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15 feb 2008


XLIX PREMIO CASA DE LAS AMÉRICAS, 2007
Mención de Cristian Avecillas con su poemario “Todos los cadáveres soy yo”


El Premio Casa de las Américas en poesía, en su edición cuadragésimo novena, ya tiene su ganadora: la argentina Laura Yasan, por su libro La llave de Marilyn. La primera mención fue para In Vitro, del cubano Nelson Simón. Y las menciones fueron para:

Todos los cadáveres soy yo
(Cristian Avecillas, Ecuador)

Textos de la barbarie
(Juan Cameron, Chile)

Traficantes de oxígeno
(Alexis Díaz Pimienta, Cuba)

Exilio en Buenos Aires
Elena Cabrejas, Argentina)

El jurado estuvo compuesto por Carmen Berenguer (Chile), Jorge Boccanera (Argentina), Gustavo Pereira (Venezuela), Juan Manuel Roca (Colombia) y Alex Pausides (Cuba).

El Premio José Lezama Lima de poesía, 2007 (a la obra descollante en lengua castellana) fue conferido al chileno Óscar Hahn.




Cristian Avecillas, miembro del Consejo Editorial de Casa de las Iguanas, aborda desde los tres segmentos de su libro: Cantar de la hediondez, Virgen funeral y Esqueleto de un poema, los tópicos de la muerte, del denostar la propia palabra y el de tomar cualquier elemento del que se halla uno rodeado para hallar esa perla entre el basural, la poesía. La voz aprovecha el tema de la descomposición del cuerpo como metáfora de la expectación del poeta frente al mundo al final de los tiempos, en una suerte de visión que más que de anuncio apocalíptico, tienen de regodeo en medio de la marginalidad y el desasosiego.

Felicitamos a nuestro compañero y compartimos con él, la alegría por este reconocimiento internacional a una obra que espera ávidos y comprometidos lectores de poesía.

De TODOS LOS CADÁVERES SOY YO:

*
1
Mi victoria, no juzgarme,
Transformar en verso mi cadáver.

Ingresar en la plomiza infancia,
Huérfano de sangre,
Y sentir la arteria seca, irrigándome palabras…

Oficiar el verso en mi cadáver.

2
La mejor manera de ser cuerpo es no ser cuerpo,
Ser lenguaje:
Solo un muerto puede sugerir la sombra.


3


Todo el cuerpo es un hedor:
La inmundicia es el poema que despierta.

11
Soy la humanidad,
Cloaca abajo y pasto arriba,
Verdad abajo y sombra de hombre arriba:
Ya no existe pudrición inalcanzable, soy la humanidad.

Así como creí en las circunstancias y en los monstruos, creo en mí;
Así como creí en la mortandad del firmamento, creo en mí:
Soy eucaristía de gusanos.

13
Del helecho que devino de mi entraña como un dulce sentimiento,
Llega una fragancia:
El meconio de la muerte.

14
A mis pies está el edén,
Otro yo que, entre toxinas, regresó al carbono.


***

2
El poema es terminar al muerto,
Destruirse con el verso que parezca ser verdad.

5
Cada línea ennegrecida es rostro ajeno
Que planea alguna envidia o algún dios.

Poeta y asesino son lo mismo
Porque hacer la muerte o escribir
Es ceder a los deseos de las propias repugnancias.

8
El poema es el actuar frenético de la paciencia ilimitada,
Tiempo para reverenciar y tiempo para rebelarse:
Ocupar un sitio en el silencio
Y montar los huesos como manchas sucesivas en la página.

El poema es inventar en lo conciso, lo imposible:
Música en la roña.

10
Vivir de nuevo, vivir para rizar una palabra,
Una sílaba mordida,
Manicomio de otra boca.

Vivir, para mirar de nuevo,
Mirar como si todo lo demás fuera la muerte.

21
Todos pueden encontrar su propia muerte en este verso.
Ningún dios es más auténtico que otro,
Ningún muerto está más muerto que otro.
Cualquier hombre es paraíso al destruirse,
Cualquier dios puede intentar la eternidad
Dentro de un verso.

23
Porque el viento aquí es inútil,
Porque la única carnosidad viene del hongo,
Porque la última virtud es apestar,
En la magna decadencia de mi cuerpo, nace un verso
Donde todos los cadáveres soy yo.