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21 may 2012



Por Felipe Eugenio Poblete Rivera
            I
La poesía de Luciano-Anuarí, escribe una Zona que no escribe otro poeta chileno coetáneo. En el recorrido de su obra, el lector más atento puede ir escuchando ecos de grandes voces locales, como Vicente Huidobro o Pablo de Rokha (guardando las proporciones, evidentemente). Pero reafirmo la primera sentencia: Anuarí configura una Voz única:

                             No existe nadie que diga
                             lo que yo escribo                            (C p.75)

De aquellos dos grandes referentes, los puntos de comparación existentes, son solamente en ciertos versos —para el primero— disgregados a lo largo de las dos publicaciones y para el caso del segundo —Pablo de Rokha— un Tono, desmesurado, aplastante y en ocasiones volcánico, que, como sabemos, suelen ser los adjetivos con los cuales se nombra la obra del poeta de Licantén. Pero Anuarí no tiene una voz ni rokhiana ni huidobriana. Eso es seguro. Él escupe una Voz diferente: plena de Riesgo; de fuertísimos contrastes, tanto conceptuales como fonéticos; de una vocación oscura, pantanosa incluso; pagana, sí, pero en especial profana, sacrílega en todo aspecto:

                             la misión es dañar
                             con la daga de mi pluma                 (C p.61)
                             echando espuma por la boca           (SP p.109)
                             Satanás y yo
                             somos la misma moneda                 (SP p.69)

            II
Continuando con la categoría de lo profano, es preciso esclarecer que su funcionamiento, en tanto concepto o categoría, se edifica en contraposición a lo sagrado. Vale decir, que el uso de un Habla profana utiliza nomenclaturas propias del ámbito sagrado, pero con la finalidad de romperlas o, al menos, desprestigiarlas. En ese lineamiento, el libro SP arroja muchísimos ejemplos: las ostias son agrias, el crucifijo llora lágrimas rojas y la Biblia es negra. En la construcción de esta misma atmósfera, participa mucho el incienso, en virtud de sus aromas y su leve densidad visual (como de neblina): ligada a los conjuros, a la hechicería, a los rituales, que no a los sacramentos. Y este mismo ámbito viene, o puede venir, designado como “medieval”, en tanto se nombran castillos, murciélagos y gárgolas: está presente lo gótico, junto a las brujas y el aquelarre, incluso hay dragones. Sería la alta edad media, el gótico, entramado con el plazo histórico de la inquisición: las brujas, los cultos satánicos, la hechicería y la danza macabra (tópico medieval por antonomasia):

                             gobernará el infierno sobre la tierra   (SP p.52)
                             escupiste la casa del señor                 (SP p.58)
                             fuiste una víctima del aquelarre         (SP p.33)

            III
El tono de Anuarí es culto, realiza referencias bíblicas, que son irónicas o satíricas, que lo sitúan en un habla ligado al esoterismo, al ocultismo, quizá el misticismo pero en vínculo a una divinidad maligna, oscurísima, profana a fin de cuentas. Abunda la tormenta y la noche en los poemas. Es la oscuridad la que domina a cada instante: se trata de poemas decididamente nocturnos, como en el caso del libro Verano, de Bruno Cuneo, pero distanciados de la realidad cotidiana que nombra restaurantes, bares, veredas, electrodomésticos, monederos y cuestiones del mundo del día a día. En la nocturnidad de Anuarí está modulada una no-cotidianidad: abunda la magia, el lodo, las ciénagas, los aullidos, el viento gélido, lo pútrido, lo húmedo y, en especial, lo oscuro.

            IV
Si es atendido el bestiario de Anuarí, hallamos, únicamente, animales nocturnos, asociados al mal. Son animales que uno quisiera no tener que encontrar de vuelta a casa: ratas, culebras, cuervos, lobos, perros rabiosos, hienas, chotacabras, murciélagos, e incluso vampiros, dragones y unicornios. Anuarí hace acopio de un registro fabuloso, de leyendas que vuelven a asociarlo a lo que he llamado “medieval”, pero también a cierto ocultismo esotérico, dentro del cual no resulta extraño encontrar signos propios del tarot o las leyendas vikingas. Mucha magia, mucho ritual, pero siempre en virtud de lo oscuro. También se habla de la cábala (a pesar de que Anuarí trabaja con el verso libre, ignorando la métrica medida), de simbologías satánicas, trenzados en un tenor de álgido existencialismo y pesimismo. El único autor que Anuarí cita, es al de “Así habló Zaratustra”.

                             bebería el todo de la nada          (SP p.82)
                             es porque no amo la vida           (SP p.119)
                             siempre a punto de quebrarse    (C  p.44)

            V
Solamente es un facilismo encasillar al poeta Anuarí de “maldito”. Sí, es un heredero de la tríada Rimbaud, Lautréamont, Baudelaire, pero la condición de “maldito” es excedida ampliamente hacia otros registros: primero hacia lo pagano-profano, hacia lo místico-sacrílego, pero, a la vez, permitiendo una pequeña pero fuerte irrupción —como de un rayo de luz que se cuela en un calabozo— de un real-cotidiano, que se experimenta como traumático y angustiante. De la misma forma, el poeta Anuarì introduce los nombres de varias comidas entre sus versos, causando gran desconcierto y contraste. Aquel puede ser otro eco del poeta de “Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile”:

                             lechugas con tomate
                             intestinos al pil pil                                          (C p.70)
                             clara de huevo con cebolla, friéndose             (C p.66)
                             rabiando caramelos de leche                         (SP p.66)

Antes de tomar este último punto que toco, quiero aclarar el estatuto de “maldito” que podría merecer Anuarí. En sus “Cartas del vidente”, Rimbaud habla del: “encrapularse”; del buscar todos los venenos y sufrimientos para padecerlos; hacerse maldito y criminal, dice el francés. Cito algunos versos de Anuarí, para evidenciar aquella filiación:

                             en la impunidad del crimen
                             aburrido adopté huérfanos,
                             para aplastar sus cráneos
                             y luego vender sus órganos                           (SP p.59)
                             escribía versos corruptos llenos de sadismo
                             y oscura indiferencia hacia la raza humana   (SP p.61)

Un poeta maldito sui generis, por tanto, cuya ebriedad proviene de “los paraísos artificiales”, dicho en la tónica de Baudelaire, de una serie de alcoholes: el vino, el ron y el pipeño, cuyas menciones, en ambos libros, son lo suficientemente numerosas para que cualquier lector las recuerde. La condición profana de las drogas, o las vías de acceso a la comunión del ser individual con la unidad, esto es, la Ebriedad, van en perfecta sintonía con la poética de los libros: la cual va tejida entre lo secular y lo endemoniado.

                             herido bebiendo pipeño       (SP p.14)
                             que develo en pipeño-aliento
                             intacta del vino que corre           (SP p.69)
                             y yo con muchas botellas de ron
                             dando vueltas en mi cuerpo        (C p.71)
                             de un año quizás amargo como el ron    (C p.87)
                             ahora estoy acurrucado en el vino tinto
                             en el ron de hierro                        (SP p.76)

Tejido con el estatuto de “maldito”, las ingestas de alcohol —infaltables en las penas de amor— se adhieren a una poética en que es posible entrever la desesperanza angustiante propia de los poemas del Rodrigo Lira más descarnado, a saber: “Angustioso caso de soltería” y el bellísimo “Ela, elle, ella, she, lei, sie”. C, el primer libro de Anuarí, es fruto de amores idealizados no correspondidos, con guiños al erotismo, que despunta también en SP. Lo interesante es que no se trata del erotismo más clásico, sino de uno ligado a las metáforas relacionadas con la comida o, al menos, con comidas supuestamente afrodisiacas:

                             La miel salta entre tus labios
                             mi lengua juega
                             con tus pezones de frutilla                          (SP p.62)
                             tus cabellos
                             ámbar de chocolate                                     (SP p.75)
                             dame miel de tus senos                               (SP p.99)
                             desnudos y cubiertos por la miel de la luna   (C p.11)


            VI
La triste reducción masculina ante la mujer, que Lira elabora de manera formidable, es retomada por Anuarí, quien hace mención de varias mujeres entre las páginas de sus libros: Carolina F., Carolina S, Canela Dolores, Mina Harker, Verónica Espinoza y otras más. Una desesperación que casi coincide en la cuerda que vibra adentro del “tango del viudo” nerudiano. También pienso mucho en Gonzalo Rojas, su poema “orquídea en el gentío”, pues, en los libros de Anuarí, la única flor que persiste es, precisamente, la orquídea. Cosa bastante rara, como lo es, también, el hecho de que se plantee contra la muerte en el poema “Ideal del Lobo Estepario” (SP p.28). Pregunta entonces Anuarí:

                             ¿Qué sería de mi prosa sin tu inspiración?     (C p.15)

No tocaré el clásico tema de la “inspiración”, cada poeta posee sus metodologías de trabajo, íntimas y, a ratos, inexplicables.

Lejos de querer establecer una vinculación entre Anuarí y Rodrigo Lira,  el tema de la soledad es tratado por ambos de manera profunda, hondamente padecida. Así como Lira se manifestó hastiado de experimentarse a sí mismo como una hentidad hincompleta, a su modo, Anuarí esgrime las vicisitudes de su propia soledad e incomprensión:

                             Otra vez solitario en un océano             (SP p.95)
                             Ahora de nuevo solo, sentado en mi cama
                             fumando un cigarrillo
                             sin novia ni amigos                                (SP p.114)
                             rescátame de las garras de mi locura       (C p. 82)
                                         ¿qué hago
                             seguir exigiendo
                                                       o deslizar
                             cuchillos por mis venas?                          (C p.103)

            VII
Entre un libro y el otro, corren dos años, y tanto las diferencias como las semejanzas son sumamente perceptibles. De ningún modo podrían ser un único volumen, El segundo, SP, es mucho más oscuro, en el camino de ir agrupando las características que, comúnmente, se vinculan a lo siniestro y a lo mágico —como he venido diciendo— surgen los rezos, pero en nombre de El Maligno y el Anticristo: como anti-rezos. Cuestión casi parriana que más adelante abordaré (y que no apunta a la simple utilización del prefijo anti).

“No deja de llamar la atención, que algunos evangélicos exaltados realizaron quemas públicas del libro” C (dato que se lee en la solapa del SP). Esta segunda entrega está un poco más alejada de ciertos recursos del C: porque el protagonismo es para  la oscuridad. En C, los recursos de la rima, junto a los juegos sonoros, son transversales al libro, pero en SP, disminuyen considerablemente. Dato que lleva a pensar que la figura retórica preferida de nuestro poeta sería, más visiblemente, la antítesis, el oxímoron. Abundan construcciones como “impurezas puritanas”, los “venenos que curan”, aparece “la vida muerta”, las “groserías amorosas”, el “maldito celibato”, las “espinas que acarician”, entre tantas, tantas otras. Hoy, que tanto se huye de la cacofonía, entendiéndola como un desdeñable ripio, olvidando una cúspide del lenguaje español: “un no sé qué que queda balbuceando”, belleza de verso. Anuarí toma el riesgo de utilizarlas, al igual que las onomatopeyas y las aliteraciones. Lamentablemente, sus hazañas son menos afortunadas:

                             no causales
                             las casualidades                             (C p.33)
                             bellos vellos                                   (C p.30)
                             Cinturón de cordón
                             nunca usó condón                          (C p.44)
                             Al carajo

                             tufo a ajo                                         (C p.50)
                             yo temblaba y crecía
                             el fuego que hervía                         (SP p.50)
                             azufre en tus venas
                             y mi alma en pena                           (SP p.98)

Menos afortunadas, sí, pero de mucho Riesgo. Anuarí es un poeta de grandes riesgos. Y eso se agradece en la poesía chilena de estos días.

            VIII
En la poética de Anuarí: la alegría es diabólica; lo majestuoso se reserva a la niebla; el amor es corto; el canto del pájaro, maldice; las caricias vienen del látigo; las canciones de cuna las entona Satanás. No hay espacio para lo feliz. Está plagado de Mal y de signos infernales, por eso llama la atención que haya más “frío” que “fuego”. La lectura cromática de estos libros se inclina en dirección a los azules ultramar más profundos y oscuros, los menos saturados, con algún chorro de sangre rubí, o telarañas y neblina. Al ser mencionados los colores que podrían considerarse “optimistas”, vienen adjetivando algo más fúnebre o melancólico: lo rosado es la cicuta, el amarillo es para la lluvia y, el color blanco, es para lo inexistente, lo pasado y los ojos (en blanco). La aparición del arco-iris no deja de ser llamativa:

                             botones: abiertos arco iris
                             e x p a n d e n tus pupilas            (C p.30)
                             De la silueta del arco iris
                                                               saltas         (C p.61)


            IX
Llamativo es también el contraste fuertísimo de un Habla sumamente coloquial, rayano en lo vulgar, dentro del tono culto de Anuarí. Es en este punto, estridente, que ocurre una cuestión parriana, como ya había adelantado. Los anti-rezos de Anuarí, sus versos, circundan el peligro de anudar registros de Habla decididamente alejados. El arco iris, dentro de las gamas oscuras, es solamente un ejemplo (bastante visual, por cierto). Anuarí no tiene tapujos en otorgar presencia a la “silicona de tetas”, a los “miaus”, a los “calzones de tu hermana”, a un “auto lujoso”, unas “piedras de Elqui” e incluso la “Torre Eiffel” y la “menopausia”. Todo esto, reunido con una mística-sacrílega: una poesía profana y bufonesca, o lúdica. O recordando a Enrique Lihn —el remate de su poema Epílogo— “entre el bufón y el pontificador”, salvo que para Anuarí sería un Pontífice del Mal, erguido en el “lado oscuro”, profesando una “cristiandad luciferina”:

                             soy el poeta de la desesperanza                        (C p.13)
                             pasajeros seres viajeros
                             pajeros, muertos en popa                                 (C p.76)
                             En la piel de Chubacu y Ogú siempre está       (C p.87)
                             Mi canto es un montón de sangre                    (SP p.55)

            X
Insistiendo en más sectores de los poemas, no puede excluirse el hecho de que el autor haya estado internado en una clínica psiquiátrica. Pues, no son puros pentagramas, candelabros, runas y filosofías paganas las que el lector abraza, también está el registro de la Experiencia personal, o biográfica, si se prefiere: aparecen camisas de fuerza, litio e inyecciones de modecate en cuerpos de enfermeras. Resulta injusto que Anuarí no haya sido integrado en la 2ª edición de la “Antología de la locura”, realizada por Miguel Edwards, considerando que incluyó a otros poetas, de luminosa escritura, pero escasa difusión, hablo de Ximena Rivera y Alejandro Pérez. Pero en fin, bien sabemos los lectores de poesía, acerca de la reducida y casi nula circulación de la que goza esta materia. Sin ir más lejos, en Chile, poco sabemos acerca de las contemporáneas producciones poéticas de países próximos, como Ecuador, Colombia o Venezuela e incluso Perú; salvo milagrosas excepciones, como antologías[2] o proyectos de difusión de poesía latinoamericana en Latinoamérica, como lo hace el proyecto “Literal”.

            XI
Pero regresando al tema que me convoca —la poesía de Luciano-Anuarí— creo necesario resaltar la Valentía que, como autor, despliega en sus publicaciones: el riesgo que lleva a cabo. Sus libros son largos: C es de 79 poemas y SP de 89, ello significa: que no hay deseos de ser complaciente con el lector, como sí lo hay en las publicaciones de un Raúl Hernández, quien elabora poemas muy breves, casi como re-invenciones del haiku; una Gladys González (Hospicio está compuesto por nueve poemas); o un Alejandro Zambra (Mudanza es de seis poemas, intitulados). Autores —que en lo personal respeto y leo muchísimo— cuya poética va encaminada por una vía diametralmente distinta a la de Anuarí. En materia de poesía, el asunto no se trata en el nivel cuantitativo, sino el cualitativo (al menos en algo sí estamos todos de acuerdo). La estrategia de Anuarí es radical: su riesgo va en presentar un camino, o libro, largo y enredado. No proporciona el camino fácil, y menos todavía uno placentero. O al menos no con un “placer” en el sentido primero del término. Pienso en la “Analítica de lo sublime” kantiana, en dónde es explicado que la experiencia de lo sublime conduce a un “placer negativo” ¿qué es esto? En pocas palabras: un placer que incomoda; que de cierta manera nos entusiasma, por su carácter arisco e inaprensible; por dejarnos en la incertidumbre; por ser una cima que se alcanza de manera incompleta. Es un placer que no se cumple del todo, que más nos conduce hacia la reflexión que al mero goce.

            XII
Otro aspecto de los poemas de Anuarí, es la capacidad de conjugar en un equilibrio rarísimo, lo profundo con lo cliché, siempre con Voz desenfadad, rabiosa y chirriante. El ejemplo más claro es el de los dogos de largos colmillos, sedientos de sangre, con el poodle que lengüetea la cara del poeta dormido (SP p.114). Ya he hablado del tratamiento del erotismo que realiza el poeta, ejercicio que difiere del que muestra su “oda a las putas”, que ironizan a Neruda, al tiempo que se sirven de un lenguaje vulgar, cuando no grotesco:

                             Maracas fáciles y baratas                           (C p.43)
                             bailando con hediondos viejos verdes
                                            que ya no se les para                   (C p.43)
                             Run Run se fue pal’ bosque
                             a echar la cagá.                                           (C p,75)

Otra ironía en contra a Neruda, es el poema “Como quien habla” (SP p.119), que comienza con el clásico “puedo escribir”. En más de una oportunidad, Anuarí se autoproclama como predicador del “romanticismo-irónico”. Wolfang Kayser, al elaborar su famosa teoría sobre la configuración de “lo grotesco”, sitúa a la ironía, pero en especial a la auto-ironía, como recurso principal de dicha categoría estética, por cuanto el autor que recurre a ella posee autoconciencia y por tanto es capaz de producir una obra de arte, o literaria, crítica. El ultraísmo, como herencia creacionista, es otra herencia que Anuarí reconoce como influencia (C p.51), pero sobretodo a la poeta Teresa Wilms Montt y a la llamada “Generación del 38”.

                             mientras danzo con mi calavera
                             tu última risa, ironía.                                (SP p.123)

Contrastes fuertísimos que si no conducen a la Risa, sí al menos, a la incertidumbre. También hay algo alarmante entre los textos: hay ciertos poemas, versos más bien, que hacen mención del “Eterno retorno”, de la sangre y del misticismo, despuntando en construcciones como “mi raza”, “nuestro ascenso” o incluso “ejército de elegidos”; que delatan las lecturas de Anuarí: Miguel Serrano[3], pero también Herman Hesse, autores que, al interior de su esoterismo de fábula, poseen coincidencias tan visibles como numerosas. Y nuevamente el contraste: al encontrar una alabanza a una “musa encandecente anarquista” (SP p.101). Los contrastes de alto calibre ofrecen a “viejos con Parkinson” junto al “perro faldero”, o “la vagancia nupcial” de la mano de “la hora del té”. Tremendo. Quizás sea un burdo detalle, pero el primer libro tiene las tapas dominadas por el color blanco, mientras que en el segundo es el color negro.

            XIII
Otra característica en los poemas de Anuarí, es la larguísima lista de personajes citados: Drácula, Lilith, Luzbel, Safo, Venus, Nosferatu, Saturno, Marte, Belcebú, Mago de Hoz, Afrodita, Thor, Pan, Chubaca, Caín, los Macanas Brothers, Minerva, Cam, Odín y Ogú, si no se me escapa algún otro. A esta lista hay que agregar las menciones al: Olimpo, Purgatorio, Averno, Paraíso, Cielo, Infierno y la Plaza Echaurren. Siempre el contraste.

            XIV
Unas últimas coordenadas del mapa que he ido tejiendo, van, ahora, en relación a cierta “visualidad” en los poemas. Anuarí no confecciona caligramas, empero hay un par de textos, uno en cada libro, que hacen guiños a una visualidad del poema, que se encargan de administrar el blanco de la hoja: “Bajo mar” (C p.76), dispone un verso en vertical, cruzado con otro en horizontal, muy similar a los que presenta Eduardo Llanos Melussa, en su “Paisaje histórico”. Y en SP, es el poema “Amargo esclavo” (SP p.93), en donde la palabra “húndete” también está escrita en vertical y con mayúsculas, dando una significación visual a la acción que conlleva el verbo. Las palabras escritas íntegramente con mayúsculas aparecen de tanto en tanto por todo el SP.

            XV
A mi juicio, Anuarí adolece de una pericia en el arte de cortar los versos —arte en el que la Muerte es maestra, nos recuerda Rafael Rubio—, lo mismo puede decirse respecto a la construcción de estrofas: en ocasiones el poemas es una sola y larga estrofa, en otras las hay de distintos largos. En ese ámbito, el impulso interno que obliga a esas distribuciones, se me ofrece como indescifrable. También la puntuación, en general, tiene bastantes deficiencias. Dado que no se trata de un abandono de la puntuación, pues hay poemas que se sirven muy bien de puntos y de comas, hay otros que no gozan la misma suerte (especialmente en SP). Aún así, recomiendo su lectura, concienzuda y lenta, de preferencia en voz alta, permitiendo que los contrastes toquen al cuerpo, haciendo emerger la Risa, sin bajar nunca la defensa crítica. Para finalizar, ofrezco una selección nutrida de lo que me parece recorrer las médulas vivas del Habla que Anuarí articula.


Selección de poemas:

de Carolínicos:
UNA VEZ

Había una vez
una niñita
de cara blanquita
tenía un pez
con cara de juez
se comió una nuez
en la avenida
pero fue sorprendida
por el olor atroz
que tenía un lobo feroz
arroz de axila
había una ¿ves? …
todo al revés.


PUERTA DOS

Relájate, suéltate las zapatas
dijo ella con voz de estrella
ojos que penetran
como barco que quema el muelle
mueve arco iris mudo
siempre silbando
la melodía
calle de perros
hambrientos nueva carne
que arde de cenizas
no cicatrizadas
de odio que llevo dentro
oculto para no ser visto
me quito la ropa
hediondo mean los gatos
¡pequeñas brujas!
celos de agosto gritan
para ellos soy el loco
las tuercas las pisan de tanto caer.
¿Para qué correr en círculos?
y soltar el cordel del ahorcado
maltratado y deportado
a la dimensión desconocida
es tu tía, la que respira
polvos blancos y castiga
el dolor de años
misterios sagrados y ocultos
éste es el segundo paso
prueba dos superada
un beso de tu amada                                      buena suerte.


AQUÍ ESTAMOS

Aquí estamos otra vez
los culpables de todo
los inocentes fieros culpables
los que azotan con sus discursos
los que hablan con palabras de metralleta
los que tienen espadas por lápices
los que escriben con sangre derramada
los que tienen más de dos dedos de frente
los que tiene una sensibilidad de una dulce
flor de piedra
los que todos quieren darles una paliza
los que se enamoran de indiferentes mudas
y sudan miel seductora de serpientes venenosas
los de mirada de trueno
los que sueñan con vírgenes
los que cantan eco de la gran furia
los que no son piezas compuestas del engranaje
es más, los que desatornillan las tuercas de la cordura
los que sienten la melancolía      como manjar
necesario del alma
oh, sí aquí estamos de nuevo
descifrando enigmas
con nuestros escritos
en un abismo delicioso
aquí estamos otra vez
los culpables de todo.



ENCIENDE

La ampolleta redonda está apagada
apagada de apagar el sol
eclipses de apagones
apaga la vela apagón.
¿Por qué? Apagaste lo que estaba prendido.
¡Anda a pagarle las luces a tu abuela!
Si no quieres que te apague
a ti también
enciende el artefacto
de utilidad pública
pa’ que venga un imbécil
a pagarlo de nuevo
¿apagador qué apagas?
todo lo que hay que apagar
este cuento se acabó
apágalo apagón
de apagones apagados
hasta las canillas
apagado de apagar
lo que no había sido
        apagado.


CHANEL Nº9

Chancho inmundo
               en porquería
                              hediondez
                repugnancia
                              flores bellas
                                          dulces aromas
                 ¡vómito!
                           perfumado
                                         Chanel Nº9

podredumbre
extenuante
mermelada de fresa
dulce Gonorrea
                  garrotera de contrastes

en
azufre coqueto
al pelo
                   seco
cielito lindo

patito feo.


                         EL RITUAL

El espíritu del misticismo
                    juega conmigo
entra y sale,
haciendo temblar
los distintos tóxicos

el agua vuela hacia el rostro
se desliza como por un refalín

manchas de sangre en la pared
manchas de rouge en la camisa

oh sepulcro celestial
entra en el pozo de agua negra
y nada con los cadáveres de los eruditos

luces de colores decoran la noche
noche de ritual pagano
que nos llenará de poderes

ciegos por el resplandor
se caen los ojos
y millones de cuervos salen de los orificios

“Mientras Carolina ríe…”


                         NARICES ROTAS

Con las narices rotas
y los pies descalzos
inicio mi regreso a casa

era todo tan hermoso
que no podía hablar
ni de esto ni de aquello
y el tiempo pasaba rápido

tan rápido como caen los borrachos
cuando ya no dan más
tal como caigo yo
cuando tomo de más

tengas las narices rotas
y los pies descalzos
¿qué más puedo pedir?


                         SACRILEGIO

A lo profano
              sacrilegio
                             viejo sabio di la verdad
¿dónde están los espíritus del mal?

perros


                 gatos
                             ratas podridas
en ultratumba
                              ocultas enmascaradas
                                            lechugas con tomates
                                            intestinos al pil pil

profanadores del cielo
                           luto placentero
tan placentero
                           como tu hermana
                           servida en residuo de jarro
en un pan con jamón.

Ceremonia repudiada
                         arrojada al fuego
hirviente
                        aquí estamos otra
vez sobre la losa
                        rompiendo a
ladrillazos el reloj.



NUEVOS FUEGOS

Descansé siete meses
            de olvidar mi misión
                           el niño diablo soy.

                               ¡Despierta!

del caos los dioses crearon algo
del algo construyo mi caos

los buitres escoltan mi pasar
el no valor es lo que vale

a mi izquierda el sello de la serpiente
que saca su lengua
en el momento de la venganza

se desmoronan los símbolos sagrados
                 reconozco del fuego
                                   quemando tus entrañas

por los siglos de los siglos
hasta desvanecer el silencio de la espera
y desatar un torbellino
de imágenes en el caleidoscopio
oculto de tu mente.



                         BAJO MAR

Es el barco en la montaña
bajo la tormenta
los relámpagos estremecen
sobre dudas de bienestar
pasajeros seres viajeros
pajeros, muertos en popa
los cobardes a estribor
la bandera oleante
calavera burlesca
riámonos en tu cara
           grotesca


                           s
                           o
                           y
El capitán que se hunde
                           c
                           o
                           n
                           su
                           b
                           a
                           r
                           c
                           o

barco oceánico…al fondo
quiero llegar.


                         NO ME PIDAS NADA

¿Quieres flores?
te daré espadas

¿Quieres amor?
te daré odio

¿Quieres justicia?
Dictaré nuevas leyes

¿Quieres confiar en mí?
Te apuñalaré la espalda

la vida es hermosa
para las mariposas

levántate y pelea
      no leas
           no leas
escribe odio al viento

¿Quieres romance?
te sodomizaré

Trátame con dulzura, soy tu mal sueño
                 lo que siempre temiste
                                 soy yo
el último de los de mi raza
yo, el que te escupirá a la cara.




de: Seda Profana


LA MARCHA

Avanzar contra la brisa
de la indiferencia
contra la lluvia de gusanos
expulsados por mi boca
caen plagas contra la saliva
la marcha murmulla y …

AVANZAMOS
emborrachados de poesía
como piedras contra la prostituta
pero no nos toca el destino
nos protege

hace daño como la poesía
daña el rebaño contra la brisa
avanzamos contra la muchedumbre.

DIFUSOS COLORES

Zafiros derretidos en la señora pálida
pintan de multiformes colores la noche
gotea el suspiro en mi almohada
como el canto de las chotacabras

tartamudea el alma
escondida en un rocío del alba
sumergidas en las espinas de una orquídea
sepultada en un mar quejumbroso
exiliada en el ocaso del cosmos

canta la gaviota en el río
canta delirios malsanos
se agita en tempestades de celo

que grita en el fondo del pozo
arrullos de musaraña
en mi estómago
que vomita de asco
ante la realidad.



ÚLTIMO CONSUELO

Mi canto es un montón de sangre
como perlas cristalinas de muerte

mi canto es el refugio del tedio cotidiano
mi canto es un paragua cerrado
en el rincón del olvido

mi canto es el salto al vacío
en una piscina inexistente
de consuelo

y azoto ciego el murmullo
de las moscas al caminar
sobre una cuerda floja

que flota hacia el delirio
del precipicio

mi canto es una costra que duele
pero nadie la cura

mi canto es un montón de sangre
como perlas cristalinas
llamando la muerte

mi canto no se apaga
con palmadas en la espalda

mi canto siente el peso
del llamado a la muerte.



A VECES

El tiempo
es tan corto
como el amor
de una prostituta

a veces el tiempo
es una gran mentira
como las oraciones
en la iglesia

a veces los ángeles
se ríen de nosotros
y nos besan donde más nos duele

a veces la fe muere como los animales
del circo y las sombras siguen jugando

a veces los ídolos caen resquebrajados
del alatar como cuando muere una oración
al viento, a veces el Cristo cae de la cruz
y en su tumba, sólo encontramos
huesos roídos por las ratas

a veces la mentira crea incertidumbre
a veces…



DOMINGO 26 DE ABRIL

El polvo de la roña
que traspira por
mi cuerpo
desatando la borrachera

se resquebrajan las arrugas
al compás de los disparos
eructa todo mi estómago
por mis poros

estropear el camino a casa
estropear el canto desatado
como las esquivas en mi vida
se escapan en un auto lujoso

mientras tengo todo el dinero
que no puedo tocar

caminar sin mirar atrás
sin soltar las amarras
de cristal

oh cielo amputado
devuélveme mis guardianes
ángeles con caras de conejas
acurrucadas a mis pies
en tu cara encuentro un sentido

el calor de tus juegos niños
el olor de la victoria nauseabunda
tu mirar sin fin
cada araña es un hada bendita
un amor perdido en le ocaso

de mi memoria
una Carolina muerta
en la arena
como la vida
sumergida en
una caja de vino tinto
deambular pornográfico
de la realidad
estrofas cortadas

en el rompecabezas
de tu historia
será el agua inundada de sal
el agua inundada de azul
de conejas blancas y escurridizas
en el filo del tiempo
que cala mis venas
que beben el vino
deambulo en soledad
de los show de nudistas
en el odio del ahorcado

canto reconstruido
por los silbidos
de perros
que me llaman
que me llaman
a emborracharme
en un aburrido
domingo
a callejear
en el polvo del centro
a revolcarme
en el asfalto
y expandir
el perfume
a vino tinto

tiembla el cerebro
a la luz de las verdades
atragantarse en la demencia
el pantano abre su boca y me traga

caminando por callejones vacíos
perdiendo el tiempo
matando el tiempo.


COMO QUIEN HABLA

Puedo escribir contra la lástima
puedo dejar las mujeres de vida fácil
y buscarme buenas dueñas de casa
si no quiero a Dios no es por su culpa
es porque no amo la vida

una vez una mujer
como las endorfinas de la seducción
me peinaba para que dirigiera guerras
pero la violencia de la calle
me transformó en un hombre normal
me enamoré de la juventud

dejar una noticia de escándalo
para apagar el incendio
escribo para seducir una asesina
gracias al dolor soporto la vida

dame complicidad
devuélveme mi alma
en un chiste para toda la vida

será cierto «DIOS» hace milagros
ahora suena el teléfono
quizás recupere la fe en el mismísimo.


DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Ahora vamos a abrir los manicomios
y desatar la rabia de la demencia

vamos a amarrar con camisas de fuerza
al psiquiatra y seguimos con la justicia
de la razón y le inyectaremos Modecate
a las enfermeras, tenemos
las manos limpias después del agua helada
en el cuerpo a las seis de la mañana

nos ponemos guantes para electrificar
los corazones de los hijos de Freud

abrazo a las víctimas de sus familias
abrazo la locura de mi camada
de perros y lobos

sedientos de la sangre del juicio
de los justos. La cordura es el miedo
del rebaño a la libertad,
es la cobardía de los esclavos
de un sueldo para seguir siendo
dominados

no decimos libertad esta vez
vivimos el libertinaje
sin sonrojarnos
cantamos la orgía
del aquelarre
adorando al maestro,
no el de los humildes
si no de…
los orgullosos dementes
de la sangre del encierro

contra los déspotas
de la farsa
de la inmaculada
concepción

somos los castrados
por orden
del servicio público

para no traer más gastos
al rebaño del amiguismo
de la república de los premios
a la poesía.

eyaculamos las envidias
de las camarillas literarias
con el látigo de los paganos

y seguimos abriendo las jaulas
para encerrar la inquisición
de los hospitales de los pobres
que no mejoran a nadie más
que su prestigio manchado
con nuestra sangre.



Felipe Eugenio Poblete Rivera (Viña del Mar, 1986). Poeta. Magíster en Historia del arte chileno, editor de la revista cultural "Llave de Sol", junto a la poeta América Merino. Co-organizó los Recitales poéticos “Con-texto”, en la P. Universidad Católica de Valparaíso, durante el 2008 y 2009 junto al poeta Víctor Mora. Ha sido becado por la Fundación Neruda en dos oportunidades: el año 2009 en La Sebastiana (Valparaíso) y el 2011 en La Chascona (Santiago). El mismo año participó como invitado en las III Jornadas de Poesía latinoamericana en Bogotá (Colombia) y participa del taller de Poesía y Política de Ángela Barraza. Junto a la poeta Catalina Espinoza, realizó un homenaje al poeta Rodrigo Lira, con motivo de los treinta años de su muerte, presentando la antología “Sangre de Lira” (Yogurt de pajarito, 2011). Además, ha escrito para revistas del medio, tanto impresas como digitales. Ha participado en numerosos encuentros de poesía en Viña del Mar, Valparaíso, Santiago, Santa Cruz y Bogota.


[1] A fin de simplificar, en el siguiente texto, los títulos de los libros del poeta Luciano-Anuarí (1977), serán abreviados. Así, “Carolínicos” (2007, Beuvedràis Editores. Santiago, Chile) será “C” y “Seda Profana” (2009, Mago Editores. Santiago, Chile), “SP”.
[2] La antología que preparó Carmen Ollé: “Fuego Abierto”, de la poesía peruana (del siglo XX), y editada en Chile por LOM, es una de estas “milagrosas excepciones”, valga la hipérbole.
[3] Tal como apunta Francisco Véjar en una crónica, Luciano-Anuarí fue uno de los  pocos poetas que asistió al funeral de Miguel Serrano. Cfr. VÉJAR, Francisco. Los inesperados. Tajamar Editores. 2009, Santiago, Chile. p.52