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2 may 2007


ERNESTO CARRIÓN O LA BÚSQUEDA INCESANTE

Por Ángel Emilio Hidalgo

Hemos seguido su huella, la de un hombre perdido en su costumbre de sangrar por la poesía, de buscar voces de aliento donde no se encuentran, gestos de humanidad en el lugar de los silencios. Pero, ahí, en el corrosivo día a día de quien que se busca a sí mismo, Ernesto parece haber hallado la razón de ser de su existencia: la poesía.

Ernesto Carrión ha logrado escribir un libro que, seguro estoy, pronto se convertirá en un referente de la poesía ecuatoriana. Y creo tener varias razones para afirmarlo:
1. La concepción de una obra abierta en significaciones y sentidos múltiples, como puertas que se abren incesantemente y nos llevan a habitaciones desconocidas, donde se plantean pequeños nudos problemáticos por resolver, interconectados a modo de rizoma. En Demonia Factory, Carrión no se plantea escribir un libro de manera lineal, ni un canto que responda a esquemas estróficos, ni estructuras poéticas fijas. Podría decirse que su organización es más espacial que temporal.

2. La exposición narrativa que es característica en sus textos no se subordina a la poesía, ni viceversa, porque juega con la ambigüedad del género literario, lo que le permite moverse en distintas direcciones: ¿poesía narrativa?, ¿novela poetizada?... los lectores juzgarán.

3. Elabora un mundo simbólico compuesto por construcciones poéticas de diverso signo (surrealista, expresionista, clásico), no lanzadas al azar, sino pensadas como las piezas de un rompecabezas que busca articularse "solo".

4. Este libro, a pesar de ser pretendidamente "autobiográfico" -en palabras del autor-, se muestra equilibrado en el tono y la intención. La experiencia del sujeto en permanente búsqueda y fracaso puede ser la nuestra, la del vecino, la de cualquier ser humano de esta tierra. Y Carrión evita el hermetismo, precisamente para procurar la empatía e identificación con el lector.

5. Esto último no quiere decir que el autor se ha propuesto "complacer" a todos. Por el contrario, defiende su libertad al asumir un discurso que podría parecer misógino, y por lo tanto, provocar rechazo en algunos (as). Pero, la fuerza del decir poético y la autenticidad que se respira en la confesión de su tragedia personal, se impone, ya no como una máscara, sino como el destello de esa misma búsqueda incesante.

Y como aperitivo para introducirnos en la lectura de este libro, hemos escogido dos poemas:


NADIE TUVO COMO TÚ FUNERALES ETERNOS
UNA SÁBANA ARRUGADA COMO CIELO
Y UN CARTÓN DE ESTRELLAS

HIJO: NO TIENES LÁPIDA:
AÚN PUEDO ENVIARTE FLORES
TODAS LAS NOCHES
SOBRE CUALQUIER RÍO

cielos naranjas que se adhieren como película a la pantalla invertida de las pupilas mientras mi falo se desangra vertical como el joven Jesús en la cruz de tus piernas

lugar donde las palabras se arrastran se aferran a su devastación levantando el polvo de nuestros cuerpos Porque cuando la luz pierde su erección Profana

educados -sin embargo- para cuidar a los cerdos Para dejar nuestra espalda en llamas cuando el vicio sangra en el ojo para constituir las familias Para podrirnos

constituir una familia tirar los sueños al barco donde viaja ese impostor involuntario en que se va convirtiendo -con el pasar de los años- el que no fuimos nunca Que fuma solo de pie Que no se peina a diario Que lo arregla el viento

No entro en la repartición de la sangre de mi hijo De aquel cuchillo suelto como lombriz acariciando la calvicie de tu entrepierna

pues tu misma diste muerte a nuestro hijo A nuestro niño en abril –cubierto de excremento- y te recostaste en un sillón a imaginar los objetos y los colores que llegarías a formar con la caligrafía del futuro

decidiste detenerlo Abandonarnos

y hoy no sabes cuánto daría por reventarme el mentón contra todas las piedras-patrias de este mundo Contra todos los peñascos de este mundo Contra todas las narices de este mundo

pero mi voz solamente ahora anda bebiendo y cobarde con los ojos llenos de coágulos blancos que no serán estrellas Así anda ahora mi voz: sólo partiendo

esta voz de un algo que no podrá conocerse Que no será ya un hombre Que no será


(de “Más grande que Jesús”, Demonia Factory)


***


PRESENTACIÓN DE LOS DOMINGOS DE MISA DE GALLO


abril sin recordar demasiado la historia comenzaba con la silla vacía Mi abuela preparaba en grandes ollas de zinc el festín del domingo Ella emocionada Ella domesticando palomas sobre el patio verde El ajo sobre los tallarines El arroz inflamándose doraba la techumbre de los platos aplastados por el ojo Luego la vieja canción picoteando las mallas descosidas de una radio que dormía bajo la cama Disponíamos entonces de una pequeña compañía de teatro que realizábamos entre primos para finalizar el almuerzo Mientras mis tías se tinturaban el cabello se coloreaban las uñas y huían hacia el futuro a paso presuroso pero descalzo Ellas me abrazaban me cortaban el cabello me bañaban en el patio bajo un sol blanquísimo en un día de viento Mi primer sol brincaba sobre los fierros del tren y se colgaba en los techos pobres donde roncaba la lluvia a ratos como un fusil Yo no necesitaba levantar la cabeza para internarme en el festejo de lo desconocido Mi madre era una armadura marrón entre las cañas del sueño Una mariposa en bengalí atravesando la casa Yo no necesitaba levantar la cabeza para saber lo que era claro y lo que era oscuro

así es como marchaba entusiasmado hacia mi cuerpo por primera vez


(de “La máscara del Empalador”, Demonia Factory)