
[Prólogo a Ernesto Carrión, Fundación de la niebla]Un día uno se ve como jurado de una beca para escritores latinoamericanos. Una pila de aplicaciones, currículos, documentos de identidad, probatorios de residencia y muchas páginas de obras y obras en proceso. Horas. Y luego, horas. Se lee todo. El gusto ha quedado adormecido desde antes de que el tedio se acodara en mi escritorio, a veces por encima del placer que da el encuentro con la literatura....