) Pero esto no es algo nuevo. En la poesía peruana esta aventura está presente desde la publicación de Trilce. Luego de Trilce somos varios los poetas peruanos que nos encontramos en la rotura de las convenciones del idioma en búsqueda de la posibilidad de un nuevo decir. Esto implica tanto a poetas como Carlos Germán Belli, Juan Ramírez Ruiz, Elio Vélez, hasta otros como Giancarlo Huapaya, Salomón Valderrama o Andrea Cabel. Lo que quiero decir con todo esto es que los poetas, más que ser agrupados de acuerdo a períodos históricos (promoción o generación) o sus nacionalidades, deberían reunirse de acuerdo a sus escrituras. Pienso que hemos hablado tanto desde Ortega y Gasset (sin leer bien a Ortega y Gasset) que hoy aparece con sus conceptos desnaturalizados. Te mencionaba que me sentía más cercano a Paco Benavides que a Róger Santiváñez pues yo creo más que en generaciones en las afinidades ante la escritura como en los procesos de la misma. Comparto esa actitud por ejemplo con Raúl Zurita y Héctor Hernández, con José de Jesús Santpedro y Alejandro Tarrab, con José Pancorvo y Willy Gómez Migliaro. Tanto como la que veo en jóvenes como Fabián Darío Mosquera o Robert Baca.

El poeta Miguel Ildefonso distingue tres momentos claramente identificados, según él, en la última poesía peruana: el primero iría de 1990 a 1994, el segundo a fines del milenio y el último desde el 2001 hasta la actualidad, donde se inscriben nombres como los de Luis Fernando Chueca, Victoria Guerrero, Lorenzo Helguero, el mismo Ildefonso, casi todos limeños. ¿Hoy sigue siendo Lima el Perú, o son más visibles las voces del país profundo y diverso?

Justamente. Me refería a la caída del valor en la "Bolsa de los Conceptos" de la palabra “generación”. Eso hace que se nos vuelva sospechosa y que se emprendan nuevas lecturas de la tradición. En la década de los 90 presenciamos un Big Bang del discurso, quizá por ello Miguel se anime a señalar un momento, en este caso 1990 a 1994, como uno crucial en esto que llamamos “poesía peruana”. Esa idea es tan válida como señalar otros momentos (1982, 1988, hay algunos que se refieren sólo a 1992) Pero el mismo Miguel Ildefonso se ha referido a la relatividad de las periodificaciones más recientes. Ildefonso, Chueca, Guerrero y Helguero son voces muy importantes, cómo no, pienso yo que si hubieran escrito obras como Vestigios, Contemplación de la muerte, Ya nadie incendia el mundo o Boletos no en Lima sino en Trujillo, en Arequipa o en Cusco, tarde o temprano habrían tenido la misma repercusión. Me preguntas si hoy son más visibles las voces del país profundo y diverso yo creo que esas voces se hicieron más visibles desde Lima con los aportes de Hora Zero y el Movimiento Poético Kloaka. La migrancia provocó que Lima sea capaz de reflejar la heterogeneidad del Perú. Otra cosa es que no se le lea. Pero no sólo Lima. Creo que desde la provincia, término utilizado para denominar a todo lo que no es la capital, se sataniza a la capital en tanto se le desea. Yo estoy hace tres años en Arequipa y veo que la ciudad, las ciudades, siempre dejan de lado la expresión de sus periferias ( y tal vez en Lima esto ocurra menos). El poeta de la provincia suele quejarse del desdén que percibe que hay hacia él desde Lima. Pero un momentito, ¿no es el mismo que hay, por ejemplo en Arequipa, a las expresiones escritas en loncco, las que se difunden más que como literarias como folklóricas o vernáculas? Es por esa razón, así como relativizo el concepto de “lo latinoamericano” recogido en tratados y antologías que hago lo propio cuando hablamos de “poesía peruana”. Es por eso que digo que ésta es subterránea. Leemos solamente lo visible que hay en ella. A la punta del iceberg.

¿Crees que existen líneas definidas que particularizan “lo latinoamericano” en la poesía; o más bien, corremos el riesgo de caer en esencialismos?
Tendríamos que ponernos de acuerdo a qué nos referimos con "lo latinoamericano". Cuando hablamos de "lo latinoamericano", ¿estamos incluyendo a los negros de Cuba o de Brasil, como reclamaba Cabrera Infante? ¿Estamos pensando tanto desde el español como desde el portugués y el francés o desde hibridismos lingüísticos como el spanglish y el portuñol? Como lo explico en el prólogo de En un país imaginario: Para algunos autores lo “latinoamericano” finge una unidad suficiente sin referencia a España (Julián Marías) Pero es cierto también que hablamos de “lo latinoamericano” para referirnos a un territorio de la lengua donde la influencia poética española ya no aparece como la dominante. Desde Salomón de la Selva hasta los Poemas y antipoemas de Nicanor Parra estamos ante una escritura inscrita en otro territorio- ideológico y estético. Uno que rompe con la idea de un lenguaje exclusivo y que se desplaza sobre la base de un constante replanteamiento. Ahora si zapeamos recorriendo los canales que emiten sus señales desde la estación “poesía latinoamericana” encontraremos que todas sus imágenes sintonizan al provenir de un desborde, provocado por la crisis de un discurso homogenizador, que en el caso de “lo latinoamericano” es el de la poesía conversacional.
Entonces, entre el fin de Siglo XX y los albores del XXI, la poesía aparece desbordada y es desde este desborde que los discursos se multiplican en proporciones geométricas, es la idea de ese Big Bang ocurrido también dentro de la poesía peruana, que rompen con la posibilidad de una secuencia y de una linealidad. Podría referirme a diversas expresiones uniéndolas, un poco arbitrariamente, más que en líneas definidas, en zonas o campos de lenguaje. Habría uno próximo a una nueva tonalidad conversacional donde podríamos ubicar poéticas como las de Julián Herbert, Victoria Guerrero, Claudia Masin, Ericka Ghersi, Felipe García Quintero, Nicolás Alberte, Cecilia Romana, José Carlos Yrigoyen, Andrea Cote, John Galán Casanova. Otro que se articula a través de construcciones fragmentarias - Jorge Solís, Ramón Peralta, Pablo Paredes. Otro de órbita culturalista en los que la poética se sostiene basándose en referencialidades literarias, míticas, históricas, etc. – Luis Carlos Mussó, María Rivera, Fabían Darío Mosquera, Ernesto Carrión, tú mismo. Otro, al que Luis Fernando Chueca denomina como “una construcción arquitectónica que diseña un recorrido (extensos conjuntos en que cada uno de los textos es en realidad un paso o una estancia en el trayecto que es el libro: un único poema), y un lenguaje que tiende al barroquismo por su recargamiento y los diversos registros que articula - culto, coloquial, técnico, lírico, antipoético, etc”.- Gustavo Barrera, Rodrigo Flores, Héctor Hernández Montecinos, Felipe Ruiz, Alan Mills. Y me quedaría corto. Estamos hablando de escrituras que aún están en gestación. Sólo estoy nombrando, como dije, algunos campos de lenguaje. Ahora ¿qué ocurre dentro de cada uno de estos campos? El asunto es mucho más complejo aún. Ahí las escrituras acontecen conforme a una visión del legado de las vanguardias; conforme a la sustitución del poema por formas inestables e irregulares; conforme a una voluntad por reificar los diálogos tanto con nuestras tradiciones como con otras, como por ejemplo, la clásica, (griega o latina), con la española, fundamentalmente a través de los autores del Siglo de Oro o los Del 27, con la norteamericana, con la italiana, con la francesa, etc., etc. Y todo esto ocurre desde una nueva dicción, desde una poética que por un lado retrocede en búsqueda del orden perdido y que por otro deviene en agonalidad, desde una reinterpretación del género, desde una resignificación ideológica de la naturaleza del yo, desde nuevos escenarios y desde nuevos sujetos, etc., etc. La poesía es su propio devenir.



MÍNIMA SELECCIÓN DE MAURIZIO MEDO



Datsun

Enterrada la tristitia valdelomar. A escribir plúmbeos pura espuma, absortos ante musas con vellos y no pan/no poema/ bajo el brazo. En aquella villa gris envuelta en pellejo burro recuerda nuestro adánico callar en mesas desdormidas entre recuas acholadas de verlaines y lautremonts. Recuerda a Nazarenas elevada entre sahumerios. Su feligresía octogenaria amoratando en Octubres penitentes.
Años Inútiles. Unicornio Rodríguez susurrando azur en un tímpano. Milanés haciéndonos en la oreja un irremediable vangogh. Trova contrastable con esa música ineaudible que aún nos anocha los oídos.
Recuerda cómo la neblinosa arquitectura alumbrábase de nínfulas, telescopadas desde el espejo retrovisor de nuestro Datsun.
(Tunas taxeabas secreta escritura exponencial en estática travesía de intramares, enamorado del ámbar semáforo. Yoni de icarado copiloto, buscando lotos en la ingrávida matriz de su conciencia)
Recuerda que in tempus di calendas no hay tregua.
Pasan las horas/ las hojas/ uno mismo pasa sino es por otro conjugado.
Ora, entrecanos, el mirar del ojo redime de bruces los pretéritos.
No hay más cormoranes vertebrando el cielo antipictórico.
Es otro el polvo acumulado sobre el húmero.
El exilio nos sitúa en opuestas geografías, mas, la palabra, siempre la misma, en asedio fecundo arrebata al olvido a esos cuervos muchachos, extraviándolos en el tráfago eterno que transcurre entre los cúrsiles marasmos de este poema.

(de El hábito elemental)



Centón del comedero raquel se burla y nos insulta cada vez que nosotros nos lamentamos y echamos de menos la vida anterior en la tierra. se ríe y nos ultraja sin cesar llamándonos esclavos y basura llegando incluso a veces a turbarnos....¡bravo¡ sigan así, lo hacen muy bien, laméntense. a sílabas entrecortadas quiso repetir un nombre: (jxuan de dios), ¡ah, ese si que hubiera sido un verdadero nombre!, mas como un serrucho trabado en elclavo oculto (que maldice el carpintero), sólo pudo pronunciar, a duras penas, tartamudeando -atragantado por el aserrín de sus palabras- las chirriantes sílabas de su apellido: (mar - mar -ttí -nnez) nupsa pusch? vuelvan a sus buhardillas, médicos parásitos, y tú también, que no es por amor a los hombres que deliras; es por tradición de imbecilidad. tuviste razón en cambiar el bulevar de los perezosos, los cafés de los poetastros, por el infierno de los animales, por el comercio de los astutos y la salutación de los simples. ¿quién puso en mí esa misa a la que nunca llego? nada pasa después de los 12 años que importe mucho. ¡hiciste bien en partir, arthur rimbaud! hoooo en el steamer de un capstan que huma los añiles del horizonte primo, del gris amoratado, navego por gaviotas que sucumben a miles y por islas de vidrio que se apartan a nado. dice la gente que serías... nupsa pusch? digan lo que digan no saben que va todo esto. sobre las manos te paseas ¿de qué color son los pájaros? ¡tanto horror le inspira el hombre a su propio semejante! amigos muertos que caminan en las tardes grises hacia frontones de pelota solitarios. puede ser que al decir esto me equivoque, pero puede ser también que diga la verdad. lo mejor de todo es no existir, lo mejor en segundo lugar, morir pronto si el hombre supiera que el destino es libertad estaría salvado para siempre. nupsa pusch? no quiero seguir viviendo contigo bajo el miedo. ahora que usted está bien enterado de lo que puede ser alcanzado en mí (y curado por las drogas), de la zona de conflicto de mi vida, espero que sabrá suministrarme la cantidad suficiente de líquidos sutiles, de reactores especiosos, de morfina mental, capaces de sobreponer mi abatimiento, de enderezar lo que cae, de juntar lo que está separado, de reparar lo que está destruido. peregrinos que vivís meditabundos talvez en algo que no veis presente ¿venis desde una tan remota gente que os miro, con agobios tan profundos? necesito estar a oscuras, necesito regresar al hombre. no quiero que me toque la muchacha, ni el rufián, ni el ojo del poder, ni la ciencia del mundo. no quiero ser tocado por los sueños. el suelo está emparedado de almas y de mujeres con un sexo hermoso donde los minúsculos cadáveres reflejan sus momias. ésta es la soledad de mil cabezas, la gárgola que aúlla, la gallina desesperada. que jamás el destino, comprendiéndome mal, me otorgue la mitad de lo que anhelo. la tripulación estaba completa. contaba con un limpiabotas, un sombrerero que también hacía capuchas; un abogado, a quien trajeron para que pusiera orden en sus disputas; y un tasador, para que valorase sus pertenencias. nupsa pusch? raquel se burla y nos insulta cada vez que nosotros nos lamentamos.

(de Manicomio)


Pain pain pain


Paso al cholo ebúrneo
Paso al que esputa el negro ahogar de los bellacos
Paso al de la logoclonia el tic la rabia
Paso a la atrabilis rapera de los Conos de Altamira
Paso al rompedor socavón del tocapus decir
Paso al que partitura rayo oro de lengua al sol

(heraldos agobiados por lo que suponemos
LITERATURA NACIONAL)

Pero, como el tonto coyote, todos llegaron a destiempo.

Y así, bruto,
de corazón a pie
-VaLLeJiAn RaPsOdy-
a paso agraz, de tanto cantar
¿dónde el cantor?
fui a pulso pulmón.
Cantaba tenue tenor en tanto nos oían a mi mujer voz, a mi voz pífana, de niño berrinchido mi voz, la del je est un autre, oh voz constelada de otredades,
¿dónde estás vos?
Cantaba tanto que el artrítico amanuense estuvo por catastrar los sonidos de la mancha.
Empero en un impromptu detúvose y...

BLOOOOOOOOM

-Deténgase – nos dijo – si cantáis así unplugged por aquí no.
Esta es la vía que desemboca al canon.

¿Y pasó el que atora tora lengua en traje tinterillo?
¿Y pasó el de las bucólicas enfermadas en carbón?
¿Y pasó el poeta laxo avernal a jure por Darío?
¿La que gritó “soy un hombre”empapada
en coloide seminal?

Los japanis y yorkers los retrataron
entre turbas de pelícanos
y entraron chochos a parasitar
fagocitando lo que suponemos
LITERATURA NACIONAL)

(de La Trovata)

18 dic 2006

ENTENDIENDO LA NEGRITUD

Luis Carlos Mussó

La presente obra acomete una aproximación a la problemática de las manifestaciones culturales –y específicamente las literarias- en el Ecuador. Con un manejo lúcido de sus recursos retóricos, provisto de método y pertinencia, nos aleja de viejos prejuicios y arroja luces sobre “lo negro” en nuestras letras, para ayudarnos a leer mejor, agazapados también en su trinchera crítica. Adalberto Ortiz y Nelson Estupiñán Bass son los escritores convertidos en objeto del incisivo estudio de Miranda, que no descuida el peso de la oralidad dentro de la negritud, ni el de las composiciones de los decimeros esmeraldeños.
Desde el discurso de los textos visitados, que va desde la ambigüedad hasta la reelaboración de una identidad afroecuatoriana, parece empeñarse con carácter explorador en el reconocimiento de un horizonte que, aunque a menudo impugnado, siempre ha estado allí. A lo largo del texto se nota una preocupación por interpretar la expresión literaria de un universo que, pese a pervivir junto a otros, ha sido proscrito y estigmatizado como marginal. El autor pretende, de esta manera, descifrar este patrimonio cultural analizando los elementos de su sintaxis y despejando el camino para el lector. Complejidades como la asumida por este estudio, sus tensiones y movilizaciones internas, han sido sorteadas hacia el entendimiento de una idiosincrasia tan rica y cargada de sentido; hacia la lectura de procesos que devienen resistencia étnica e ideológica.


FICHA

Autor: Franklin Miranda
Título: Hacia una narrativa afroecuatoriana/ Cimarronaje cultural en América Latina
Editorial: Casa de la Cultura Ecuatoriana
Núcleo de Esmeraldas/ Abya-Yala

11 dic 2006



SE PRESENTA OBRA DE CUATRO POETAS GUAYAQUILEÑOS

Este miércoles 13 de diciembre de 2006, a las 19h00, en el Auditorio “Grupo de Guayaquil” de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, se presentará el libro Porque nuestro es el exilio, de los poetas guayaquileños Luis Carlos Mussó, Ángel Emilio Hidalgo, Ernesto Carrión y Fabián Darío Mosquera.

Porque nuestro es el exilio, publicado por Eskeletra Editorial, es una muestra que recoge buena parte de la producción lírica de estos cuatro autores, diferentes entre ellos, pero con sólidas propuestas literarias. Luis Carlos Mussó, Ángel Emilio Hidalgo y Ernesto Carrión han publicado varios libros y recibido premios nacionales. Fabián Darío Mosquera es el único inédito.

En el estudio introductorio de Porque nuestro es el exilio, el poeta y crítico peruano Maurizio Medo se refiere a los poetas guayaquileños en estos términos:

- Sobre Luis Carlos Mussó: “Desde mi perspectiva rubrico la idea de Milán de ese espacio como un no-lugar (…) contiene todos los lugares y todos los tiempos. Esta idea pareciera encarnarse en la poesía de Mussó”.

- Sobre Ángel Emilio Hidalgo: “Aparece exento de todo evasionismo artístico por su conciencia y diálogo con la historia; hace a un lado a la urbe y los espacios públicos –con algunas excepciones- para, más bien, volver a lo esencial mediante trazados versales de estirpe metafísica”.

- Sobre Ernesto Carrión: “Lo que obra Carrión con el poema, hurgando por diversos niveles de fabulación (mitopoética, histórica y literaria), es un carnaval: un carni-vale.

- Sobre Fabián Darío Mosquera: “En la estrategia de Mosquera, el lenguaje “clásico” confluye con su desnaturalización barroca o neobarroca (…) El gran protagonista en la poética de Mosquera no es el “Yo”, ni su máscara. Se trata, más bien, del propio lenguaje”.

Porque nuestro es el exilio es una apuesta al trabajo literario exigente y serio en nuestro medio, un compromiso con la poesía y la vida. Un testimonio de cuatro poetas guayaquileños contemporáneos que manejan voces, temas y discursos diferentes.

Se trata de un libro que interpela al canon oficial, precisamente porque está escrito desde el puerto. Pero, como dice Murizio Medo acerca de estos escritores, “lo importante es apreciar qué hacen con el lenguaje”. Esta obra nos invita a descubrir sus variadas propuestas líricas.

La presentación estará a cargo del escritor Miguel Donoso Pareja y de la investigadora y catedrática Tina Zerega. La entrada es libre.


6 dic 2006


ABIERTO EL CERTAMEN DE POESIA HISPANOAMERICANA, "FESTIVAL DE LA LIRA"

Mañana en el Museo Municipal de Guayaquil, el poeta y crítico de arte Cristóbal Zapata, dará a conocer al público los detalles sobre la organización de este concurso internacional, auspiciado por el empresario Juan Eljuri Antón y la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, cuyo Presidente es el poeta Efraín Jara Idrovo. La cita para los interesados es a las 19h00, en el Auditorio del Museo Municipal (Sucre entre Chile y Pedro Carbo).

BASES

1. La Fundación Cultural Banco del Austro y la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, instituciones de la ciudad de Cuenca (Ecuador), convocan a la primera edición del certamen Poesía Hispanoamericana “Festival de la Lira”.


2. El premio único consiste en treinta mil dólares, una Lira de Oro y diploma, y se concederá al autor del mejor poemario escrito y publicado en idioma español durante el bienio comprendido entre el primero de enero de 2005 y el treinta y uno de diciembre de 2006.


3. Podrán concurrir todos los escritores, cualquiera sea el país de procedencia o residencia. Cada autor podrá presentar hasta dos libros, acompañados de un sobre cerrado, que contendrá: nombre y apellidos, nacionalidad, domicilio, teléfono, correo electrónico del autor, así como una breve nota bio-bibliográfica y una fotocopia del Documento Nacional de Identidad o del pasaporte.


4. Las obras deberán ser enviadas en número de cinco ejemplares a la siguiente dirección: POESIA HISPANOAMERICANA. FESTIVAL DE LA LIRA. Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, calle Presidente Córdova 7-89 y Luis Cordero, Cuenca-Ecuador, o a la casilla postal de la institución: P.O. Box 01.01.4907.


5. El plazo improrrogable de admisión de obras finaliza el 2 de febrero de 2007, admitiéndose los trabajos que se hayan presentado en las oficinas de correo con esa fecha.


6. El premio será otorgado por mayoría de votos y no podrá ser dividido ni declarado desierto. El jurado podrá conceder dos menciones que se denominarán “Lira de Plata”.


7. La ceremonia de premiación se realizará el día 6 de abril de 2007. Los organizadores cubrirán los gastos del traslado del ganador a la ciudad de Cuenca y su estadía.


8. El autor del poemario ganador otorga al certamen el derecho, sin exclusividad, de publicarlo en la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay. Esta edición estará destinada solamente a su circulación en Ecuador.


9. El jurado integrado por figuras de renombre internacional, acompañará su veredicto con un juicio razonado sobre el valor de la obra premiada y resolverá cualquier situación no prevista en esta convocatoria.


10. La participación en este premio implica de forma automática la plena y total aceptación de las presentes bases.

Mayor información: inscripcion@festivaldelalira.com

4 dic 2006

LUIS CARLOS MUSSÓ OBTIENE EL PREMIO JORGE CARRERA ANDRADE, 2006

El viernes 1 de diciembre y en ceremonia presidida por el alcalde Paco Moncayo, el Municipio Metropolitano de Quito concedió el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade (al mejor libro de lírica publicado durante el último año) a Tiniebla de esplendor, de Luis Carlos Mussó.


Vigilia entre la luz y la oscurana

Por Fabián Darío Mosquera*

El poeta guayaquileño Luis Carlos Mussó vuelve, en su libro Tiniebla de esplendor, a la utilización de la ciudad como telón de fondo y, al mismo tiempo, como símbolo de la ausencia de sosiego y del brusco galopar de los sentidos.
Es en una "Babilonia tropical" (como la define Fernando Nieto Cadena) sembrada de tabernas y lupanares, donde Mussó se plantea la naturaleza de algunos paradigmas siempre inquietantes: la escritura entendida como llaga y oficio, la mujer como propiciadora del deleite y la derrota, la Historia como exhumación de las tradiciones griega y judeocristiana.
"Los vagones se arrastran hacia el trópico de colibríes", dice en algún momento el autor, aludiendo quizá a una travesía en busca del calor frondoso que palpita en la intimidad de estos poemas, escritos con cabal entendimiento del oficio lírico.
A través de la paradoja del título (que proviene evidentemente de "la oscura claridad" de Cornaille), la obra sugiere la imagen del ser humano como contradicción, signo en constante tránsito, estatua de ceniza que se deshace con facilidad para que el viento la forje y disipe de nuevo, marcando así el pulso de lo que llamamos vida, mostrando las "distancias habitadas" que llamamos memoria o nostalgia.
Tiniebla de esplendor es un libro maduro, contundente e incisivo, que logra lo que todo poemario debe: conciliar equilibradamente su carga semántica con una arquitectura de imágenes luminosas. Se trata de un libro que constituye una iniciativa importante, dentro de un ambiente en el que la poesía de buena factura es condenada a un ostracismo vergonzoso.
DOS
Si los pájaros agobian mis husos con negaciones de la muerte,
se fugan tus manos luminosas como dos aviones de guerra
escapando en la noche del Barón Rojo.
¿Qué santo y seña, qué signo grabado y dispuesto para su lectura,
qué zarza incendiada en lo alto del monte
orientará nuestros placeres?
OMEGA
(el anillo de Moebius)
I
De pie, ya en la cantina, escucho las campanas que repican a muerto. Sobre la mesa, cientos de papeles amarillos.
II
Abro los ojos como cenotes, en medio del invierno restringido. Indago entre versos blancos, entre el vaho de la noche angosta.
III
Sentado en la cantina. Persisten las campanas con la babel de sus badajos. Improviso: sin leer ningún papel amarillo, intuyo por quién repican a muerto.
IV
Esto soy yo.
V
¿Esto soy yo?
*Publicado en Expreso, el 10 de septiembre de 2006

1 dic 2006



Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) es un poeta trascendental en el escenario de las letras hispánicas. Un poeta que trabaja el lenguaje con la habilidad de un cirujano, un heraldo incansable y silencioso del íntimo rumor de la palabra.

Su verbo brillante -poco conocido hasta que obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1988- se expresa como un verdadero canto a la existencia, incluso más allá de la vida, según las coordenadas de una obra repleta de simbolismos. Gamoneda es un defensor atrincherado de la “poesía pura”, como en su momento lo fueron Mallarmé y Valéry.
Por eso, ha sido una “isla” en un país donde impera la ya desgastada “poesía de la experiencia”. El Premio Cervantes para Gamoneda es el justo reconocimiento a una obra fraguada desde la madurez, el rigor y la exigencia.

Nos unimos, pues, a las voces de regocijo y satisfacción que se han levantado en el mundo hispano, a propósito de la consagración de este enorme maestro y poeta.


De Libro del frío (2003 –edición revisada y aumentada de la original, 1992-):

Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los vientos, pájaros que volaban ente la ira y la luz.

Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.


***

Hablan los manantiales en la noche, hablan en los imanes del silencio.

Siento la suavidad de las palabras olvidadas.


***

Esta hora no existe, esta ciudad no existe, yo no veo estos álamos, su geometría en el rocío.

Sin embargo, éstos son los álamos extinguidos, vértigo de mi infancia.

Ah jardines, ah números.


***

Hay un anciano ante una senda vacía. Nadie regresa de la ciudad lejana; sólo el viento sobre las últimas huellas.

Yo soy la senda y el anciano, soy la ciudad y el viento.


***

Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el silencio de las últimas ramas.

Esto era el destino:

llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.


***

Hueles los lienzos húmedos, tus ácidos. Eso queda de ti, un espesor viviente.

Ves el espejo sin mercurio. Es sólo vidrio sumergido en sombra y dentro de él está tu rostro. Así

estás tú dentro de ti mismo.


***

Entra en tu cuerpo y tu cansancio se llena de pétalos. Laten en ti bestias felices: música al borde del abismo.

Es la agonía y la serenidad. Aún sientes como un perfume la existencia.

Este placer sin esperanza, ¿qué significa finalmente en ti?

¿Es que vas a cesar también la música?


***
Amé las desapariciones y ahora el último rostro ha salido de mí.

He atravesado las cortinas blancas:

ya sólo hay luz dentro de mis ojos.



“Así como la literatura reposa en la ficción, la poesía es una emanación de la propia vida. Son mi sufrimiento y mi gozo los que se manifiestan en mi poesía. Por tanto la poesía es una verdad en sí misma y no tiene que ver demasiado con la ficción y por tanto alguna vez he dicho que la poesía no es literatura”.

“La poesía es un arte de la memoria. Pero la memoria es siempre conciencia de pérdida (de lo que ya no está con nosotros... conciencia de progresivo acercamiento a la muerte)”.


Antonio Gamoneda

27 nov 2006

El campo minado es Internet y la trinchera el blog
(Guerreando por la web) *

Por Javier García


El último libro de Raúl Zurita nació motivado por las diatribas plasmadas en una página web. Y mientras un vate se dedica en su sitio a especular “cómo morirán los poetas chilenos”, Faride Zerán, autora de “La guerrilla literaria”, que reunió a Neruda, Huidobro y De Rokha, dice que aún “los poetas mantienen la saludable tradición de sacarse la mugre”.

(Raúl Zurita)
Lo más probable es que si Rodrigo Lira viviera tendría un blog. También es posible que Raúl Zurita no se imaginara hace 20 años que uno de sus libros nacería motivado por conflictos literarios vía Internet. “Los países muertos”, última publicación del poeta, surgió a partir de los debates que se dieron en la página web www.letras.s5.com.

Comentarios que pasaron a punzantes ataques verbales. Y de ahí nacieron personajes, del poemario, sacados de “la farándula literaria” y mediática local. Patricia “la mesiánica” Espinosa, Álvaro “gordi” Bisama (DJ), Nelly “la turca” Richard, Camilo “hueca” Marks, Germán “Moby Dick” Marín y Diego “Telonero” Maquieira.



(Rodrigo Lira)
Sin duda que otro es el ritmo por estos días, comparado a la década de los ’30, cuando Pablo de Rokha, Vicente Huidobro y Pablo Neruda daban vida a la llamada “guerrilla literaria”, donde cada uno enrolaba a sus jovencitos y les llenaba los bolsillos de granadas para que luego el jefe de ejército, por medio de la prensa, afilara los cuchillos para destrozarse.
Al parecer, los poetas de ahora no se juntan en los bares a discutir y desarrollar nuevos planteamientos estéticos, sino que se comunican por mail, y si es que discuten lo hacen a través del Messenger. Luego, la estocada vendrá por medio del blog, individuales trincheras, donde el campo de batalla es pixelado.

MATANDO POETAS A DESTAJO

Ganador del Premio de Poesía Revista de Libros 2006, el poeta Julio Carrasco se dedica a augurar en su blog “cómo morirán los poetas chilenos”. Por ejemplo, de Alejandro Zambra señala: “Un novelista le amarrará un embudo en la boca y le obligará a ingerir una dosis letal de Nescafé. Alejandro pedirá clemencia hasta el último momento, para gran deleite de su homicida”. De Carmen Berenguer afirma que morirá “a una edad avanzada y pesando 450 kilos, hará zozobrar una embarcación en el sur de Chile”. De Germán Carrasco asegura que fallecerá “de tétano, diez días después de intentar un harakiri”, y de Francisco Véjar cree que “se golpeará la cabeza durante un viaje en micro. Al final del recorrido lo echarán abajo creyéndolo borracho”. El autor de “Sumatra” suma y sigue.
Para Diego Maquieira, recopilador de “El oxígeno invisible”, antología poética de Vicente Huidobro, el tema de los blogs no le interesa y sentencia con humor: “Lo que pasa es que yo vivo en el siglo XIX, no tengo computador e incluso me perdí la guerrilla literaria del siglo XX”.
Y la autora de “La guerrilla literaria”, Faride Zerán, señala que “era habitual que la gente esperara la salida de La Nación, ‘El Diario Ilustrado’ u otros medios para saber qué le respondía Huidobro a De Rokha, o los amigos de Neruda a ambos. Es decir, se practicaba la diatriba como género literario”.
A pesar de que asegura no visitar blogs, Zerán cuenta que “los poetas mantienen la saludable tradición de sacarse la mugre utilizando toda la riqueza de nuestro idioma. Y entonces están los blogs, donde se baten a duelo e insultos. Habitualmente no entro en ellos, pero recibo en mi correo electrónico parte de estas escaramuzas criollas, que las disfruto enormemente y me permiten soslayar la lata”. LCD


ARMAMENTO PESADO



Era la década de 1930 y el combate se hace público. Aparece en los diarios, se comenta en los bares, y los jóvenes de trincheras se ordenan ante sus respectivos ejércitos, comandados por Pablo de Rokha, Vicente Huidobro y Pablo Neruda. Los jovencitos con granadas tras ellos son Volodia Teitelboim, Eduardo Anguita, Juvencio Valle, Tomás Lago, entre otros.
“Pablo Neruda, poeta a la moda”, publicado en el diario “La Opinión” y firmado por Pablo de Rokha, es el primer ataque: “El hombre mediocre le aplaude, le entiende, le define, y él mismo, el hombre mediocre, se entiende, se aplaude, se define en la obra del artista doméstico...”.
Ahora se descueran como pollos asados, y aparecerá nada menos que Vicente Huidobro, al que De Rokha lo intentará hundir por su trabajo estético: “Tu arte me parece un PASTICHE, es decir, un producto de farmacia, elaborado según las últimas fórmulas de los cenáculos de París. Que aquel arte es el arte del pequeño-gran burgués ocioso, millonario y viñatero...”.
Ha pasado el tiempo y Neruda, que ha estado la mayor parte de estos años fuera de Chile, responde a su manera en “Aquí estoy”: “Cabrones / hijos de puta. / (...) Tengo llenos de pétalos los testículos, / tengo lleno de pájaros el pelo”.


(Pablo de Rokha) (Pablo Neruda)



*texto tomado del diario La Nación.

21 nov 2006

AJUAR DE CAL: LA INDUMENTARIA DE LA MUERTE

Por Cristian Avecillas *

"porque dormir es pasar un fin de semana con la muerte"
Eduardo Villacís Meythaler

Comenzó el reptil del corazón a demostrar su disonancia, tuve que rendirle calma y esperanza al cuerpo para merecerme su toráxico dolor y asistí al consultorio de Eduardo Villacís Meythaler, cardiólogo (1933).

El diagnóstico, ostentoso en el oído pero nimio en consecuencias, fue benigno: arritmia -extra sístole supraventricular, puro estrés y puro espanto-, por lo que la recuperación fue paulatinamente cierta: solo medicina de reposo y dosis diarias de Cordarone y Fluoexitina bastaron para darle al nervio la salud de otro futuro. Sin embargo, el músculo que me condujo por tercera ocasión a la presencia de Eduardo Villacís, fue el corazón.

La primera de estas ocasiones, por razones laborales, me permitió constatar la sencilla generosidad de su talante, la elocuencia sanadora de su voz gentil:

EV: “Cuando cursaba el primer año de Medicina en la Universidad Central me contaron que había un señor, Alfonso Barrera, a quien también le gustaba hacer versos. Nos pusimos en contacto; luego, Alfonso, fue una tarde al anfiteatro para hablar conmigo y acordamos reunirnos en su casa cada viernes por la noche, en la calle Ponce, próxima al Palacio Legislativo. Fundamos así el Grupo Umbral -en ese tiempo era muy importante el trabajo en grupo; recuerdo que había otro en la Universidad Católica que se llamaba Presencia, donde estaban Francisco Tobar García, Filoteo Samaniego, Jaramillo, con quienes más bien rivalizábamos ideológicamente-. Trabajamos durísimo durante muchos años. En nuestras reuniones cuando alguno leía sus poemas los oyentes los “descueraban”. Después comenzamos a invitar a gente importante: Rumazo González, Jorge Adoum, César Dávila Andrade, para que escuchen nuestros versos y para que nos lean los suyos. Y aunque ellos, los grandes, no nos hacían una crítica dura, nosotros, miembros de Umbral, nos despellejábamos.”

La segunda, la lectura de su obra:

Latitud Unánime, 1953; libro publicado en Medellín en equilibrada colaboración con Alfonso Barrera Valverde; en cuyo prólogo, Benjamín Carrión dice: “En los poemas de Barrera Valverde y Villacís Meythaler, hay aire y tierra nuestros, que es lo que yo reclamo sin tregua.”

Dieta sin sol, 1981, libro contundentemente dolorido surcado de una voz poética de serena sabiduría, donde la muerte ofrece sus terrones para transformar las amarguras de la vida, donde la tierra iguala -“como un río desviste a los cadáveres”[1]- a los hombres que han gritado ¡Aquí nacimos!, donde la madre, es un ofrecimiento universal para todos, un poema que merece ser leído con ojos de social justicia: “Yo he de llevar tus huesos a podrirse en el campo / para que de ellos nazca / el pan para mañana”.[2]

Documental sobre un conspirador, 1994, entendida obra que descubre a un libertador, a un “vencedor de la muerte” en épico cantar: Eugenio Espejo -el quiteño e inequívoco precursor de las independencias sudamericanas- que solo encuentra antecedente en la obra realizada por otro médico, el Dr. Enrique Garcés. Se trata de un poema inmenso, no solo por extensión sino también por minuciosidad, que ofrece el retrato de un hombre que la patria ecuatoriana todavía necesita.

EV: Llevo 4 libros: Latitud Unánime, con Barrera, Dieta sin sol, Documental sobre un conspirador y Las puertas del mundo. Ahora voy a publicar uno que se llama Ajuar de cal. Esos pocos libros reúnen toda mi obra poética.

CA: ¡Lindo título!

EV: Me gusta. Lo he pensado siempre; y a los editores les pareció muy bueno.

CA: O sea, que lo había pensado hace años.

EV: Hace unos diez años. Todos sus poemas guardados desde hace unos diez años han sido revisados y revirados. Primero leo un poema y digo: “con este me toca el Premio Nóbel”, pero después lo veo escrito en imprenta y digo: “cómo pude escribir semejante barbaridad”.

Un sentido axial aúna a las tres ocasiones en que conocí a Eduardo Villacís: poesía. Como entrevistador, su decir cadente y reflexionado trasluce plena conciencia del valor expresivo de cada palabra. Como lector, se establece un convencimiento lúcido de participar en su poesía, puesto que “se advierte la decisión del poeta de ser, más que confidente, testigo y, en vez de exhibir sus desgarrones personales, dar testimonio sobre nosotros, los otros, para quienes «el pañal y la mortaja / son las únicas ropas tradicionales»”[3]. Como paciente, una literal consulta poética se instaura, se suceden indistintamente verso y receta, verso y mejoría, y Eduardo Villacís, levanta al muerto repitiendo el verso de Vallejo: “Perdóname señor que poco he muerto”, o festejando con delicado humor el diagnóstico positivo: “Usted está muy bien, puede morirse completamente sano.”

Testigo y partícipe he sido de la sobria erudición de sus conocimientos médicos, he celebrado alborozado la convicción del corazón restablecido con poesía, he compartido con asombro la versada memoria con que rememora voces tan distintas como las de Juan Ramón Jiménez o Whitman, García Montero o Shimose, Eliot o Carrera Andrade; Digo, en definitiva, que he estado ante un hombre serenamente sabio; pero el verso de Eduardo Villacís es humilde, con modestia triste de pausado crecimiento, pues la lírica de la que emergen sus imágenes poéticas es, como dijo el Profesor Edmundo Ribadeneira, “una limpia voz literaria, siempre arraigada al retrato más conflictivo de nuestra sociedad.”

Por eso octubre 2006 ha deparado a la historia de la poesía latinoamericana la evidencia indispensable del último libro de Eduardo Villacís Meythaler. Ajuar de cal, cuyo nombre, otorga una acepción estética al esqueleto, y por ende, quizás sea posible reemplazar el nombre de la muerte.

Ajuar de cal, es otro libro edificado sobre la convicción de las vocaciones de Eduardo Villacís, por un lado, la vocación de cantarle al vulnerable país de hombres impasibles “si fue nuestro el gran río / se nos fue como un hijo / que ya estaba crecido, / permanecemos solos, / como fue en el principio.”[4], a la ciudad “donde es incierto el tiempo, inmutable la piedra”; la vocación de festejar al hombre ya sea insomne al filo de la Cordillera, ya sea al santo; vocación del encuentro lírico con la mujer fecunda, con la mujer sola, con la mujer amante en su “butaca de la pelvis / donde se acomodaron la gracia y el génesis.”[5] Porque las vocaciones de Eduardo Villacís, la Cardiología y la poesía son el mismo extremo de la cuerda de la muerte; sobre esto, en conversación afable, Eduardo Villacís me dijo un día: “La Cardiología es matemática pues el corazón es una bomba hidráulica, como la poesía.”

Valiente libro, segura su hora. Ajuar de Cal es un sincero esqueleto de nombres para llenar un lírico ataúd; se empeña en darle metáfora a lo terrible, de darle nombre a los hombres: “Piojos de Dios” llama a algunos sacerdotes, “gente que escupió en la plaza” a algunos turistas, “empresario en voz alta / de cruceros celestes, / fanático, impoluto como un hongo sin sangre” llama a algún pastor de un ganado ingenuo, en clara acusación del celeste negocio de la catarsis del evangelio utilizado.

Toda la poesía de Eduardo Villacís Meythaler es desgarrador festejo humano, por eso muerte, por eso patria. “Toda la tierra es una piel partida, / es una costra al sol / que el mar se rasca, / la lluvia, en las ciudades, / va retirando puntos, / sale una procesión, / pero ya es tarde / para que pueda Dios / verte los ojos.”[6]

Estamos, ahora, ante la obra de un poeta sosegado, riguroso en la paciencia constructiva de sus versos necesarios como arterias. El tiempo ya pedía otro libro de creación de Eduardo Villacís Meythaler, que ha publicado en las últimas cinco décadas cinco libros, lo que atestigua la severidad de su trabajo. Acierto de Ediciones Archipiélago es entregarnos este Ajuar de cal, con el que una de las voces desatendidas de la lírica ecuatoriana cobrará el comentario y la vigencia que merece.

A continuación una sucinta muestra:

De Dieta sin sol

III

Ella tenía en los ojos
el verde solitario
del jardín de un hospicio.

Cuando le extrajeron
un tumor de la lengua,
me regaló su anillo
como una garganta hueca.

Después se entendió,
por señas, con la muerte.


VIII

(Infarto)

Grieta de los ladrillos
de la sangre,
yunque hundido en el pecho
donde se dobla el esternón
como una espada.

Crucifixión sin cruz,
solo en los brazos,
última bocanada
con limallas de vida,
poderoso sudor
para adobar el cuerpo
en el mantel estrecho
de una sábana.

La muerte separa las costillas,
como un atado de leña,
hasta encontrar la sangre
hecha resina.


Las puertas del mundo

I

La ciudad es así:
con edificios apolillados de luces,
sucia de postes,
como un embarcadero hacia la noche.

Yo soy el forastero.
Cuando venía, el avión se detuvo
una hora en la tristeza.

Yo soy el forastero:
no sé los nombres propios,
no conozco las calles,
detrás de cada puerta
están los otros,
yo estoy solo
detrás de toda mi alma.

Arriendo una pieza
con sus cuatro pasos
de la cama a los recuerdos,
un sitio para escribir
y una ventana donde,
acodado como en un bar,
cada tarde pido
las mismas lágrimas.

Yo no sabía:
cuarto del corredor,
ayer, ahora, nos dieron la cena
con café, con silencio,
y a mí una carta de mi madre,
era la ausencia.

Los sábados pongo en orden
la ropa, los recuerdos,
me tiendo a esperar la hora
en que desocupan el silencio
y vivo
hasta que sean las doce de la noche,
porque dormir
es pasar un fin de semana
con la muerte.

De Documental sobre un conspirador[7]

II

Hombre de soledad, la espera
le fue larga e inútil
y la hembra solo
anfitriona salobre,
angosto holgar y destemplanza
de la medianoche.

Solo la Medicina: matrona
que controla los amores sin nombre,
solo la noche, como mulata esbelta
que se pegó a tu cuerpo
con fiebre alta en los ojos.
Mancebo de la patria:
criolla de agua dulce,
ancha para los hombres,
la acechabas desde el arco
de un hospital antiguo
reteniendo tu aliento
de alcanfor y trasnoche.

Venían las postradas
de trajes negros y de aliento seco,
las beatas llenas de alucinaciones
de sangre y brotes en el cuerpo,
venía la muerte a la que llamaban
la Dueña, como a una regente clandestina
de un negocio de lechos
y tú estabas lejano, pensativo,
recordando que la libertad estaba de días,
que la patria ya venía a lo lejos
resonando a poblada, a retreta
y al amor cuerpo a cuerpo.

Al final, tu ataúd sería
como una mujer ajustada de raso
donde caíste extasiado
de una vez en la noche.


[1] Eduardo Villacís Meythaler, Dieta sin sol, Ataúd de piedra
[2] Eduardo Villacís Meythaler, Dieta sin sol, El fogón apagado

[3] Jorge Enrique Adoum, prólogo Ajuar de Cal
[4] Eduardo Villacís Meythaler, Feriado largo, Ajuar de cal, Quito, 2006
[5] Eduardo Villacís Meythaler, Ajuar de Cal, Pretérito perfecto
[6] Eduardo Villacís Meythaler, Despedida a un viejo médico, Dieta sin sol, Quito, 1981
[7] Sobre Documental sobre un conspirador, Eduardo Villacís ha dicho lo siguiente: “Para el poema de Espejo trabajé mucho, reuní muchos datos. Además conocí el ambiente en el que se desenvolvió porque mi padre era médico en el Hospital San Juan de Dios y yo, que fui con él desde que tenía siete años, me metía en las carretas, en las lavanderías, en cada de ese escenario primitivo en el que trabajó Eugenio Espejo.

* Del Proyecto Cultural Casa de las Iguanas

17 nov 2006

LEYENDO LAS HUELLAS DE UN POETA

Por Ángel Emilio Hidalgo


Acercarse a un autor, a su poética, al modo libre de elegir sus ritmos, imágenes y modos, es complejo y al mismo tiempo, fascinante. Implica un esfuerzo por alejarnos de nuestro modo de entender la poesía, atisbar esos territorios (otros) que también son los nuestros, porque somos partícipes de una cena, de un banquete que nos une y fortifica, como lejanos y al mismo tiempo entrañables cofrades, al intentar desvelar, de alguna forma, los misterios del lenguaje.

Juan José Rodríguez (Ambato-Ecuador, 1979) es un escritor joven, autor de una obra lírica importante. Posee una rigurosa formación como lector de poesía y estudioso de la literatura. Su sólido conocimiento de las maneras y del oficio le aleja diametralmente de esos autores despistados que acumulan páginas de versos e intentan fabricarse una “imagen de poeta”. Juan José Rodríguez es un poeta de oficio probado, por su talento, su constancia y sus búsquedas. Lo es también porque entiende que la poesía trasciende la enunciación retórica y busca las esencias.

Juan José Rodríguez es un poeta de esencias. La voz lírica de Los rastros, su último poemario, sorprende por la madurez de quien busca una “metafísica del cuerpo”, atravesado por los recuerdos de la infancia, y sostenido por poderosos símbolos: el árbol, la roca y la ceniza, que nos revelan a un sujeto transido por la melancolía, que examina los rastros y las ruinas del pasado para encontrarse en ellos, en aquel residuo de lo que es y sigue siendo, a pesar de las columnas derribadas por el tiempo.

Las tres partes del libro –en realidad, Los rastros es la suma de sus dos primeros títulos y el añadido final de un tercero, inédito- nos muestra un sujeto visionario que nombra las cosas y transita sus íntimas memorias, desde el arrobamiento de las pérfidas cenizas, el cielo oscuro que antecede a los amaneceres claros, hasta la inevitable mutación de la certeza.

En Los rastros, las cosas existen pero nada es cierto. La duda es la brújula que guía la subjetividad del poeta: “Acaso habría sitio en el vagón de nadie./ Distancia de promesa, pero voy y te sigo”. Rodeado de luces y de sombras, musitando la música perdida, el sujeto avanzará, continuará el viaje, no retrocederá, porque entenderá que el puerto más seguro es el lenguaje. Allí atracará, se cubrirá con las hojas del árbol del sueño y recogerá las piedras del camino, como un viaje hacia adentro, hacia su propio centro: “En un cansancio por la fiebre de los amores amarillos, sientes pasar arenales largos por tus ojos y caes desolado junto al espejo único. Quizá el fin: hacia adentro empieza tu mirada”.

Así, el sujeto lírico sabe que la poesía es el cordón umbilical que le une al principio, y al final de la existencia. Eje ordenador de lugares y de tiempos, la poesía es el motor que le atraviesa y le impulsa a seguir viajando, a pesar de los rescoldos, las cenizas y las ruinas.
Al fondo del mítico canto está el árbol o la casa: lugar de origen y comienzo de lo perdido. Por eso, las columnas derribadas, las cenizas y la sombra: “Soy el espacio, pero estoy vacío”. Y ese vacío es como la piedra que desciende, presurosa, la montaña; como el errático habitar de su mirada: “Hoy el ojo que mira es el ojo del canto”.

Por eso, insiste en preguntarse: “¿soy el espacio?”, y no ensaya respuestas. Más bien, confía en el carácter transformador del lenguaje, y a él se entrega, despojado de toda certeza, y esperando un “alba todavía imposible”, como remota posibilidad de un acontecer futuro.
Cual elegía serena que se desgrana en la música de las esferas interiores, transpuesto por una antigua herida, la voz de Los rastros, de Juan José Rodríguez, recupera el estío de la presencia insalvable y la vierte en lenguaje, en Verbo transformado, finalmente, en poesía.


(Breve selección)



CRÓNICA DE UN DESEO
Tu silencio.

Tu habitación atrapada en mis ojos.

Tu retrato. Tu vestido tirado.

Tu cuerpo, materia de luz,

sobre un extremo de la noche.


Mi mano palpa un eco,

tímida forma del canto que es la carne:

perfil de sombra bajo el beso,

cabello largo extendido en la almohada,

nocturna fuente para el pez y el abrazo.


Sólo entonces hay mundo

entre el cristal del ojo y el incendio del sueño.


Tu mirada.

Tu mano se enlaza a mi adiós que es ya la ausencia.

Tu memoria es ceniza de ave: polvo de voz.

Tu silencio, historia del instante, desarbola los días.



ADIÓS A LA NIÑA BOREAL
En la ceniza hecha de los sueños quemados,

al revés de la orquídea que respira la luz,

la niña de este polo se borra para siempre.


Su mirada es un campo de árboles oscuros

y, en la casa vacía sin viento ni esperanza,

todo pájaro blanco agoniza en sus manos.



HISTORIA DE MI CUERPO
Mi tristeza es un grano de mi sombra.

Se trunca la belleza en la voz que no siente

al cantar las efigies y los soles oscuros.


Agonizo en los pámpanos de óxido

que cierto día legó para mi lengua,

pero abro las puertas del óseo laberinto.


No temo abrir las heridas más hondas,

los lagares de todas las ventanas

donde no entra noche, ni la luz inflexible.


Rastreo los pasos infectados de llanto.

Espero el alba todavía imposible.

14 nov 2006

LA FUNDACIÓN CULTURAL BANCO DEL AUSTRO Y LA CASA DE LA CULTURA NÚCLEO DEL AZUAY, INSTITUCIONES DE LA CIUDAD DE CUENCA (ECUADOR), CONVOCAN A LA PRIMERA EDICIÓN DEL CERTAMEN POESÍA HISPANOAMERICANA "FESTIVAL DE LA LIRA"

Premio único a mejor libro de poesía publicado entre los años 2005 y 2006.

Plazo de entrega: 2 de febrero del 2007

dotación: 30.000 dólares.

Podrán concurrir todos los escritores, cualquiera sea el país de procedencia o residencia.

Se encontrará mayor información en la página: www.festivaldelalira.com

7 nov 2006

MEMORIAS DEL FESTIVAL DE POESÍA LATINOAMERICANA “POQUITA FE”

12 ACTORES (primera parte)

(Sociedad de Escritores Chilenos)
HÉCTOR HERNÁNDEZ MONTECINOS (Chile)

COMIDAS IMPROVISADAS

Con las migajas del pan nos hacían máscaras para cada uno de nosotros Luego rompía las bolsitas de té y convertía las hojas en pelucas Nos maquillaba el rostro con margarina y manjar Le sacaba las patas a la mesa y nos decía que las usáramos como bastones Yo le preguntaba para qué hacíamos esto pero se mojaba el dedo y comenzaba a frotarse los brazos y la espalda Cuando tenía unos diez centímetros de gusanito blanquecino me lo pegaba debajo de la nariz y me preguntaba si acaso también iba a querer barba



Una casa siempre es contemporánea de sí Es un pliegue en el entramado urbano que podría poner en riesgo cualquier forma de cuantificación La casa es desplazamiento intempestivo Un cuerpo cerrado y abierto a su propia identidad


PAULA ILABACA

LA CIUDAD LUCÍA

2.- mientras duerme la ciudad se estira como ángel que duerme y no sabe que la ciudad lucía se estira y dice mira las plantaciones eléctricas mira los arreboles que se opacaron al crepúsculo mira todas las huellas de la acera demonio en el sueño donde todavía yace la penumbra mira como la sirena ambulatoria le canta la frente mientras duerme sobre la torre y la ciudad sueña con un ángel marrón que duerme de lado y respira por la boca todos los demonios de la luz se agachan y se suben a la colchoneta lucía canta y quién lo cuidará esta noche a mi niño marrón a mi ángel quién lo va a arrancar de la pesadilla por el pasillo no pasea mira como me diluye y espera y no me deja entrar y me tira a la ciudad que me doblega y me tira un poco de cemento y eyacula una avenida por donde camino mira como duele mira mientras sueño que me tiro junto a


DIEGO RAMÍREZ

RESIGNADAS Y FELICES
(las otras diferencias)

Entender entonces que mi homosexualidad es parte del dolor
Entender entonces que todo dolor es parte de mi deseo
Entender malditamente siempre que me duele cuando escribo
que me duele cuando te quiero aquí conmigo

Entender que me equivoco tanto en esta parte del territorio bélico de mi cuerpo

Entender que mi dolor es también mi única minoría de defensa
Entender que mi discurso nunca bailó ese gesto de la patria orgullosa de su falo
Entender que mi cuerpo está sufriendo tanto desde niño
Entender que aquí todos los menos felices, todos los más bailables carcelarios. Y a las enfermas de amatorias clandestinas les duele tanto y por eso escriben y por eso hacen como que se enamoran y por eso practican este desfile de muertes

Entender que tengo tantas cicatrices de deseos y miedos que ya no puedo tanto poder escribir

Entender entonces que lo analfabeto/ disléxico y desprotegido es parte de mi triste espectáculo del fracaso.


GALO GHIGLIOTTO
MORIR JUNTOS POR LA MISMA BALA
Al final de la hora que acordamos
Poner la vida en mute
Sentarnos en una banca y juntar las cabezas
Detonar el calibre que perforará nuestras sienes
En un beso de fracciones de segundo
Saltar de nuestros cuerpos
Al espacio de tiempo que no existe
Morir juntos por la misma bala
En el mismo instante recuperar la vida
Los dos solamente sin nadie sin gente
Los dos solamente tu tez lívida en mi boca
Los ojos de cristal pulverizándose
Al más allá del lugar que estamos dejando
Sin rastro ni huella que pueda confundirnos
Morir juntos por la misma bala
Abrir a cuatro manos la puerta del Olimpo
Entrar caminando de la mano
Recorrerlo todo girando
En el eje del beso las aspas del molino
Morir juntos por la misma bala
Asegurar nuestro destino juntos
Nuestro lugar en la espera eterna
Proclamarte mi todo lo único importante
Mi todo mi bala mi todo mi muerte
Morir juntos por la misma bala
Viajar sobre un beso a través del abismo


JUAN CARLOS VIDAL

SOBREVIVIENTES

Tenemos que sobrevivir matándonos
entre nosotros, devorando, haciendo el prodigio
sobrenatural de la naturaleza.
Una hermosura provista de abismos, sanguinaria
y consanguínea donde el titubeo de un corazón
podría desbaratar al universo.
El fuego primigenio centellea
en la razón por la cual se incendia el tigre
y en quienes se duermen vulnerables
ante el componente que marchita a las flores
ante el sol que extenúa a las luciérnagas.
Somos más hermosos de lo que aparentamos
más trascendentes que esta furia escogida
para garantizar nuestra supervivencia.
Somos este sacrificio: El arte
de la mariposa que al desplegar sus alas
simula ser un monstruo temible
porque su delicadeza es también
el comienzo del huracán.

(Galo Ghigliotto, Jorge Solís Arenazas, Juan Carlos Vidal y Gladys Mendía)



RODRIGO FLORES (Méjico)
PRUEBA NÚMERO 173
(DESCRIPCIÓN DEL CARÁCTER)

.desea llamar la atención y se
distrae con inconclusas geo-
grafías. .se golpea contra los
muros donde escrita está la
palabra “cíbola”. .en ocasiones
traza figuras que se pierden en
los desiertos de la lumbre. .di-
ce que las siete ciudades de
oro se elevan hacia el olvido.
PRUEBA NÚMERO 67
(POTENCIAL INTELECTUAL)

.se analizó la celda donde
talla sus teorías. .su razo-
namiento es deficiente. .obtu-
vo un alto puntaje en las es-
calas de pollocks que arden
entre cúpulas. .pero el diag-
nóstico de los koopitz. .de
los bucks. .arroja resultados
ínfimos en velocidad de cuar-
zos. .prefiere masticar los úl-
timos pellejos del rorschach
que discernir en una mancha
la nervadura de un relámpago.

JORGE SOLÍS ARENAZAS


1

Lo que ves es todo lo que es El Ojo es todo lo que
hay El Hay generalmente indica señala o advierte A
veces representa realiza reacciona reitera //pero
no resiste//

¿Resiste el Ojo?
Reo es de lo mirado o la mirada


Mira bien: Lo que ves es todo lo que es


ALEJANDRO TARRAB

primer ensayo. rosas chilenas
destilada sobre la mesa una rosa de esponja creció de una cápsula pequeña esas cápsulas que al contacto con un líquido liberan figuras sorprendentes tú elegiste el agave que desde hacía veníamos tomando la rosa creció en la densidad los dos la miramos embriagarse contra el cielo totalmente endiosada no había vista para lo demás a tal punto que no supe cogiste el aguardiente y lo arrojaste hacia tus ojos las frases son infinitamente más bellas si quien las ha imaginado no las puede ver
más tarde parado frente a la violencia del mapocho pensé en esa flor con una identidad rosa portugal rociada en parafina salpicada de aguardiente hasta la sangre rosa portugal maría de la aspersión tú conjugaste su nombre para todos
me devolví con esto ai a i ai a i i i i o ia la suma de lo que se ha hecho dijiste mareciente pero está de rokha parra martínez lira increpare de la mía ai todavía escribo escribo en tres cuadernos coloco uno aquí en esta estancia otro en la antesala y otro más cartabón es el triángulo de las bermudas entonces sí soy un batel el espand el rosalie raifuku maru aprovisionamiento juego a perderme en la demarcación ai de estas tres franjas destilado sobre la mesa como una náutica de los vientos como un rosa desaparecido todo arena cordillera


HAROLD ALVA (Perú)
Las vértebras del fuego

I
No es la calle
Tampoco la edad del puente los muros que te alejan
La culebra estática que afila los dientes de ocultos precipicios
De fauna oculta en las retinas del espanto
Es esta extraña actitud de saber que acudes a mis gritos
Que trepas rascacielos por recuperar los bosques
El laberinto incestuoso de tardes degolladas
Esa habitación donde habitan los pájaros del norte
Los pájaros de piedra
Los pájaros que destrozan con sus picos la infamia del silencio
Es esta explosión de arterias que penetran en los postes
Y estallan como olas en la túnica siniestra
De un fantasma que retorna
Doblemente desangrado en sus escritos
En ellos
El hierro ha reconocido el fundamento de su estigma
La raíz del cráneo que rota como un satélite en tus manos
Los nervios de las guitarras que azotan el sonido
Y me convocan
Como un brujo convoca
Este afán por recuperar el sarcófago del sueño
Este deseo de involucrar tu fe
De asediar tu huida como un cazador de insólitas especies
Y qué es la fuga
Cuál de todas las virtudes es el talismán al que te aferras
Aquí sólo sé de esta incertidumbre que calcina
Los puertos y sus aguas
La soledad de la esfinge reflejada con lujuria en los cristales
Sobre ellos la sombra detiene sus tentáculos
La sombra detiene el vuelo de los murciélagos
La velocidad de un tigre que ataca con su cola
Sólo sé de estatuas que contemplan el asesinato de las tribus
Y nadie se acerca a desclavar mis huellas
Y nadie oye la oración que escupo como un cuervo al universo
Como el insensato animal que busca tu perfume
Tu piel de cebra que trota en las auroras
Y me invoca.


GLADYS MENDÍA (Venezuela)

pon el clavel en la boca para no repetir las vergüenzas
que te camino en otros callejones
que se acerca la helada del amor cuando se corta el pulso
hay que apagar las voces y morder el clavel
las mariposas me estallan se descomponen adentro
mastico el clavel para no gritar y su amargor adormece
cuidado con el rayo cayó nadie lo ve pero quema


MARIA EUGENIA LÓPEZ (Argentina)

Basta de contar historias. No, historias no. Final. Hagamos el amor a las palabras. Que se nos escurran por las muelas como caramelitos. Soy Gala. No historias. Tampoco poesía: sólo palabras tocándose y gimiendo y gozando. Transpirando. Respirar palabras, toserlas. Gala, la amante perfecta. Soy una mariposa frágil, hermosa y nadie me toca para no hacerme mal. Yo, la amante más sola del mundo, guardada en una cajita de cristal para que no me rompa. Que no se rompa Galita, cuidado, no la toquen. Y Galita que quiere que la rompan, la desgarren, la violen, la destruyan. Porque es la amante perfecta en la cajita de cristal y llora.


NICOLÁS ALBERTE (Uruguay)

déjame decirte que no tengo palabras
salvo éstas que se siguen a las lágrimas
y me salvo yo entre las líneas tan bien
dejo abierto el paraguas por la cosa ocurrida
adentro de la casa no-esperando
que caiga y que se repita
pero escucha esto, porque no son palabras,
son cosas sencillas que caen como del cielo
emulando a la lluvia como la mula al burro, pre
destinadas, déjame decirte que lo siento mucho
que no hay manera de expresar el sentimiento
y si te digo la verdad te miento
no tengo palabras, lo que siento es esto:
(Maria Eugenia López)

4 nov 2006



La Alianza Francesa de Guayaquil y el Proyecto Cultural Casa de las Iguanas invitan a estudiantes, catedráticos, escritores y público en general, al Taller de lectura, apreciación y creación poética, que será animado por Angel Emilio Hidalgo y Luis Carlos Mussó, cada lunes de noviembre y diciembre de 2006.

Esta actividad organizada por el proyecto cultural Casa de las Iguanas con el apoyo de la AFG, busca el acercamiento de los participantes a la rica tradición literaria ecuatoriana.

Duración: Desde el lunes 6 de noviembre de 2006 
(2 horas por día, 8 sesiones), de 18h00 a 20h00

Lugar: Auditorio de la Alianza Francesa de Guayaquil

Costo: $ 20.00 por mes

Inscripciones: Alianza Francesa (Hurtado y Mascote, esq.)

31 oct 2006

ENSAYO
EL MOVIMIENTO TZÁNTZICO Y SU CLARA MILITANCIA POLITICA*


Por Alfonso Murriagui**

El 27 de agosto de 1962, firmado por Marco Muñoz, Alfonso Murriagui, Simón Corral, Teodoro Murillo, Euler Granda y Ulises Estrella, apareció el Primer Manifiesto Tzántzico. En un ambiente saturado por la beatería, inmerso en la "Sanfraciscana paz de los sepulcros", y en medio de las loas a los "ilustres intelectuales" pertenecientes a la aristocracia usufructuaria del poder, un grupo de jóvenes, la mayoría estudiantes de la Universidad Central, decide participar activamente en la vida cultural de Quito, especialmente en el campo de la creación poética, que venía siendo maltratada consetudinariamente por "poetitas" trasnochados, que no querían abandonar la poesía "lloriqueante, sensiblera y derrotista", que tanto éxito tenía en los círculos sociales del "romántico Quito" de los años cincuenta.
El Manifiesto no fue un exabrupto sino una constatación de la realidad cultural que vivía nuestro país a comienzos de los años 60; por eso en sus primeras líneas afirma: "Como llegando a los restos de un gran naufragio, llegamos a esto. Llegamos y vimos que, por el contrario, el barco recién se estaba construyendo y que la escoria que existía se debía tan solo a una falta de conciencia de los constructores. Llegamos y empezamos a pensar las razones por las que la Poesía se había desbandado, ya en femeninas divagaciones alrededor del amor, (que terminaban en pálidos barquitos de papel) ya en pilas de palabras insustanciales para llenar un suplemento dominical, ya en 'obritas' para obtener la sonrisa y el “cocktail” del Presidente"
Efectivamente, como lo afirma Agustín Cueva, en su libro “Entre la Ira y la Esperanza”, "los Tzántzicos aparecieron cuando en el Ecuador se había pasado de la literatura de la miseria a la miseria de la literatura y por eso su primera reacción fue la denuncia a los literatos y a la literatura, denuncia que, por supuesto, llevaba ya implícita la severa acusación social que luego formularían de manera directa."
Esa constatación del estado en que se encontraba el país en los campos del arte y la literatura, y las condiciones sociales en que se desenvolvía, conmovió a los jóvenes e irreverentes Tzántzicos e hizo que afirmaran: "Estaba claro. - no somos extraños como para contentarnos con enunciar que Quito tiene un rosario de mendigos ni que Guayaquil afronta el más grave problema de vivienda de la América, no. Decidimos hacer algo, ¿Por qué? Quizá porque nunca hemos tenido un estudio con paredes revestidas de corcho para evadirnos de esa miseria circundante al arte por el arte; o quizá porque lo tuvimos y a pesar de todo algo nos gritaba, algo nos llamaba en forma urgente: ¿Un llanto, una esperanza de redención, un fusil? Quien sabe"; y añaden: "No decimos que encima de estos restos nos alzaremos nosotros. No. Se alzará por primera vez una conciencia de pueblo, una conciencia nacida del vislumbrar magnífico del arte. Será el momento en el que el obrero llegue a la poesía, el instante en que todos sintamos una sangre roja y caliente en nuestras venas de indoamericanos con necesidad de saltar, de combatir y abrir una verídica brecha de esperanza"..... Y terminan: "El mundo hay que transformarlo. Nuestro paso sobre la tierra no será inútil mientras amanezcamos al otro lado de la podredumbre, con verdadera decisión de ser hombres aquí y ahora.
TzántzicosQuito, 27 - VIII - l962"
Por ser un hecho histórico que requiere ser fijado con precisión, es necesario aclarar que Ulises Estrella está confundido cuando en su libro Memoria Incandescente, página 10, afirma: “Una noche, cuatro poetas (Leandro Katz, Marco Muñoz, Simón Corral y yo) decidimos realizar la primera presentación pública en abril de l.962, en el Auditorio Benjamín Carrión de la Casa de la Cultura, en el que bajo el título Cuatro Gritos en la Oscuridad, se leyó el Primer Manifiesto Tzántzico”, y narra a continuación el acto. Lo que no se dio cuenta Ulises es que, en su mismo libro, en la página 60, se publica un recorte de prensa del diario El Comercio de fecha 28 de Abril de l962, en el que se afirma, entre otras cosas: “En realidad se trababa de un recital de poemas de Leandro Katz, Simón Corral, Marco Muñoz y Ulises Estrella”.

Esa noche no se leyó el Manifiesto; lo escribimos meses más tarde y sin la presencia ya de Leandro Katz, y lo leímos Teodoro Murillo, Marco Muñoz, Ulises Estrella y Alfonso Murriagui el 27 de Agosto de l.962, a las 7 de la noche, en el Salón Máximo de la Facultad de Filosofía, acto en el que distribuimos el Manifiesto: un plegable de 8 x 10 centímetros, impreso en cartulina gris y con la figura de una tzantza en la portada. Más aún, Cuatro Gritos en la Oscuridad, no fue “la primera presentación pública del grupo”, como afirma Ulises, pues ese suceso se dio dos semanas antes, en el Salón Máximo de la Facultad de Filosofía, con la participación de Marco Muñoz y Leandro Katz. (Datos tomados de la Revista Pucuna No. 1, aparecida en Octubre de 1962).
Como queda demostrado, la lectura del Primer Manifiesto no fue la iniciación de la actividad cultural y política de los Tzántzicos, puesto que, después de los Cuatro Gritos en la Oscuridad, en mayo de 1962, Leandro Katz y Marco Muñoz leyeron poemas en la Asociación de Artistas Plásticos y en ese mismo mes se produjo el primer signo de persecución: un recital que debía realizarse en el Teatro Sucre, organizado por los estudiantes con motivo de las fiestas patronales del Colegio Montúfar, fue suspendido abruptamente por orden del Rector del Colegio, 30 minutos antes de su iniciación, aduciendo que los jóvenes participantes eran “comunistas”.Luego, en el mes de junio se realizó un recital en la Universidad de Guayaquil y, en julio, en Quito, para los Empleados Municipales. En Agosto se hizo un recital para los trabajadores de la Fábrica Textil "La Internacional" y el 27 de ese mes, en el Salón Máximo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, como queda dicho, se dio lectura al Primer Manifiesto Tzántzico.
Las intenciones políticas y sociales de los Tzántzicos están claramente definidas desde sus primeras actividades: rechazan los cenáculos y los salones elegantes y van a las fábricas, a las universidades y colegios, a las agrupaciones de artistas y asociaciones de empleados. Su intención es llegar masivamente a los estratos populares, tanto que utilizan, por primera vez en Quito, la radiodifusión para hacer conocer sus planteamientos: por Radio Nacional del Ecuador difunden un programa denominado “Ojo del Pozo”, en el que, dos veces por semana, leen sus textos y sus poemas. Y es más, sus inquietudes derivan hacia la discusión de los problemas sociales, pues organizan y participan en debates importantes como la Mesa Redonda, realizados en Agosto de 1962, sobre el tema “Problemática y Relación del Artista con la Sociedad”, en la que participan los destacados pintores nacionales: Oswaldo Viteri, Mario Muller, Jaime Andrade, Jaime Valencia, Hugo Cifuentes y Elisa Aliz y actúa como moderador el Dr. Paul Engel; y el Debate realizado en septiembre del mismo año sobre “La Función de la Poesía y Responsabilidad del Poeta”, en la que el expositor fue Jorge Enrique Adoum y la discusión estuvo a cargo de Sergio Román, Manuel Zabala Ruiz, Ulises Estrella y Marco Muñoz.

* Fragmento de la ponencia presentada en el Encuentro de Talleres y Grupos Literarios del Ecuador “Alfonso Chávez Jara” realizado en abril del 2006 en la ciudad de Riobamba, con el auspicio de la CCE Chimborazo y los Talleres Literarios de la CCE “Benjamin Carrión”.

** Alfonso Murriagui. Quito, 1929. Miembro fundador del movimiento tzántzico. Fue durante muchos años periodista y profesor de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Durante 25 años, ha dedicado su vida a la difusión del arte popular. Actualmente sigue trabajando en poesía, narrativa y dramaturgia; es miembro del Comité de Redacción del semanario Opción.