Estadísticas de Acceso
Con tecnología de Blogger.

Archivo del Blog

20 jul 2008

ÁLBUM DE ARENA

(PRIMERA ANTOLOGÍA BINACIONAL DE POESÍA CONTEMPORÁNEA ECUADOR-PERÚ)






PRETEXTOS PARA PARTIR UN TRONCO

Por Ernesto Carrión

 

“MI DIOS ES NIEVE/ MI DIOS ES VACÍO”

RAÚL ZURITA

 

        ¿Para qué la palabra, que no contiene al mundo? ¿Para qué toda esta literatura que reniega del mundo? ¿Para qué aferrarnos a esa muerte incompleta que es el poema? ¿Para qué una nueva muestra de ese inenarrable desamparo que ejerce la poesía? ¿Para qué esta antología en un tiempo en el que aparecen tantas antologías que buscan –frustradamente- legitimar unos cuántos nombres? ¿Para qué otro libro más -en el centro de esta era de soledades virtuales y jardines líquidos sobre pantallas líquidas?

Durante los últimos 5 años, en el caso de este país (Ecuador), han venido apareciendo un sinnúmero de antologías (muchas de éstas de la mano de grupos “literarios” de jóvenes) de las ciudades principales, que persiguen únicamente el reconocimiento. Por una parte, el silencio rotundo -y culpable también- de la crítica; los facilismos literarios en un mundo regido por el marketing y las relaciones públicas; el apadrinazgo inconsciente de unos cuantos (así como la falta de criterios formativos tanto de los poetas como de los lectores), han dado como resultado un inmenso desorden en nuestra poesía, y una caída triste de los conceptos de ética y estética que deberían girar alrededor de la creación poética. En definitiva, una ambigüedad horrenda “que no podrá salvarnos de absolutamente nada”.

Muchos se defienden hablando de una supuesta ruptura, a la que representarían. De un magistral uso de la ironía que, como bien apuntara Rilke (en cartas a un joven poeta), debe ser el peor desacierto o la peor herramienta, sino la más desesperada, de un escriba. Su facilismo desmedido ha hecho de que pretendan convencernos –en su confusión fulminante- que ante el desamparo y el vacío posmodernos el sarcasmo es un arma legítima.

Lo cierto es que la completa esterilidad en cuanto a fondo y forma, el plagio del plagio y la inmediatez con la que asumen los últimos poetas su labor, convierten dichos trabajos en propuestas muertas, en manotazos de ahogado, en desierto disfrazado de serpiente.

        Ante esta molestia (debo decirla: mía. No me tomo la palabra por nadie más), y la falta de antologías que, perentoriamente, ingresen -sino a regular- a brindarnos un termómetro dentro de la última poesía ecuatoriana; reúno acá a 13 poetas que representarían, a mi forma de entender este proceso, compromisos verdaderos con la palabra. Ya que en estos 13 nombres seleccionados, encontramos esa búsqueda incesante de argumentos que al menos intentan desenmascarar o comprender el por qué de las verdades a medias. El por qué esta testarudez de poner los pies bajo un cielo más pálido que el muerto más hermoso.

        En el caso de Perú, Maurizio Medo ha realizado la selección de 13 poetas que concuerdan en la fuerza, el desarraigo y el oficio necesarios para encontrarse aquí reunidos (Todos publicados en los últimos 18 años -ya que este fue uno de los parámetros que aclaramos con Maurizio, antes de realizar la selección. Tratando, evidentemente, de privilegiar a la poesía más joven y renovadora). 

¿Qué une a estos 26 poetas? A modo muy breve y personal diría que su único rigor lógico se encuentra en que esta poesía contemporánea tiene, como es sabido, un pie en el desenfado posmoderno y otro en la esperanza. Su angustia y falta de verdades absolutas, como fuente de creación, hacen que esta poesía busque su propio asentamiento en referentes, momentos, emociones y soportes técnicos tan disímiles entre sí, que terminan conjugándose en un Álbum de arena de aparente inmaterialidad, como nuestro mundo.

Trabajos que van desde planteamientos estéticos y ontológicos, hasta el confesionalismo más audaz. Desde el poema de dos versos (que nos recuerdan ese minimalismo y profundidad en lo breve -que defendía Cicerón) hasta la experimentación en caídas y repeticiones de versos múltiples. Quizás la única línea ecuatorial de esta antología está trazada por la persistencia y la cólera que emplean estos poetas, página tras página (nieve bajo nieve), hasta encontrar el verso en el preciso eje de la soledad humana.

        ¿Para qué partir un tronco, entonces? Para este inmenso pretexto al que hemos llamado literatura. Para reparar en la cacería del polvo oculta en el jardín de los cuerpos. Para soñar con días sin violencia contenida. Para descifrar los temblores de estas 26 cabezas que se apoyan sobre el pensamiento de manera distinta.

 

 

Santiago de Guayaquil, 3 de junio de 2008.

 

*******

                                                     

JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ (Ecuador)

 

AXONES

 

En el cuerpo, los nervios pesan como arterias de plomo. Con las pastillas, el cerebro se ablanda como un río benévolo. Allí, las neuronas son libélulas negras que sobrevuelan un estuario mental. Por la mañana, el médico me dice, tienes una enfermedad en la cabeza como un otoño inhabitable. Yo también lo sospecho.

*

En mi habitación, trago astros en comprimido, pastillas que resplandecían en mi mesa. Todo para evitar el picoteo del gorrión, pájaro de la enfermedad, bajo mi nuca. Mi cerebro se equilibra un instante. Junto a la jarra de leche, los pomelos húmedos están sobre la mesa, como un cristal antes del acabóse.

*

Este día sueño con destruirme. Volarme con un pájaro la sien del cielo para que mi cerebro se haga espuma en el mar. Este día sueño con destruirme. Sumergir mi pecho en la hoja del baniano y desaparecer.

*

Tengo un clavo en la mente: una herramienta de luz manchada o sucia. Por ella, el ruido de los automóviles es mi fonética del mundo: carros en una larga fila de carros en una larga fila de carros atascados. Mi oído se convierte en un atributo del dolor que viaja –como tren japonés- a la velocidad de la luz desde mi cuerpo, contra mi cuerpo.

*

No hay estación del cuerpo, pero el dolor la crea. Llueve mielina en los nervios (aguacero plateado). Tengo sacudones en mi esternón y en la piel de mis brazos. Tal estación –diríase parecida al otoño- deja caer hojas de radón desde las ramas de la columna vertebral, desde la encina que el anatomista llama árbol de médulas.


JOSÉ CARLOS IRIGOYEN (Perú)

APUNTE PARA UN POEMA SOBRE EL MATRIMONIO

 

1 de octubre. Si este amor puede crecer, sólo lo hará
debidamente en el Orden. He dormido hasta muy tarde,
como la primera vez que desperté contigo, hace tres años:
a mi lado, desordenados como tablas viejas en la orilla
recuerdo bien nuestra posición sumisa al abrir los ojos,
que en algunos países pudo ser una forma de rezo.
He dormido hasta muy tarde, he pasado la noche apenas
sostenido en la lectura de la primera oeuvre de Ernst Zundel,
The Hitler we loved and why
. Leyéndola puedes encontrar
la gozosa disposición de quienes fueron desnudados en la puerta,
lavados y purificados al igual que los veloces ratones
del sembrío, amontonados sobre el fuego solamente para destruir
el elemento mortal que heredaron de sus antepasados.
Zundel imagina esas almas liberadas escapando por el ducto,
como por una especie de vacío circular. Yo pienso, más bien,
que el exterminio es un río que acepta la perfecta sincronía
de unos muchachos sobresalientes en el manejo de los remos.
El exterminio es mi negativa a respetar lo imperfecto.
(Y si la variación continua es el estado natural de la mente,
Zundel de esa manera convierte las flores en sonido.)
Nada de esto servirá cuando me encuentre frente a ti.
Sólo me salvará llevar el poema hasta sus propios márgenes,
pedirte perdón por todos esos vicios en los que te inicié,
aceptar que se necesitaron dos para hacer de este amor
algo tangible o al menos verificable, que no pude hacerlo solo.
En el interior de la Iglesia aguardan nuestros padres,
nuestros amigos, la nostalgia del guardián de la torre de la vigía,
los horribles nombres de los sobrevivientes. Aquí quedan
todas las cosas que para ser definidas deben estar ausentes.
Aquí
mi plegaria entre los automóviles estacionados. 1 de octubre.