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30 abr 2010


[Prólogo a Ernesto Carrión, Fundación de la niebla]

Un día uno se ve como jurado de una beca para escritores latinoamericanos. Una pila de aplicaciones, currículos, documentos de identidad, probatorios de residencia y muchas páginas de obras y obras en proceso. Horas. Y luego, horas. Se lee todo. El gusto ha quedado adormecido desde antes de que el tedio se acodara en mi escritorio, a veces por encima del placer que da el encuentro con la literatura.

De pronto, algo no anda bien. Ernesto Carrión. Qué. Leer otra vez. Sí; eso era: poesía. Brusca, recargada, difícil de leer porque no cesa de proferirse, porque no deja respiro, porque va sola, sin importarle que la acompañe el lector, algún lector. Y uno ya estaba cansado, pero de otro modo: cansado de corrección, de redacción, de cuartillas ecuánimes y uniformes, en esa prosa continental que no sabe a nada, o en esos versos que yacen en su propia tipografía, y tampoco saben a nada. Algo no anda bien. Desde el título del proyecto: Los diarios sumergidos de Calibán. Y Calibán no es cosa fácil: medio fiera, medio niño, es un ente que, en manos inexpertas –y a eso le temía– se vuelve una mala proclama política y, en manos demasiado expertas, una mala teoría de la cultura. Se necesita, para atreverse con tanto, algo que han tenido muy pocos: Browning, Auden, por ejemplo. Pero los calibanes en la cultura latina (de Renan a Groussac, de Rodó a Fernández Retamar) ostentan el resentimiento del autor y no la ferocidad del personaje. Pero algo, digo, no estaba bien. Por lo pronto, carecía de ese tono de lamento latinoamericano y, además, no buscaba convencerme de nada. Una poesía autosuficiente que no estaba esperando la aprobación de un supuesto lector. Iba sola, la poesía. Se bastaba. Era el cuarto libro de una serie de cinco: Fundación de la niebla, Demonia Factory, Monsieur Monstruo, Los diarios sumergidos de Calibán y Proyecto de demolición: Promesa de territorio. Un trayecto desmesurado, que sólo podrá completar un poeta con arrestos suficientes para no ocuparse de sus posibles lectores. Virtud extraña, la de no requerir de la posible aprobación de otros. Poesía obsesiva consigo misma y sin concurso de los aplausos. Aprendí pronto a celebrar esa cualidad de independencia y riesgo desde mis primeras lecturas de sus poemas.

Mi curiosidad fue en aumento. Pude acceder luego a Demonia Factory y a otro libro, La muerte de Caín, que no forma parte de este quinteto. Quedé impresionado, nuevamente, y por las mismas razones: Carrión es el resultado de una escritura que lo va inventando; es una búsqueda genésica que se quiere más real que aquella parcela de sensatez que solemos llamar yo. Por eso se vuelve preciso no dejar de escribir, no ceder el espacio a una silenciosa nada ni a la plaza del habla mercantil; por eso no puede detenerse a ser escuchado: no es un diálogo sino una supervivencia. La cortesía con el lector es un lujo de quien no está en riesgo de dejar de ser en cuanto deje de proferirse. Es la notable trayectoria de una poesía que inventa a su autor. Y ese ser en formación comienza aquí, en esta Fundación de la niebla, y sólo tiene dos destinos: desvanecerse o alcanzar el ser.

Apuesto a que sus innecesarios lectores, sus abrumados lectores, no podrán sino celebrar la potencia con que este poeta pasa por encima de las cosas, las trabuca y, en su reacomodo, queda siempre a punto de llegar a ser. Ese lector, si acaso, puede descubrir que su trayecto era el mismo desde el comienzo: el yo del poeta son los fragmentos con que se arma uno después de la travesía.

Julio Hubard
México. Abril, 2010

21 abr 2010



EL POETA LUIS CARLOS MUSSÓ GANA CONCURSO DE NOVELA
XII PREMIO NACIONAL DE LITERATURA CCE-NG
Con una reconstrucción poético-vanguardista de la tormentosa vida y “misterios” del escritor ecuatoriano Pablo Palacio (1906-1947), que tiende un puente hacia el Guayaquil contemporáneo, el poeta Luis Carlos Mussó se bautizó en el género narrativo. Con la obra Luz literal, el guayaquileño obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de Literatura, género novela, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas (CCE-NG).

El jurado del certamen estuvo integrado por los escritores Miguel Donoso Pareja, Raúl Pérez Torres y Jorge Dávila Vásquez, quienes resolvieron el fallo el pasado viernes, según un comunicado de la CCEG.
“Unas cosas se pueden decir con la narrativa y otras con la lírica”. Así le explicó Mussó (1970) a EXPRESIONES su salto a la novela y dijo que “narrar esta historia era algo que definitivamente tenía que hacer, son años de vivir y de leer...”.

Para el autor, la novela refleja lo tortuoso que puede resultar la mezcla de la vida y de la literatura en un mismo espacio.

Luz literal está contada en dos tiempos, con 50 años de diferencia. Desde el título sugiere un homenaje a Palacio en referencia a uno de sus cuentos (Luz lateral) que se considera profético, pues describe el entorno de un sifilítico que termina sumido en la demencia, años antes de que Palacio contrajera la enfermedad.

La novela no está dividida en capítulos, sino en misterios como los rosarios católicos y cuenta por un lado los misterios gloriosos y las épocas de esplendor del escritor; y los dolorosos, con sus avatares y momentos de enfermedad y muerte en el psiquiátrico Lorenzo Ponce. “A lo largo del texto sigo a Palacio por Loja, Quito y Guayaquil”, cuenta el autor.

Una segunda parte de la novela se sitúa en el Puerto de hoy, 50 años después de la vida y pasión del vanguardista, y muestra la historia de dos investigadores que pretenden terminar su tesis sobre Palacio, desde el punto de vista de la psicología.

Vidas contaminadas por el alcohol que reflejan la bohemia actual de la ciudad.

Se trata de una novela de varios registros, expresa Mussó. Un capítulo se desarrolla en forma de obra de teatro, otro está planteado a manera de guión cinematográfico y un tercero reproduce el enajenado discurso mental del autor lojano. Una narrativa de vanguardia que se pone a tono con la obra del homenajeado y que en apartes hace uso de la segunda persona, para narrar desde el “tú”.

La obra premiada supone el surgimiento de un nuevo novelista nacional, aunque Mussó no tiene intenciones de dejar la lírica. Este año espera publicar en Nueva York un poemario: Cuadernos de indiana. Aún no se tiene fecha para la publicación de Luz literal, de una extensión de 240 folios.

OTRAS NOVELAS PREMIADAS

El narrador Fernando Naranjo Espinosa se hizo acreedor al segundo lugar, con su novela Guasmo Sur. Y el catedrático e investigador Raúl Serrano Sánchez, se adjudicó el tercero con la novela El último bolero de la dama de rojo. Además del monto en efectivo de los premios, los autores verán sendos textos publicados en un futuro próximo. Septiembre, de Luis Alberto Bravo, obtuvo una mención de honor en el concurso.

Tomado de Expreso, texto de Alexander García Vizcaíno

15 abr 2010

FALLECE EL POETA GUAYAQUILEÑO FERNANDO ARTIEDA
1945-2010
(requiescat in pace)




PUEBLO, FANTASMA Y CLAVE DE JOTA JOTA

"Yo sé que tú lo dudas
que yo te quiera tanto.
Si quieres me abro el pecho
y te enseño el corazón..."


Y le llegó su Caimán
su Julio Verne
por eso de que De La Tierra la Luna,
de que Viaje al Centro de la Tierra
cosa tan triste.

Y fue como si anduvieran
ofreciendo la muerte a domicilio
porque de pronto se encendieron las rocolas
en el Pollo loco
en el Chuzo engreído
en el No te agüeves
y la voz del man entró así con todo
por las ventanas de las casas
por las goteras del techo
por las rendijas de las cañas separadas.
En las esquinas la biela zumbaba
y la gente no hablaba sobre él
porque para qué iban a hablar
si el pueblo sabe que de esas cosas nunca se habla.

En el café de los intelectuales
la cosa se estaba poniendo kafkiana
cuando pasó Carebandido y les dijo
que qué Gabo ni la gaver's
no ven que se ha muerto el man.
Cuál man cuál man
preguntaron los desenchufados
y carebandido
con esa dignidad característica
de los ladrones de barrio y los poetas
Cuál man más va a ser pues gil
habrá algún otro más bacán que Julio Jaramillo.
Las putas sacaban monedas de a Sucre
de sus chaucheras trasnochadas
y las metían en las ranuras de las Wurlitzer
para escuchar
"No puedo verte triste porque me mata
tu carita de pena, mi dulce amor"
Y comentaban
y algunas hasta lloraban
y el maricón Alfredo tenía que estarlas arriando
ya pues señoras a trabajar
déjense de pendejadas
ni que el hombre hubiera sido su marido.
Una zorra veterana bebía cerveza y recordaba
que ella lo había conocido
desde los tiempos
en que era camote de la Blanca Garzón
el mejor calzón
que había en esa época
por los cabareses de Guayaquil.

Los taxistas y las peroles
seres por los cuales uno puede enterarse
de casi todas las cosas de este mundo
seguían escuchando Radio Cristal
que había transmitido como un partido de fútbol
la muerte de Jota Jota
Con sus micrófonos instalados
directamente desde la clínica Dominguez
donde yace en el lecho del dolor
el único
el incomparable
el ahijado de car
el ídolo del pueblo
Julio Jaramillo.
La voz de Umovar
sinceramente conmovida,
pero rota por catorce horas seguidas
de darle y darle a la lengua en forma continuada
iba adquiriendo tonalidades deprimidas
y a ratos hasta dejaba botado el micrófono
para ir a tomarse una cerveza
o a comentar con otros locutores de la radio
las cosas del velorio.

Las cantinas estaban llenas
y había un clima como de alborozo trágico
como si una angustia jubilosa fuera tomándose las calles
subiéndose por los postes de alumbrado
reptando por los jardines de los parques
y trepando los árboles más altos
para desde ahí descolgarse
con todo su entusiasta dramatismo
sobre la ciudad acongojada
sorprendida
estupefacta
porque era que no se podía creer
porque aunque se sabía que estaba grave
que se iba a morir de todos modos
una sobrevivencia como ajena
nos había dado la nota de que la muerte no existía
de no pararle bola
de que lo único que tenía derecho entre nosotros
era la vida.

Dos días con sus noches lo velamos en el estadio.
De todas partes se venían
con mujeres
con hijos
desde Lomas de Sargentillo venían
desde Pechiche
de Vueltalarga venían
sólo para ver como cantaba de muerto.

Ríos de gente salían de los manglares
bajaban de los cerros rodando por el lodo
ensuciándose la ropa
perdiendo los zapatos
perdiéndolo todo
menos la firmeza de estar junto a él
en su última conquista
la de aquella tarde en que Dios que se le va ajumando
i el -zas- que se le va levantando a la muerte
para toda la vida.

Miles y miles de zambos
cholos
negras culonas
choros
putas
poetas
asesinos
deportistas
periodiqueros
sinvergüenzas
curas
sableadores
contrabandistas
alcahuetes
pesquisas
estibadores
betuneros
y maricas.
Gentes del pueblo arracimados en colas largas
como el destino
para tocar el cuerpo
persignarse
llorar a grito herido la huella de su ausencia.

Mónica se vino desde la yoni
para contarle después de muerto
todo lo que lo había querido.

Un borrachito
con una botella de trago en la mano temblorosa decía
ahora sólo nos queda Barcelona
ahora sólo nos queda Barcelona

Ahora se va.
Va caminando lentamente como bandera extendida
entre los brazos de la gente
se va el zorzal
el lírico
el artista.
Se va el duro
el brava
el superbacán
el pinga de oro
el cantante más pesado que ha tenido el Ecuador
y el mundo
más claro ya
'cha nota con mi persona.

Ya resbala tiernamente el cadáver
abrumado de flores
y es como si los muelles
se hubieran puesto a toser señales
antiguas sirenas
cangrejos
pianos y manzanas.
La masa, desconcertada,
ebria de malas noches y de alcohol
se va raleando en grupos de a uno
de a cinco
de treintaidos.
Van buscando la calle estrangulada
que sienten medio enferma
como traspapelada entre las sombras
como sonámbula
como si fuera otra y no esta Guayaquil
la ciudad viuda y guáchara
que había perdido al mismo tiempo
su hijo
y su machuchín.

1 abr 2010



GUAYAQUIL EN LA HISTORIA: UNA VISIÓN CRÍTICA

Como homenaje a la ciudad de Guayaquil ha visto en los últimos días el título que sirve de encabezado a estas líneas. La edición corresponde al Ministerio del Litoral. Logro del editor el de haber reunido 15 importantes plumas y su pronunciamiento sobre la historia y las letras locales.

CONTENIDO
Carlos Calderón Chico
La identidad cultural e histórica de Guayaquil
Plutarco Naranjo
Guayaquil en París y Madrid. Pedro Franco Dávila
Jorge Núñez
Guayaquil: de la dependencia a la independencia
Jenny Londoño
Las guayaquileñas en la colonia y la independendia
Ángel Emilio Hidalgo
El 9 de octubre de 1820 y Guayaquil independiente: proceso histórico y trascendencia
Carlos Calderón Chico
Vicente Rocafuerte y la integración latinoamericana
María Helena barrera
El paso de la corbeta Caracciolo por Guayaquil: un estudio en contraste
Guillermo Arosemena
Los empresarios como fuente esencial del desarrollo
Enrique Ayala Mora
La revolución liberal ecuatoriana: una perspectiva general
Melvin Hoyos
Historia el arte secuencial de Guayaquil
Ezio Garay
El montubio: un mestizo y aborigen descendiente
Guido Garay
Folclore ecuatoriano
Luis Carlos Mussó
Múltiples matices de la ciudad: Guayaquil a través de las letras
René Maugé Mosquera
Guayaquil en la historia nacional
Pedro Saad
Hacia una historia del teatro popular en Guayaquil
Wilman Ordóñez Iturralde
La rocola: música mestiza, música del pueblo

FICHA:
Guayaquil en la historia: una visión crítica
Guayaquil, Ministerio del Litoral, 2009
339 páginas.