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14 feb 2011

Edwin Lluco, el director de talleres de Matapalo Cartonera, presento su obra en la ciudad de Guayaquil




COMENTARIOS SOBRE LA OBRA

Fractales, actual raund que libra Lluco versus el olvido, lo ha llevado al ejercicio que anunciaban los dos momentos anteriores: le ha sido necesario abstraerse, (re) simbolizarse para destruir su figura, no desde la deformación, propia de su primera instancia, sino desde lo explicito y tangible, desde la perfección, casi milimétrica, con que trabaja la figura de su rostro, elemento principal de significado en esta etapa. Lluco no ha olvidado que en el desplazamiento el cuerpo también es un territorio: el más desconocido o menos explorado, el terreno del Yo, de la intimidad, de las regiones más oscuras, de los deseos, de la miseria y de la soledad, del terror y de la muerte, de la violencia y del sexo, de las identidades, del feminismo y de la homosexualidad, de las minorías, de la religión y del racismo.

Lo logra al adoptar la imagen de Payaso que ubica de forma directa a su obra como elemento principal de discusión. Se pone en pie y se lanza a boxear contra sí mismo. El recurso técnico ha sido utilizado de forma cuidadosa para que logre sobrepasar el límite del lienzo y se estacione en la memoria del observador/lector, quien se verá desnudo ante la reflexión que dispara el artista. El dibujo aquí es determinante para este regreso a la figura, y el posterior circuito semántico que desde ella se propaga. Lluco ha logrado en esta práctica, un abanico de lecturas, en las que el individuo se ve estremecido por aquello que habita en su sicología. Se ha vuelto a desplazar.

Es indudable que el trabajo de Edwin Lluco, disciplinado y comprometido, es uno de los más representativos generados desde la localidad. Pero es más indudable todavía que esa trascendencia se magnifica fuera las fronteras, obedeciendo a la coherencia de su desplazamiento territorial. El artista ha sabido lidiar con el muro de la identidad, palabra que pareciera estar maldita y por lo tanto excluida de la crítica actual y de los discursos museales y de los curadores. Lluco asume su condición de creador desde la periferia, en ningún caso desde la clandestinidad o la sumisión. Acepta pelear una y otra vez contra el olvido de sí mismo, convencido de que de la contienda solo saldrá muerto o victorioso. Y hacia allá va, creyendo eternamente en el arte.

Victor Vimos Vimos