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2 mar 2012


Casa de las Iguanas felicita al poeta panameño Javier Alvarado, ganador del Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2011. A continuación publicamos el fallo, y compartimos tres poemas del libro galardonado. 

Después de revisar los 80 poemarios presentados por escritores de 15 países, el jurado del Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2011 decidió otorgar el máximo reconocimiento del concurso al libro de poemas El mar que me habita, del joven poeta panameño Javier Alvarado.
El jurado invitado para el Premio Internacional de Poesía Ruben Darío 2011 estuvo integrado por el poeta y embajador Antonio Preciado, de Ecuador, la poeta y crítica literaria Helena Ramos y el poeta y periodista Erick Aguirre.
Javier Alvarado nació en Santiago de Veraguas, Panamá, el 28 de agosto de 1982) y es un poeta cuya obra ha recibido varios premios entre los que se destacan Premio de los Juegos Florales Belice y Panamá (León, Nicaragua) 2010; Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán, poesía 2011 y Premio Nacional de Poesía Pablo Neruda 2004, además de haber recibido una Mención en el Premio Casa de las Américas 2010, en Cuba.
El jurado decidió otorgar menciones honoríficas a los poemarios: Huesolabrado, del poeta mexicano Efraín Bartolomé; Cierta Grey alrededor, del guatemalteco Pedro Arturo Reino Garcés; A mano armada, del poeta nicaragüense Carlos Perezalonso, y“De noche las piedras hablan, del también poeta nicaragüense Edgar del Pilar Cardoze Bravo.
De igual manera, el jurado recomendó publicar dichas menciones honoríficas.



SOGA Y MÁS SOGA CON MARINA TSVATIEVA
Bufón_ Que me ahorque. El que en el mundo
está bien ahorcado, no teme ya
a los colores
Shakespeare, Noche de Epifanía

Dicen que empiezan a ver colores, que no hay remedio
Para volver a su condición de respirante,
Ese es el augurio y la posesión de ahorcado,
Ahora aquí está ella, con el regazo a oscuras
Y una soga enroscándose a su cuerpo como un arrullo de serpiente,
Ha querido colgarse del Kremlim o de la corona de los zares
Donde el miedo es una hogaza de pan que sigue tiritando en el horno,
Una falsa traqueotomía para la vida, la verdadera conflagración contra ti misma,
Contra tus ojos claros y contra el pelo corto
Desde tu daguerrotipo casi adolescente,
Restañando esa parte del diluvio que se advino contra ti
Como una lanza mortal, contra esa lluvia y sus dardos fetales
Naciendo en el descreimiento de toda ecuación posible.
Nadie bebe de la noche su antagonismo de veneno
Su cráter lunar donde seguro han de estar las poses capitales
Para determinar el horario de las muertes,
Las balas que han de traspasar la boca de tu esposo
Y el recuerdo de tus amantes etéreas que se adormilaron
Con la primera canción de cuna y el hijo acribillado
Por los minerales de la heredad sangrienta, todo eso
Para tomar el cordel y dar la forma del anillo nupcial
Para el pescuezo,
Luego dejarse ir y patalear nuevamente
Como un Dios
En la placenta del aire.


JURO QUE NO SÉ NADA DEL AMOR

A Gonzalo Rojas, quien me dijo que el personaje es el río y a su poema “Carbón”


Juro que no sé nada ahora del amor y que éste me ha contemplado
Impertérritamente desde la sábana o desde la manta aérea
Que es el origen, en este 22 de octubre sin sus pálpitos
Y la muerte de la tía, enterrada ayer en el ofertorio de la vastedad con las cenizas
Si voy soplando sobre los cuerpos, como cuando nos faltara una rosa
O un oxígeno para que el árbol sucumba todo etéreo en su metamorfosis
Del damasco y el lagarto, si puedo ser niño
Arreando a las estrellas y el luminoso me ate la bandada y el pandero de la fiebre,
Como un acertijo gregario, así sin el misticismo
De esa lucerna, comparable
Al archipiélago que arde en tus ojos
-Yo no sé mirarte, que te adivine Dios._y te tape el vientre
Con un cuajo del asombro, con toda la rabia de los músculos
Y la nieve del portazo
Por la gloria divina de las luciérnagas, en la hora y en la hora
De nuestro aquelarre, que queda sino la infancia
O el vestido para oír la lluvia que se adviene
Como un lazarillo para orientar las olas
Y ese boscaje junto al mar, donde no habrá una casa
Sino un efluvio, o un marasmo total para las familias
Que se crían con abedules. Si este es el sentido del párpado
Milenario, oscuro,
Una sortija para que le dé el aullido.

Antes de acostarme y acostarme
Con otra piel y con otro nudo que me vierte
A ese esqueleto, a ese dios que atestiguamos ser el salto mortal
Del tigre a sus cachorros, todo de repente en un sinsentido
Que va de los ritos a la especie, un vocabulario de lunas
Que tartamudea en mis pecados sexuales
A recorrer la eternidad con la larva y su cicatriz.
No creo en el agua sino en el diluvio.

Porque por algo nos dejó Rilke su rosal y ese miedo de portar las rosas
A la belleza hay que saber portarla y saber hallarle
La vendimia del pinchazo, para que sea del tamaño del dolor
El colibrí o la mariposa, ese orgasmo color de polen
Que te abre el espinazo y lo vuelve a cerrar
Como una droga o como un serventesio
Que va a llegar en la somnolencia del parto y de la madre,

Te juro que me ha mirado al amor y no me ha vaticinado nada en sus cartas,
En sus herrumbres nostálgicas donde cae
Un grumete asomado en la bacante de la fiesta,
Ni Dante con su espada, ni Petrarca con su cimitarra
Han podido echarle
Una rosa al paje, ni Ronsard mucho menos que disfruta
De las caricias en el ombligo por Helena,
A dónde Beatriz, a donde Laura, a dónde el detente sombra de mi bien esquivo
Y sor Juana puntaleando el venablo de su cuita,
Si nos vamos a marchar con la brevedad del equinoccio.
Recuerda que en el amor:
El personaje es el río
Y no me lo dijo Heráclito.


PANAMÁ, YA SEA EN EL PACÍFICO O EN EL ATLÁNTICO

Panamá en esta calle y en este tiempo que nos falta,
Antes de mis días y mis noches
(Y del poema) fluctuando entre los lirios como el agua,
Con sus gruesas murallas y sus edificios
Que le dan color de tacto a los espejos,
A las criaturas del mar que se advienen a mi fondo,
A mi lámpara de niño y a mi mano afiebrada de poeta.

Nunca antes por siglos volví a ver el mismo día
En que abrí los ojos tanteando la tierra
Y el polvo del lugar donde ocurrió mi nacimiento,
Donde me convertía en talingo y en estatua
Con peces de aire entrando por el mármol.

Panamá fue una musa entrando
-vena a vena-
Un arcoíris en la boca,
El tamaño de una brújula en el eros y en la gnosis.
Una ciudad en mi piel, como algo corpóreo
Como la música en una temporada de lluvia
O como un tamborito en una oleada de calor.

Siempre llego a ella aunque por otros caminos vaya
Dejando fuego, dejando amor, coloquios,
Algo de poesía. Mi talón siempre regresa al milagro
De su musgo, a sus piedras temerarias,
A su selva donde nunca he ido, donde nunca vuelvo,
Donde respiro la verdad del mundo
Ensalinada al borde de sus playas.

¿A dónde dejar el muro, el trapecio
Y las marcas de la reniñez como una mariposa en el sombrero,
El desnudo campo
Por donde persigo duendes y espejismos de luciérnaga,
Imágenes de Dios o de un caballo que atesora
Las caminatas imaginadas por el tucán en la tormenta?

Panamá
En el Pacifico, en el Atlántico,
¿En dónde está?, ¿en dónde estuvo?,
¿En dónde me encuentra el mar con su Canal
Y su memorial dolido? Panamá la que siempre
Encuentro aunque por otros caminos vaya
Donde silbo a las criaturas que se advienen a mi fondo,
Con mi lámpara de niño y mi mano afiebrada de poeta.




Javier Alvarado (Santiago de Veraguas 28 de agosto de 1982). Hizo sus estudios en el colegio Panama School y después obtiene el título de Licenciado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Panamá en el año 2005. Ha dado lecturas de sus poemas en Cuba. Chile, Nicaragua, Costa Rica, México, Inglaterra, Guatemala, El Salvador, Escocia y Uruguay; así como también la aparición de sus poemas en varias antologías de Poesía Hispanoamericana. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en los años 2000. 2004 y 2007, Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010 con su obra Carta Natal al país de los Locos (Poeta en Escocia). Primer Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos Parlantes para estaciones de ceguera. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 en poesía con el libro Balada sin ovejas para un pastor de huesos. Premio Internacional de Poesía Rubén Darío por su libro El mar que me habita. Obra Publicada Tiempos de Vida y Muerte (2001) Caminos Errabundos y otras Ciudades (2002); Poemas para caminar bajo un paraguas (2003); Aquí, todo tu cuerpo escrito, 2005, segunda edición 2006; Por ti no pasa nunca el Tiempo (y otros poemas al espejo) (2005); No me cubre de edad la Primavera (2008), Soy mi Desconocido (2008), Carta Natal al País de los Locos, México (2011), Ojos Parlantes para estaciones de ceguera, Nicaragua (2011), Balada sin ovejas para un pastor de huesos, (2011).