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17 may 2010



RETORCER EL CUELLO DE LA GRAMÁTICA
(Avatares de un movimiento literario de los años 80)

Por: Tamara Kamenszain

Me suelen preguntar si me sigo considerando neobarroca. Y la salida, por estos días, de una nueva edición de Medusario (Mansalva), aquella mítica muestra de poesía latinoamericana que consolidó en los años 90 un movimiento dl que ya se hablaba mucho pero del que poco se sabía, vuelve a poner sobre el tapete de las pertenencias.

Ser neobarroco en los años 80 era estar, por un lado, contra los contenidismos imperantes, deudores de la ingenuidad del realismo socialista de los 50. Pero por otro, también era un modo de posicionarse en contra de aquella tendencia a la abstracción “metafísica” que se había enquistado por esos años de la poesía argentina.

Para una generación que abrevó de las vanguardias pero que ya estaba buscando desmarcarse del peso de lo programático, ser neobarroco significa acceder a una oportunidad nueva; la de salir a retorcer el cuello de la gramática con el fin de cerrarle el paso a los mensajes didácticos. Pero también significaba animarse a inyectarle un poco de color latinoamericano -por la vía regia que habían trazado, entre otros, los cubanos José Lezama Lima y Severo Sarduy- a nuestra pasteurizada y/o afrancesada poesía local. Néstor Perlongher pergeñó otra expresión para definir lo que nos ocupaba: neobarroso. Fue un intento por manchar de barro –pero sobre todo de barrio- un concepto que se empezaba a estereotipar tornándose cada vez más funcional a la crítica.

Ahora, después de tantas “remuertas palabras” –lo dice Oliverio Girondo en “Cansancio”, el poema que cierra En la Masmédula, su libro final-, talvez yo me afiliaría a un movimiento que bien podría llamarse neobarroso.

A ver si sobre los abstractos caminos del decir y los pesados contenidos de lo dicho, o mejor, entre lo oscuro y lo transparente, o, simplificando la cosa todavía más, entre la forma y el contenido, queda solo el entre, y puedo volver a enroscar ahí la medusa de mis sueños juveniles.

Tamara Kamenszain. (Buenos Aires, 1947) Estudió entre 1965 y 1971 filosofía, aunque abandonó tal carrera a muy poco de concluir. Secretaria de redacción de la revista 2001, y luego redactora de La Opinión y colaboradora de Clarín. Premio de apoyo a la producción poética del fondo nacional de las artes de Argentina por De este lado del Mediterráneo (1973). Pasó un año en Nueva York, publicó Los nȏ y coordinó talleres en la UBA, el Fondo Nacional de las Artes de México y la Secretaría Argentina de Cultura. Se radica en México. Entre sus títulos (en ensayo y en creación lírica) constan El texto silencioso. Tradición y vanguardia en la poesía sudamericana, La casa grande, Vida de living, La edad de la poesía, Tango bar, El Ghetto, Solos y Solas. Ha obtenido la beca Guggenheim, en el género creación literaria. Tamara nos ha acercado a este texto, que aparece en eñe.