Estadísticas de Acceso
Con tecnología de Blogger.

Archivo del Blog

27 oct 2011



SOBRE CYBORG DEMOCRACIA
de Ernesto Carriøn (dadaif-Cartonera)


El impacto de leer a Ernesto Carriøn es el mismo como si un meteoro cayera en medio de un campo de maíz de mi tierra natal o en un territorio donde pulula el desarrollo del concreto; lo que luego se produce es el resultado de leer esa gran poesía; Ernesto y sus mutaciones de la realidad.  Son las secuelas después de múltiples lecturas y de un neobarroco y neobarroso transmutado, que viene del origen, pisa la tierra y nos recuerda las grandes hecatombes de este tiempo pasado y presente que son en uno contenido.  La gran utopía de la incertidumbre y las metáforas duras y hermosas de Ernesto son más que un grito en medio del horror de la civilización, de este mundo que hicimos también acompañado de las máquinas, las cuales no reconocen el jardín del Edén y que nos entregan la incógnita de la supervivencia. Va mi admiración plena en esta poesía ubérrima de Ernesto Carriøn y venga el lector (des) ocupado a soñar con nosotros por encima del Cielo, a ver el patrimonio decapitado, de una juventud cibernética echada toda a perder en el siglo XXI (@, fb, $).  Solo me queda decir al igual que el vate ecuatoriano: Uno se da por vencido hasta volverse humano.


Javier Alvarado (Panamá)

***

SI EL ESCRITOR PIERDE LA ÉTICA TODO QUEDA EN RABIETA

Uno se da por vencido hasta volverse humano. Aplasta a un elefante: toca el poema. Blanquea la metafísica de un pulmón parqueado en un hollín de letras. Así he debido calentarme todo este entierro. Como las garras de una roja cebolla envuelta en los pañuelos de mi gran abuela. Así se cierra esta cadena de favores: un libro escrito por un gusano camina a ser carcomido, como una balsa de párpados disfrazados de rosas capilares, por centenares de gusanos forzados a respirar bajo una tierra asfixiante. Esto es Geometría, Circularidad peligrosa, y una Canción de amor soleada como la cabellera de un viejo rompeolas. Este es mi sitio: entre la vida privada y la vida privada de mi vida. Los años iban y venían, aún vienen y van los años, y fue imposible desaparecer nuestro nacimiento simulando un asalto sexual forjado por el polvo como una obra maestra. Yo enamorado de mi polvo, polvo me iba haciendo entre un escombro exótico de tráqueas saboreadas. Apenas me conocí tenía tantas ganas de escribir un libro sobre la vida, tantas ganas de narrar la vida artificial de mi inteligencia, que terminé escribiendo un libro sobre la muerte. Dios es transversal y transexual y el horror de mi escritura es la circularidad de su palabra que ya no puede mentirme, porque a mí me han descargado su leche los cientos de hombres que me habitan, y llevo la cara cortada como un piano floreciendo hacia la hoguera. Yo fui una canícula partida como una margarita sudando su tabaco y besando pronto. Madre, ¿no te dio pena habernos partido cuando apenas teníamos lengua para defendernos? Madre, ¿no te dio pena habernos partido cuando apenas teníamos lengua para defendernos? Uno se da por vencido hasta volverse humano. Aplasta a un elefante: toca el poema. Disculpa al Cromañón que lo arrincona. Envuelve con adornos su palabra. Escribe desde el cerco.


23 oct 2011

EVENTOS
LANZAMIENTO DE LIBRO DE ALEYDA QUEVEDO EN GUAYAQUIL




FECHA: Viernes 28 de Octubre
HORA: 19:00
LUGAR: Centro Cultural Simon Bolivar-  MAAC- FIL 2011 - Sala Galo Galecio

18 oct 2011

NOTICIAS 
ERNESTO CARRION FINALISTA EN FESTIVAL DE LA LIRA


Festival de la Lira tiene finalistas
Extracto de Diario el Mercurio 17 octubre, 2011

El pasado día viernes 14 de los corrientes, en la ciudad de Quito, el Jurado de Nominación del III Certamen de Poesía Festival de la Lira, conformado por Mercedes Mafla (crítica y docente de la PUCE), Raúl Pacheco Pérez (Director de la Biblioteca del Centro Cultural Benjamín Carrión) y Galo Alfredo Torres (poeta y docente de la Universidad de Cuenca), luego de la lectura de 57 libros calificados a concurso, eligió los 10 finalistas del mismo, entre los que se cuentan 2 ecuatorianos, 2 uruguayos, 4 mexicanos, un peruano y una poeta argentina. Estos son los autores y los títulos: 

1.- Ernesto Carrión, Fundación de la niebla (Cascahuesos, Arequipa, 2010). 


2.- Silvia Eugenia Castillero, Eloísa (Universidad de Guadalajara / Aldus, 2010).
3.-Elsa Cross, Bomarzo (Era/CONACULTA, México D.F., 2009).
4.- Eduardo Chirinos, Humo de incendios lejanos (Mesa Redonda, Lima, 2010).
5.- Eduardo Espina, El cutis patrio (Mansalva, Buenos Aires, 2009).
6.- Tamara Kamenszain, El eco de mi madre (Bajo la luna, Buenos Aires, 2010).
7.- Ernesto Lumbreras, De nombreuses bandes/Numerosas bandas (Écrits des Forges/Mantis, Québec, 2010).
8.- Eduardo Milán, Vacío, nombre de una carne (Casa Editorial Hum, Montevideo, 2010).
9.- Tedi López Mills, Muerte en la rúa Augusta (Almadía, Oaxaca, 2009).
10.- Juan José Rodríguez Santamaría, barrido de campo (Cascahuesos, Arequipa, 2010).

Estos 10 libros son los candidatos a la Lira de Oro, el gran premio de la Fundación Cultural Banco del Austro, dotado de 30 mil dólares, y a la flamante Mención Especial Ilustre Municipalidad de Cuenca, que tiene una recompensa de 5 mil dólares. Ahora los libros pasarán a manos del Jurado de Premiación, quien a su llegada deliberará en nuestra ciudad. 

Por primera vez en el Festival hay una importante presencia femenina entre los finalistas, y nuevamente, como ocurrió en las versiones anteriores, dos ecuatorianos (esta vez: el guayaquileño Ernesto Carrión y el ambateño J.J. Rodríguez) están entre los diez. Ernesto Carrión que ya fue finalista en el II Festival con su libro Demonia Factory, vuelve a estar entre los mejores

11 oct 2011

EVENTOS
LECTURA POETICA EN EL MAAC


6 oct 2011

Reseña
Freddy Ayala Plazarte presenta nuevo poemario


La Casa de la Cultura Ecuatoriana y Drugos de la Naranja Editorial Tienen el agrado de invitar a la presentación del libro: MI PADRE EN LAS RIELES DE SUMPA de Freddy Ayala Plazarte. Intervienen los escritores: Fernando Balseca y Cristian Avecillas Habrá un performance teatral por Ivonne Ponce Intervención musical de Rossy Pacheco, pianista y soprano 

Lugar: Sala Benjamín Carrión CCE. 
Fecha: martes 11 de octubre de 2011 
Hora: 19h00 
Brindis

EL ÉXODO QUIESCENTE 

por Cristian Avecillas 

1. EL ASUNTO

En este verso, la quietud: allá donde el hombre reza bajo un poncho / y desaparece con su sombrero. En este verso, el viaje: A lo lejos rueda el vagón del horizonte. Y esa es la sustancia del nuevo poemario de Freddy Ayala Plazarte: “Mi padre en las rieles de Sumpa”. Para la quietud, el ancestro: el padre y los Andes, el abuelo y el fuego, la madre y la nostalgia, y el silencio de la sierra ecuatoriana; para el viaje, Sumpa, Sumpa y sus amantes, Sumpa y los eriales frente al mar, y el mar. Lo que hace Freddy, la gesta y el asunto de su trabajo de poeta, es crear los engranajes y las aleaciones líricas que integren y unifiquen y aseguren estas dos sustancias, estos dos paisajes: las rieles. 

2. EL PRINCIPIO

Cada riel es un raíl. Y dos en disposición paralela son imprescindibles para el circular de los vehículos de fierro, desde Aláquez, rincón de los Andes próximo al volcán Cotopaxi, y además emplazamiento en donde está el origen del poeta, de su voz y de su sangre; hasta Sumpa, el lugar de los amantes sobre el verdadero nombre, por originario y ancestral, de aquellas tierras que conforman la actualmente denominada península de Santa Elena. Estos dos escenarios nos son presentados, ya, desde aquella introducción que testimonia con realidad de historia fidedigna y comprobable, el discurso poético que vendrá. Allí, la voz poética nos dice: sombra de viscosos esternones y vértebra seca. Y ya en este decir se revela el primer extrañamiento. Leerse, puede, esta metáfora como una mera atribución de los amantes, sin embargo, la construcción en sí, nos depara un cuestionamiento: ¿Por qué dotar de viscosidad al torso y de sequía al dorso? ¿Por qué dotar de pluralidad a un hueso único y de singularidad a un hueso que es plural? ¿Y la sombra, por qué la sombra? ¿Acaso por su paredón de tiempo? ¿Acaso, sombra es lo que habita entre un esternón humano y su correspondiente columna vertebral, o acaso sombra es lo que habita entre dos amantes? Posteriormente, el autor nos dispone una evidencia más de la disposición paralela con que ha sido construido su libro al presentarnos la dedicatoria: los números dispuestos gráficamente a manera de dos líneas paralelas, son otra vía férrea. 

3. LA QUIETUD 

Y entonces brota el poemario donde un verso que reconocemos brinda título al primer poema, de los doce, que abordaremos: “En el abrazo más antiguo de América”. Este poema, proscenio, instaura ya en nosotros un espacio y un diseño: Y hacia Sumpa quisieron ir los primordiales / a amalgamar el fuego / cazadores de la luz orogenia / un escenario para quebrantar sus uñas con la madera. Este poema, exordio, prepara el ánimo oyente para un tiempo y un acontecer: Y su paleolítica angustia / manchada ya de silencio / cubiertos por la arqueológica sombra de la luna. Y es así como tenemos un espacio y un tiempo; podría, incluso, decirse, que tenemos un destino. Pero del tiempo, no del espacio, brota el segundo texto del libro. “Doce edades sin abrir los ojos”. Y este poema nos trae el lenguaje, y más que el lenguaje como un sistema de articulación manifiesta de los hombres, este poema nos trae el evento de una voz poética pensándose y recordándose en el lenguaje. Cabe, ahora, notar que el número que califica a las edades es cifra de referencia biográfica: tenía doce años cuando surgió la fe de Freddy con todas aquellas vocaciones sacerdotales que impelen a los poetas: La primera, la conciencia del poema -el manuscrito de los antepasados / reposaba sobre mis vértebras-, la segunda, la lectura del poema -algún tiempo me tuvo en la penumbra con sus letras / quería caminar hacia escalas del ciprés-, y la tercera, la evanescente consecuencia del poema -“Hablando con lo ausente”, que es el título del tercer texto del conjunto. Entonces ya tenemos un emplazamiento. Y ya son dos las realidades -destino y emplazamiento- que en disposición paralela, el autor nos conferirá para el circular de los vehículos de fierro: sus poemas. Y así arribamos a la estación del tercer texto del conjunto; probablemente el texto más dolido por lo vivencial y victorioso por las cometas, donde la paridad de las realidades se describe adentro, idóneamente, consiguiendo un mundo propio y doble: un mundo “real” aterrador ante los ojos del niño, y el mundo “poético” que el mismo niño crea y adentro del cual se salva: durante los madrigales / un niño / dejaba escapar una cometa de sus manos / y corría al regazo de su cama / a espiar el apareamiento de las luciérnagas. Luego la cronología y el poemario nos deparan a una estación nueva: el niño ya es adolescente. El cuarto texto nos convida los descubrimientos de las otras oscuridades que posee una noche. Vemos, en el día, el recuerdo, el juego y el sueño de un niño todavía, y luego de la bendición nocturna de la abuela, vemos unas gradas, un zaguán, un camastro, y también vemos lomos, pezones, salivazos. Todo adentro del poema que es también memoria del poeta. Desde esta memoria vemos a la madre y al abuelo. En el quinto texto, la madre aparece, y todo es nostalgia del mirar: ella, envejeciendo, mirando una fotografía, mirando archivos, mirando un espejo: temiendo al monstruo de sus ojeras. Es tanta la nostalgia que incluso María, la de los templos, la percibe o la ejecuta, aunque el poeta ya celebra otros templos y otros dioses: la Madona del altar dirigía su nostalgia al cielo / ignorando que otras vidas se exaltaban en mis edades. En el sexto texto, cuando el abuelo aparece también está la historia del fuego: el abuelo recogía la leña y entonces: el fuego era su pasado; ceniza, sus cejas; el Fénix, su sombrero; el humo, los cóndores; las llamas, el ego de las aves. Tanta soledad, tanta pureza, parece pertenecer al tiempo de los Andes, cuando el fuego construía al hombre y a su cordillera, donde queda la sombra. 

4. EL VIAJE

Entonces salimos. Dejamos la memoria, la nostalgia y la montaña, y vemos el camino férreo. Este es el recorrido a través del páramo: el niño en luces gélidas faja su rostro / ve que un pájaro gira la llave del ocaso / y cae en la intersección de una cruz / se agacha a recogerlo. Diríase que al bajar de la gélida montaña ya aparece el mar. Y es verdad. De pronto, en el noveno texto, ya no hay cóndores, hay albatros y fragatas, la nostalgia ya no está en una mochila ni en un rostro ajado y solitario, está en el mar: los espectros del alba riegan / su nostalgia en el mar. Y en estos versos: se acerca un deshuesado ejército de tréboles / a cubrir las letras del mármol; percibimos el tiempo pasado, y sobre los momentos de contemplación y quietud, sobre los Andes y la lápida, ha surgido ya otra vida: la vida de los tréboles. Entonces se resuelve el poemario. Arribamos a Sumpa. El pasado, es al mismo tiempo; el paleolítico y la memoria del poeta: a veces el aire de mi difunto da vueltas como una bisagra / en mi paladar / un caballo desaparece de las rieles de Sumpa. El presente, en cambio, son las dos tumbas, la de los de Sumpa, y la del Padre; la tumba de los amantes al borde del mar, donde: atrás de la ausencia queda una fragata / a romper el siglo de las piedras; y la tumba del padre en la palabra: a veces el aire de mi difunto da vueltas como una bisagra / en mi paladar. 

5. EL ARRIBO

Hemos llegado. Nos queda, entonces, el presente del poemario que es también un horizonte. Lo que hemos hecho los demás, los lectores, es seguir los rieles que el poeta ha creado para sí y para nosotros. Y así arribamos, desde el fuego del ancestro hasta el fuego en los amantes, y de alguna forma descubrimos que al tomar la decisión de leer y comprender este poemario, también, hemos sido primordiales. Y hacia Sumpa quisieron ir los primordiales / a amalgamar el fuego. Allí ya está el poeta, con sus imágenes y sus recuerdos. Allí, su padre, Amante como los de Sumpa. Entonces creemos entrever en el occiduo instante del poemario, la respuesta a los cuestionamientos iniciales. Nuestro poeta ha dotado de viscosidad al torso porque en su verdad el pecho paternal sangraba. Y sabemos que deben ser plurales los esternones pues la suma de ellos constituye otra línea férrea. Y la sombra, que corresponde al secreto de las tumbas, es también su obrar: sobre mis labios se pudre el silencio que mantengo. 

6. EL DESPUÉS

Y lo mejor de todo es que existe un después. Más allá del hecho evidente y único de que “Mi padre en las rieles de Sumpa” es un libro logrado y hermoso, es que el gran poeta que lo escribió, a pesar de haber puesto los pies en el infierno, como nos refiere en uno de los epígrafes, es un hombre de fe, es decir de poesía; porque no existe fe si no hay poesía. Este es el verso, casi el último del libro, que nos refiere esa fe, esa persistencia, esa continuidad en poesía. Nos dice el poeta: yo todavía continúo en las rieles. Y al decirnos esto, al escribir esta palabra: “todavía”, Freddy Ayala Plazarte nos invita a un después. Y no hay después que no sea viaje. No hay después que no sea quietud. 

C A Guayaquil, Julio 2011 

Extracto

...en el abrazo más antiguo de América


I.

Y ahí
se habrían reunido dos seres
a edificar en sus rostros las partituras de la noche y el día
Amantes de Sumpa   
recuerdo cuando veo a dos fósiles abrazados
cuando pienso en la matemática de un instante
            aquel segundo de infinita memoria   

y sus huesos asilados en la ceniza del paleoindio  
juntados para la eternidad de ser amantes
   vencidos por el alfilerazo de ochomildígitos
                                                                                              acostados ya en comunión    


Y habrían quedado sus pisadas en el mármol de la arena
desorbitando el claroscuro de sus huellas  
            artesanos en la menguante despedida
                mientras una gaviota
 impretérita de los puntos cardinales


Y ya sin mirarse  
sin la imagen de su ojos  
atraídos hacia el hospicio
sujetos entre sus doscientasochopartes 
escenificando la ausencia del tiempo 
únicamente la espiga de una palabra 
en el vacío de sus voces  
Sondosquienes
estuvieron acostados sobre el barro
atrás ya del fuego fractal 
en constante diálogo con el olvido
ofrendando su memoria a la Vía Láctea
 
Y cada vez más cercanos al pasado
   a la esencial careta de los astros 
ocultando oraciones del mar en el párpado
unidas sus cabezas hasta quedar sin la pulsión de canas 


Habitantes de un país ecuatorial
de tridimensionales equinoccios
                                              de piramidales horas
                                                                         de cerámicos espejos
 en la fecunda alineación de los montes
donde el páramo
ha sido testigo de una mazorca        
con manuscritos que guardan la vejez en ambulantes 
donde las manos   
han santificado la infancia de trenzas 
de amuletos que duermen en el esternón de los ausentes
y estrellas de obsidiana  
donde el hombre
cosechó los garabatos del sol  
            donde una mujer acarició las edades de un antepasado       

Amantes de Sumpa  
porque estuvieron ahí
en la numeración de algún calendario
disecando con sus rostros la cuántica del amor
enterrados bajo la ceremonia de piedras
donde la osa mayor consteló el inframundo  

Y su paleolítica angustia
manchada ya de silencio
cubiertos por la arqueológica sombra de la luna
empoderaron su alquimia en algún capítulo del éxodo

…Y así vivían los cuerpos  


después del mármol los rostros dejan menos nombres 
entre rieles para encender con los pies la memoria…

XII.

Yo busco las canas de mi padre  
en la cerámica del estiércol  
tardan las hormigas en marcharse del zapato
  
Amante como los de Sumpa
porque abraza mis caricaturas 
                                 ahí donde un trébol estira sus corazones
               y el cascajo derrama un blanco peinado
         
                Y en el manicomio de arena
                  sus palabras descalcifican
                               la séptima vértebra de las rieles
          pero su nombre se mantiene paralítico
          donde el mar ceremonia imágenes antiguas
                                y atrás de la ausencia queda una fragata
                                a romper el siglo de las piedras
          

Y  un manuscrito
entreteje la caligrafía de sus edades     
acaso sus voces aún cosechan
el insonido de otra madrugada 
no ha dejado de existir en la cubista imagen del agua 

habitación de tiovivos
enloquece el acróbata con las tramoyas del hospicio
es una perinola borrando pasos de mi padre
    
ahora son las manos quienes se juntan 
sobre mis labios se pudre el silencio que mantengo 
la mosca tropieza 
en la humedad de muletas
dónde muere el ojo que el mar intenta?
es mi alucinación convertida en esqueleto
olvidando la genealogía de los Padres
      hay un ritual de pensamientos
atrayendo mi infancia hacia las veredas 


me detengo por el camino 
sacralidad en rostros de mujeres
y cómo lastiman sus dedos
al tomar la nomenclatura
del recuerdo 

sin embargo ellas pasan sobre la ausencia del trigo
entregando sus mitras al viento
evitando toparse con el eco reflejado 
 

dónde fue mi padre? 
ya no está su mano en mi espalda
resbala una gota de nervios 
por mi hombro 
la cuántica ha desintegrado la misantropía de un candado
y mi madre entrega
su conciencia a las algas del Sur 
y nosotros y yo
permanecemos escuchando
cómo caen esquirlas de la dentadura
en la trastienda de montes 

A lo lejos rueda el vagón del horizonte  
nace la sombra del fuego
Y el pasado de los Sumpa  
        es una carátula de alabastro
                                      un cajón donde quebranto la memoria
                           para oxidar más escenas en el ojo
se han ido sus m,e,m,o,r,i,a,s   
            sobre sus huesos repito el fonema una estrella              
impreso en el zapato el círculo de la Nada

Y la tierra en sus entrañas 
desarticula el idioma de los cabellos
el signo de las heridas 
ya mis ojos cubiertos de levaduras
calvo está un astro en la ventana
sin la reverencia del amanecer  

Se ha ido mi padre
pero yo todavía continúo en las rieles
hurgando el génesis de su melancolía
acaso reteniendo por un segundo más su mirada? 
aferrado  a un sedimento de granizos
en las r-i-e-l-e-s 
    de Aláquez
                          de Sumpa


Freddy Ayala Plazarte (1983). Ha realizado estudios de Comunicación Social en la Universidad Central del Ecuador y la maestría en Artes y Estudios Visuales en la Universidad Andina Simón Bolívar. Autor de los libros de poesía: Zaratana (2007), Kamastro de Matuta (2010), Con un manuscrito en el horizonte (2011). El ensayo La metálica luminosa, del poeta vanguardista de Hugo Mayo (2010).