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8 dic 2012


ROSA ES EL NOMBRE SECRETO DE MI RAZA




Vamos a dejar esta tierra amarga para siempre. 
Vamos a volver al leve país en que nacimos. 

La obra de Marosa di Giorgio (Uruguay 1932-2004), se presenta como una de las poéticas más vigorosas e inusuales de la literatura escrita en nuestra lengua. Desde su primer libro Poemas hasta el último que publicó en vida La flor de lis, descubrimos un mundo personal, dorado y misterioso como tocado por la nieve, que flota magistralmente sobre la mirada de una niña que habita, la mayor parte del tiempo, en un pasado mágico. 


     La casa, los animales, la familia, el amor y los misterios de las flores y la muerte, transitan estas recámaras llenas de signos colmados por anécdotas cotidianas, impregnando aquel presente de un misticismo delirante. Allí los arcoíris se ocultan en las cajoneras, las vacas reclaman a su dueño por más pasto, fantasmas salen de los naranjos y los ladrones acechan detrás de los arbustos donde se mata a un ángel y bullen hacia el cielo las astromelias. Astromelias o Alstroemerias, el lirio de los Incas, que no es otra cosa que una planta tuberosa llena de rizomas laterales bajo la tierra. 

   La poesía de Marosa es un largo poema y rizoma donde se vinculan lo sagrado con la imaginación, lo amoroso transparentado por todas las flores y donde lo prohibido se desata en cualquier segundo. Todo se ubica aquí y se pertenece a sí mismo (a su hechizo y a sus observaciones) de un modo único, sabio en la belleza de lo intuitivo, así como seductor. 

     El registro que hace Marosa di Giorgio de su entorno rural, dentro de un límite en el que lo narrado se ve penetrado por la fantasía, apresa una poesía trenzada de leyendas conmovedoras, personales, existentes o no. Y allí, en esa mirada de una niña salpicada por la nieve, se relatan las pérdidas primeras, la incursión en el amor, el descubrimiento de la ausencia de los padres, la entrada en la muerte y por último el misterio de dios y de la palabra. 


     Espero que esta antología, fiel a su espíritu, siga mostrando a los lectores las cosas invisibles de siempre que observó esta autora. Cosas que sólo nombra la poesía. 



E.C. 


Santiago de Guayaquil, octubre de 2012